Mónica Martínez Montes se define como una ciudadana del mundo. Nació en Brasil, pero ha vivido en Suiza, Reino Unido, Estados Unidos, España y ahora en México. «Toda mi familia es española, pero mis padres nos educaron para ser ciudadanos del mundo y para ser profesionales globales», reafirma ella en esta entrevista con Mujeres&Cía.
En el 2014, se mudó desde Madrid a Boston para incorporarse a MIT Sloan, la escuela de negocios del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Cambridge. Esa experiencia la llevó luego a México, donde fue responsable de aplicar lo aprendido en el Tecnológico de Monterrey.
Leer más: Ekaterina Limónova: «El diagnóstico de hipoacusia redefinió mi vida»
Gracias a su desempeño, tuvo la increíble oportunidad de trabajar como asesora del Jefe de la Oficina de la Presidencia de México, siendo la responsable por impulsar innovación, ciberseguridad y emprendimiento. «Una experiencia extraordinaria y también única», describe.
Desde hace 3 años forma parte del Comité de Dirección, de Innovación, Inteligencia Artificial y Nuevos Negocios Digitales de Vector, la única institución financiera 100% mexicana presente en 10 países.
En esta entrevista, Mónica Martínez Montes no sólo habla de su experiencia en el extranjero, sino que también comparte los desafíos que tuvo que afrontar viviendo en países tan diferentes y cómo se ha enfrentado a cada nuevo escenario. Si hay algo que remarca, es que cada experiencia le ha servido de aprendizaje.
Mónica Martínez Montes, ciudadana del mundo
Cultura y Adaptación
¿Cómo surgió la opción de partir? ¿Qué fue lo que te impulsó a hacerlo? ¿Es tu primera vez?
Primero partimos de Madrid a Boston en el 2014, para seguir ampliando nuestra experiencia profesional internacional, aprovechando una oportunidad de trabajo que surgió. Me incorporé a un programa de 2 años de la MIT Sloan, fui fundadora de una consultora de innovación, co-fundadora y vicepresidenta de USEC (US-Spain Executive Community), la Asociación para altos directivos, empresarios y emprendedores españoles en Estados Unidos y vice-presidente de una fundación dedicada a impulsar la investigación en cáncer infantil. ¡Una vivencia incomparable!
En Boston surgieron más oportunidades, tanto en Estados Unidos, como transatlánticas. Nos mudamos de Boston a México por una oferta interesante de trabajo: un head hunter nos brindó una buena oportunidad en México, tanto para mi esposo, que estaba en Harvard, como para mí. Coincidió en un momento en el que Boston nos influyó en ser aún más conscientes de la importancia de la contribución de nuestro trabajo en la sociedad.
Nos impulsó la oportunidad de generar un mayor impacto en un precioso país, donde hay mucho más que desarrollar e impulsar que en Massachussets, al ser un ecosistema más maduro. No puedo hablar solo de una sola partida, porque en realidad fueron seis. Ya viví en Brasil, Suiza, UK, España, USA y ahora México. Toda mi familia es española, pero mis padres nos educaron para ser ciudadanos del mundo y para ser profesionales globales.
Nos impulsó la oportunidad de generar un mayor impacto en un precioso país
¿Cómo fue tu llegada y tu primera impresión? ¿Qué te atrajo y qué te chocó?
En esta experiencia transatlántica, en Boston nos atrajo su densidad intelectual y la competitividad de su mercado. Además de la belleza de la ciudad, lo que más me impresionó fue su cultura meritocrática y realmente cosmopolita: lo que importa es lo que sabes y tus resultados. Es una ciudad en la que nunca se oye a nadie decir la expresión «sobrecalificado», porque son conscientes que cuánto más sepas, mejor, y que nadie lo sabe todo.
Es una sociedad altamente reputacional, abierta a aprender cualquier cosa nueva, de cualquier persona, especialmente de quienes son diferente a una misma. No importa de dónde eres, ni tu raza, ni edad, ni género, ni religión. Me chocó positivamente cómo están abiertos a ayudar, a presentarte personas que pueden apoyarte en tus objetivos, aún siendo recién llegada. Es la ciudad en la que más personas, diversas e interesantes, he conocido. Aprendes de todo y con todos, hasta tomando un café. La ciudad es un ecosistema abierto, muy bien estructurado y vibrante.
Cuanto a México, lo primero que te llama la atención es la amabilidad de sus gentes, los colores, la diversidad y el potencial del país. Mi primer trabajo, en el Tecnológico de Monterrey, fue muy interesante: desarrollar el ecosistema de Innovación de su Distrito de Innovación, en el que, como en Cambridge, pudieran trabajar, investigar y emprender juntos stakeholders como las universidades, corporaciones, inversores, emprendedores y el sector público.
No deja de sorprenderme la ambición sana de crear grandes proyectos de gran impacto
Esto coincidía a la perfección con el programa REAP (Regional Entrepreneurship Acceleration Program) que había cursado en la escuela de negocios Sloan del MIT y fue una gran oportunidad para crear la estrategia y arrancar su implementación, haciendo realidad lo que había aprendido y vivido en Boston. ¿Cuántas veces en la vida se presenta la ocasión de desarrollar un distrito de Innovación en una ciudad, el primero de LATAM? Una, o ninguna. Fue irresistible.
Ese trabajo me llevó a otro desafío todavía mayor y que lo viví como un regalo de la vida: la oportunidad y el honor de trabajar como asesora del Jefe de la Oficina de la Presidencia de México, siendo la responsable por impulsar innovación, ciberseguridad y emprendimiento. Una experiencia extraordinaria y también única, el poder trabajar para el propósito de crear un impacto positivo en un país. Estaré agradecida toda mi vida a quien confió en mí y me brindó esta primera experiencia en el sector público.
Leer más: Laura G. Molero: “Comunicar con impacto es fundamental para incidir”
Desde hace 3 años, tengo la responsabilidad, en el Comité de Dirección, de Innovación, Inteligencia Artificial y Nuevos Negocios Digitales de Vector, la única institución financiera 100% mexicana, con presencia en 10 países, otra experiencia en la que aprendo algo nuevo cada día, dentro de un sector que ya conocía, pero que no deja de enamorarme su profunda, rápida y continua transformación, de la mano de las nuevas tecnologías.
Lo que más me atrajo fue el inmenso potencial del país y las grandes oportunidades que ofrece. No deja de sorprenderme la ambición sana de crear grandes proyectos de gran impacto. Este lado del Atlántico, tanto en Estados Unidos, como en México, se piensa en grande y esto no es muy común en todas las regiones del planeta.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos en tu adaptación profesional y personal?
En Boston, la adaptación fue rápida, porque la ciudad te abraza y el desarrollo intelectual es constante. El mayor desafío personal fue acostumbrarnos a tanto frío y a poco sol, durante muchos meses.
Después de trabajar en una cultura anglosajona, que es más pragmática y donde nada profesional es personal, en México el mayor desafío profesional fue volver un poco a la cultura latina, donde lo personal, a veces, pesa tanto o más que lo profesional. En el lado personal, costó un poco el perder la libertad de hacer algunas cosas que nos encantan, como viajar en coche (el país es precioso), por temas de seguridad.
¿Qué diferencias notables has encontrado entre tu país de origen y el país donde resides ahora?
En ambos países, las oportunidades profesionales en grandes proyectos muy ambiciosos, donde se valoran el talento, la experiencia internacional y multisectorial. En el aspecto intelectual, el estar en Boston te abre oportunidades de participar en cursos, congresos y conferencias únicas. Y en México, la vida social es muy familiar, algo que se agradece mucho cuando estás lejos de tu familia.
¿Qué conexión tienes con España actualmente?
En España tengo a toda mi familia, amigos de toda la vida, excompañeros de Bankinter y contactos profesionales de toda la vida. En España están nuestras raíces y la mayor parte de nuestra vida familiar, social y profesional.
¿Te relacionas con españolas expatriadas?
¡Sin duda! Con españolas y también de varios países. Con la tecnología ya no existen las distancias. Al haber tenido la oportunidad de vivir en 6 países y trabajar en 5 sectores, haces grandes amigos, conoces personas admirables, con diferentes talentos/vivencias y, por supuesto, mantengo el contacto profesional y/o personal en cada una de ellas.
El capital relacional, tanto profesional como social que te brinda vivir en diferentes culturas es un activo que cuido mucho en mi vida. No solo seguimos en contacto, sino que seguimos viéndonos y visitándonos. La diversidad siempre suma o multiplica. Tu círculo se ensancha y tu vida engrandece.
El capital relacional que te brinda vivir en diferentes culturas es un activo que cuido mucho en mi vida
Aprendizaje y Desarrollo
¿Qué valores, aprendizajes o habilidades te ha agregado vivir fuera?
Aprendes de culturas diferentes, nuevas formas de vivir, de trabajar, de ver la vida (y la muerte), a amar al diferente, te vuelves más “camaleónica”, adaptable y desarrollas nuevas habilidades (tanto “soft”, como “hard”), muy valiosas en todos los ámbitos. Siempre aprendes algo nuevo, algo que te enriquece tanto intelectualmente como a nivel personal.
Vivir afuera me ha hecho aprender nuevas formas de vivir, de trabajar, de ver la vida (y la muerte)
¿Cómo la experiencia te ha cambiado personalmente?
Me ha enseñado a priorizar lo que es realmente importante. Siempre que te mudas de país, tienes que abrir mano de algo para ganar otras cosas. Es como empezar casi de cero: nadie te conoce, no conoces a nadie, tienes que construir de nuevo un círculo social y tienes que volver a ganar la confianza y tu reputación profesional.
Leer más: Eva Ivars: “No puedes construir una historia desde la distancia”
Aprendí a «empezar de cero» 6 veces, lo que fortalece tu autoconfianza, a ser muy adaptable a diferentes culturas y, principalmente: a distinguir lo que es realmente importante, de todo aquello que es circunstancial o accesorio. También aprendes a analizar con perspectiva, de una forma más pragmática, tanto lo bueno como lo menos bueno que te puede ofrecer cada país, incluyendo el tuyo, como la visión estratégica y táctica que ganas en diferentes sectores y empresas.
Impacto Social y Familiar
¿Cómo ha afectado tu decisión de emigrar a tus relaciones personales?
En realidad, las ha fortalecido y, principalmente, ampliado. El tiempo y la distancia son variables que “ensanchan” tu vida, con resultados que pueden parecer contradictorios, pero que en realidad son complementarios, porque, al mismo tiempo que es selectivo, manteniendo a los amigos de verdad, también, ganas más y nuevos amigos, más experiencia y más criterio, en todos los aspectos. Con el tiempo, ya no eres forastera en ningún sitio, sino que “perteneces” a varios países.
El tiempo y la distancia son variables que “ensanchan” tu vida
¿Cuáles son los aspectos sociales que más añoras de España?
Sin duda alguna, el familiar y el poder ver personalmente, con más frecuencia, a los amigos. Otro aspecto que añoramos es la seguridad para poder pasear a cualquier hora por la calle y poder viajar en coche. Y, por supuesto, la gastronomía.
¿Qué recuerdos/objetos te llevarías contigo si regresaras?
¡Muchísimos! El principal: la gratitud por todas las oportunidades y amistades que estos países nos brindaron. Hemos podido conocer personas admirables que, sin duda alguna, ya son parte de nuestra vida. La densidad intelectual y la experiencia en la forma de trabajar en Boston, así como la diversidad cultural y natural de México son experiencias enriquecedoras que ya hacen parte de mí. Hemos podido conocer 20 de los 32 estados, reservas naturales de película (con una fauna y flora exuberantes), playas inolvidables, tradiciones culturales únicas (¡el Día de Muertos es inolvidable!), una riqueza arqueológica asombrosa, la grandiosidad gastronómica y la amabilidad de la gente.
Además, el hecho de estar en Estados Unidos y en México nos ha permitido conocer muy bien gran parte del continente americano, desde Canadá, hasta Chile, algo que sería más complicado desde Europa. Cuanto a objetos, me llevaría las obras de arte de la artesanía mexicana, especialmente una que nos regaló un amigo. ¡Es una joya y siempre estará con nosotros!
Consejos
¿Algo que hubieras querido saber antes de embarcarte en esta experiencia?
Siempre prefiero descubrirlo por mí misma, para mantener la capacidad de sorprenderme y de aprender con lo nuevo, sin opiniones preconcebidas.
¿Qué le dirías a alguien que está a punto de irse de su país por cuestiones laborales?
Que lo haga sin estar comparando continuamente con su país de origen. Cada país, cada cultura tiene mucho que enseñarle, que abrace el cambio sin prejuicios y que mantenga una actitud de humildad para poder aprender y adaptarse.
Perspectivas Futuras
¿Cómo marcha tu plan a futuro? ¿Tienes pensado regresar?
Estamos muy felices en México y en nuestros trabajos. Nunca hemos planeado ninguno de los cambios vividos, pues siempre han sido consecuencias de buenas oportunidades. Vivo y disfruto del presente y siempre abrazo tanto las oportunidades, como los desafíos. Abrazo la vida como se presenta y con gran gratitud a todo lo que me ofrece. Lo realmente importante es ser feliz donde estás, con lo que estás haciendo y con quién cuentas de verdad.
Pide un deseo…
Seguir disfrutando de cada día de vida con salud, independientemente del lugar. Lo que importa es la compañía, las amistades que conquistas, las experiencias que te llevas y el legado que dejas.
Hoja de ruta para no perderse en México
- Una visita El centro histórico de Ciudad de México.
- Una escapada imperdible El Santuario de las Mariposas Monarca
- Una cafetería especial Four Seasons en Ciudad de México.
- Un restaurant con especialidades del país La Casa de las Sirenas en Ciudad de México.
- No te vayas sin vivir el Dia de Muertos en Pátzcuaro.
- Llévate de recuerdo Artesanía mexicana, de varias regiones. ¡Preciosa!
Laura G. Molero: “Comunicar con impacto es fundamental para incidir”