¿Por qué -me pregunto- cuando se habla de que se puede perder la mitad del talento- siempre es NUESTRA mitad la que se pierde?
No tengo “vocación” de picapedrera -para romper techos de cristal o de cemento-… ni soy sor Maria de las Mercedes, para estar reconviniendo a todo dios lo que hace mal y debería hacer mejor.
Me niego a tener que seguir “alumbrando” el camino de quienes deberían tener amplitud de miras, porque, como líderes, tienen esa responsabilidad, estén donde estén.
Muchas veces repetí aquello de que, si no es por convicción, deberá ser por percusión, pero hoy siento que nuestra tarea ya no es la de convencer sino, y a esta altura, la de exigir.
La información, como se repite y se vuelve a repetir, sólo consigue el efecto modorra.
Podría aburrirlas con cifras porque como periodista sé el efecto que causan, enumerándolas pero no sorprendería a nadie porque la información, como se repite y se vuelve a repetir, sólo consigue el efecto modorra.
La noticia es que no hay noticias
Resumiendo: la noticia es que no hay noticias, porque las cifras siguen siendo parecidas. Y cuando creíamos que la cosa iba a mejor, cualquier viento se lleva los avances y ahí estamos de vuelta como Sísifo, con la piedra que deberemos volver a cargar, despeñándonos, para volver a empezar.
Yo, a los 17 años tomé conciencia de que la realidad con la que me encontraba en la calle no era la que había visto en la experiencia de mis tías, mis abuelas o mi madre que eran mujeres independientes que a mi modesta manera de ver estaban en un lugar bastante parecido a aquél en el que querían estar.
El problema, es que 45 años después, me encuentro ante la obligación de hablar del tema, para que las chicas, como aquella que fui yo, convencida de que de ahí en adelante sólo quedaba ir mejorando, no se lleven la gran decepción.
Mi abuela me decía, cuando se trataba de poner en valor lo que yo quería hacer con mi futuro: asegúrate de que nadie dé nada por hecho.
Y otra frase que suelo repetir porque me parece crucial: “No hagas lo que alguien podría hacer por ti si haciendo lo que te gusta, ganaras el dinero para pagarles”. La versión de haz lo que mejor sabes hacer y no te distraigas.
Es el poder, estúpida
Después de mucho estudiar, leer, comparar cifras, lamento decirles que todo se reduce a una cuestión simple y llana: tener poder.
Tener poder es hacernos visibles, ser referentes, abrir puertas y poder cambiar las reglas del juego.
Si no estamos en el lugar donde se toman las decisiones ¿qué oportunidad tendríamos de cambiar las cosas, de barajar y dar de nuevo?
Y cuando digo cambiar las reglas, hablo de todo aquello que, según los estudios, informes y estadísticas, seguirá así por años. No hay grandes perspectivas de que cambien en los próximos 100. ¿Entonces qué hacemos?
Algunas de las reglas contra las que debemos luchar
- El reparto de roles que adjudica a hombres y mujeres tareas preconcebidas.
- La maternidad como un problema de mujeres, como si no fuera hoy, el invierno demográfico que vivimos, un tema económico de toda la sociedad.
- El techo de cristal: vinculado a las costumbres y a la cultura… sobre todo, en el lugar de trabajo.
- Los estereotipos de género que presuponen que estamos mejor dotadas para ciertas disciplinas, generalmente las peor pagadas.
- El Club de los chicos y su costumbre de favorecer a los de su género.
- Nuestra falta de estrategia para construir un lobby femenino, la construcción de puentes, que acelere nuestros tiempos de acceso al poder.
Consejos de una optimista, para ponernos en acción
1. El poder sirve para hacer, pero tenemos que asumirlo y ejercerlo. No lo busquen por los rincones, siéntense en primera fila, interrumpan, intervengan, aporten ideas con claridad y libertad.
2. Tengan ambición por llegar, y una vez ahí, abran las puertas a otras mujeres que no tienen las mismas oportunidades.
3. Sepan y hagan saber, que los prejuicios y estereotipos están para sacudirlos y ocuparlos con nuevas ideas.
4. Adquieran habilidades para alcanzar antes vuestros objetivos.
5. Tengan la urgencia para acelerar los tiempos y no se preocupen tanto por el qué sino por el cómo, que es lo que las llevará a la acción.
6. Construyan un lobby femenino. Los hombres lo tienen y lo utilizan… sería poco estratégico no hacerlo.
7. Animen a las nuevas generaciones de niñas a involucrarse, para que, como dice Soledad Murillo, no se dejen secuestrar los sueños.
*Resumen de la conferencia en el marco del evento “Mind the gap” organizado por la Embajada de Suecia en Google Campus con el foco en las mujeres y las carreras STEM.