El Día Internacional contra la Violencia de Género se conmemora cada 25 de noviembre en todo el mundo con el objetivo de sensibilizar y erradicar la violencia dirigida hacia las mujeres. Esta fecha, establecida para recordar el asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana en 1960, se ha convertido en un recordatorio crucial de la persistente necesidad de luchar contra la violencia de género en todas sus formas.
Según datos de la ONU, 1 de cada 3 mujeres sufren violencia sexual o física al menos una vez a lo largo de sus vidas. El abuso y la violencia contra las mujeres pueden adoptar diversas formas, desde el abuso físico y sexual hasta la violencia psicológica y económica. A menudo, estas formas de violencia están entrelazadas, creando un entorno peligroso y paralizante para las víctimas. Esta fecha no solo busca sensibilizar sobre estas manifestaciones, sino también instar a la acción para prevenir, proteger y empoderar a las víctimas.
Uno de los principales desafíos que enfrentamos en la actualidad es el cambio de percepciones y actitudes arraigadas en la sociedad que perpetúan la violencia de género. La educación desempeña un papel fundamental en este proceso. Por lo tanto, promover la igualdad de género desde la infancia, enseñar el respeto y la empatía, y fomentar la conciencia sobre la violencia de género son pasos esenciales.
1 de cada 3 mujeres sufren violencia sexual o física al menos una vez a lo largo de sus vidas
La tecnología también ha emergido como una herramienta de doble filo en la lucha contra la violencia de género. Si bien ha proporcionado plataformas para crear conciencia y apoyo, también se ha convertido en un espacio donde la violencia puede perpetuarse de manera anónima. Las redes sociales, por ejemplo, pueden ser utilizadas como vehículos para acosar y difamar, a menudo sin consecuencias tangibles. La regulación y la concienciación digital son cruciales para abordar este aspecto de la violencia de género en la era moderna.
La importancia de involucrar a hombres y niños en la lucha contra la violencia de género no puede subestimarse. Alentando la participación activa de los hombres en el diálogo y las acciones para eliminar la violencia de género, se construye una alianza poderosa que desafía las nociones tradicionales de masculinidad tóxica y promueve un entendimiento más amplio y respetuoso del género.
En el ámbito laboral
La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer proporciona una visión alarmante. En el ámbito laboral, más de 1,4 millones de mujeres afirman haber sufrido acoso sexual, y el 98% de los agresores eran hombres.
Existe una naturalización de ciertos comportamientos masculinos de abuso en una sociedad presidida por la cultura patriarcal. Esto lleva a minimizar la importancia del acoso sexual y a desplazar la atención hacia la víctima en lugar de centrarse en la persona que delinque. Prueba de ello es la existencia de un grave problema de infradenuncia.
Según el estudio «El acoso sexual y el acoso por razón de sexo en el ámbito laboral en España», realizado por CCOO para la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, el 72% de las víctimas no pone la situación de acoso en conocimiento de las empresas, el 62% de ellas por miedo a sufrir represalias. La consecuencia es la tolerancia e impunidad de estos delitos.
DIEZ CAMINOS PARA LA PREVENCIÓN
Empoderar a las mujeres para romper el silencio sobre la violencia
La movilización de las mujeres para que se conviertan en agentes del cambio se reveló como un aspecto crucial para luchar contra la violencia. Cuando los proyectos movilizan a las mujeres como facilitadoras comunitarias y crean espacios seguros, pueden llegar mejor a las comunidades especialmente marginadas y aumentar la eficacia de las iniciativas de prevención.
Movilización comunitaria
Las organizaciones de base son fundamentales para movilizar a las comunidades y generar confianza, un factor esencial para evitar reacciones en contra o el distanciamiento de los programas de prevención.
Considerar las diversas realidades de las mujeres
Al abordar la violencia de género, es fundamental adoptar una perspectiva interseccional. La comprensión del modo en que las distintas realidades de las mujeres se superponen e influyen en sus experiencias de violencia permite elaborar estrategias más eficaces y evita pasar por alto vulnerabilidades.
Aprendizaje transformador
Una prevención eficaz requiere capacitación para lograr un cambio de comportamiento. Herramientas como manuales, aplicaciones y sitios web son vitales para reforzar las mejores prácticas y fortalecer el conocimiento institucional.
Involucrar a los líderes religiosos y comunitarios
Las figuras religiosas y tradicionales desempeñan un papel clave en la prevención de la violencia, ya que actúan como guardianes de la cultura y moldean las normas sociales, apoyando u obstaculizando las iniciativas.
Navegar entre la inacción y la reacción
Las organizaciones dedicadas a combatir la violencia contra las mujeres encuentran resistencia a menudo en forma de lagunas jurídicas, negación de la violencia de género e inacción. Las formas más agresivas, o activas, de resistencia se producen cuando determinados grupos intentan obstruir los cambios, o cuando los grupos vulnerables sufren discriminación y violencia por parte de quienes ostentan el poder.
Programación adaptativa
Las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres se enfrentan a menudo a condiciones inestables, alianzas complejas y escenarios sociopolíticos cambiantes. La recopilación de conocimientos, la financiación flexible y los enfoques adaptativos son cruciales para hacer frente a esta volatilidad.
Empoderar a la juventud
La adolescencia, especialmente en el caso de las niñas, es una etapa crítica para llevar a cabo intervenciones tempranas de prevención de la violencia. Muchos proyectos optaron por capacitar a las y los jóvenes como agentes del cambio a fin de mejorar los resultados de las intervenciones de prevención.
Respuestas centradas en las supervivientes
Las iniciativas de prevención de la violencia de género deben centrarse en las supervivientes, implicarlas en el proceso de diseño y dar prioridad a sus necesidades.
Institucionalizar la prevención
Para aplicar eficazmente las leyes y políticas de prevención de la violencia de género, la policía y los ministerios gubernamentales necesitan una capacitación adecuada y un cambio de mentalidad. Las organizaciones de la sociedad civil pueden desempeñar un papel clave para impulsar estos cambios y conectar a las comunidades con los mecanismos formales.