Las mujeres en China están perdiendo terreno. Una crisis inminente de envejecimiento está impulsando esta regresión en su estatus, así como el relajamiento de las restricciones de natalidad de ‘un solo hijo’ que contribuyeron al envejecimiento de la población. Ahora, el Partido Comunista de China quiere tratar de estimular una explosión demográfica.
En vez de facilitarles las cosas a las mujeres para que trabajen y tengan hijos, Xi Jinping, el líder de China, ha encabezado un retorno a los roles tradicionales de género.
Sin embargo, en vez de facilitarles las cosas a las mujeres para que trabajen y tengan hijos, Xi Jinping, el líder de China, ha encabezado un retorno a los roles tradicionales de género. Estos presionan cada vez más a las mujeres para que regresen al hogar.
“Cuando los creadores de políticas del Estado necesitaban las manos de las mujeres, las enviaron a trabajar”, dice Wang Zheng, profesora de Estudios de la Mujer e Historia en la Universidad de Míchigan. “Ahora quieren presionarlas para que se casen y tengan muchos hijos”.
En un revés drástico respecto de las primeras décadas del gobierno comunista, los funcionarios ahora miran hacia otro lado cuando los empleadores, reacios a cubrir los costes relacionados con la maternidad, eligen a hombres por encima de las mujeres en las contrataciones y los ascensos. En casa, las mujeres cada vez tienen menos ventajas en el divorcio y están perdiéndose los beneficios del auge inmobiliario del país.
Enfoque en la vida doméstica
Como resultado, las mujeres chinas están siendo excluidas de los trabajos por empresarios que las penalizan si tienen hijos y por funcionarios del partido que las animan a enfocarse en la vida doméstica. Al mismo tiempo, las que han logrado seguir trabajando cada vez están ganando menos que los hombres.
Hace treinta años, cuando el país comenzó a implementar reformas en el mercado laboral, las mujeres chinas ganaban poco menos del 80% de lo que ganaban los hombres. Para 2010, los ingresos promedio de las mujeres en las ciudades chinas habían caído a un 67% respecto de los hombres, y un 56% en el campo.
La clasificación de China en el índice global de brecha de género ha caído de manera importante, del lugar 57 de 139 países en 2008, al puesto 103 en 2018.
Distanciándose de la ambición marxista de liberar a las mujeres de la opresión patriarcal, Xi ha hecho un llamado a favor de que las mujeres adopten su “papel único” en la familia y “se encarguen de las responsabilidades de cuidar a los ancianos y a los jóvenes, así como de educar a los niños”.
Dispuesto a preservar la estabilidad de la unidad familiar, el partido tampoco ha hecho gran cosa para ayudar a las mujeres tras una resolución judicial que debilitó su derecho sobre los bienes en los procesos de divorcio. Y con el número de divorcios al alza, millones de mujeres chinas han sido excluidas de sus hogares, según expertos.
A lo largo de la última década, la clasificación de China en el índice global de brecha de género del Foro Económico Mundial ha caído de manera importante, del lugar 57 de 139 países en 2008, al puesto 103 en 2018.
China alguna vez disfrutó de los índices mundiales más altos de participación de las mujeres en la fuerza laboral, con casi tres de cada cuatro mujeres que trabajaban todavía en 1990. Ahora la cifra bajó al 61%, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo.
“Cuando se trataba de promover los derechos de las mujeres, China solía estar a la cabeza”, dijo Feng Yuan, académica feminista en Pekín. “Pero ahora nos estamos quedando atrás”.
Ahora, frente a una economía más competitiva, se espera que los padres, generalmente las madres, supervisen las tareas, las tutorías después de la escuela y las actividades extracurriculares, mientras se enfrentan a escándalos de seguridad sobre la leche para bebé, las guarderías y las vacunas.
En el trabajo, los gerentes están dispuestos a sacar de sus nóminas a las mujeres que podrían necesitar el permiso por maternidad.
En una encuesta oficial de 2017, alrededor del 54% de las mujeres dijeron que les habían preguntado sobre su matrimonio y su estatus de maternidad en las entrevistas de trabajo.
Desde 2012, China ha exigido a las empresas que ofrezcan al menos catorce semanas de permiso con derecho a sueldo para que las mujeres tengan hijos. Los padres generalmente tienen dos semanas. La disparidad se traduce en anuncios de empleo que a menudo solicitan abiertamente “solo hombres” o “de preferencia hombres”.
Hacer eso es ilegal, pero incluso las agencias de gobierno lo hacen. Un ministerio en Pekín especificó “solo hombres” para más de la mitad de los empleos que anunció a lo largo de un año, según una investigación de Human Rights Watch.
En una encuesta oficial de 2017, alrededor del 54% de las mujeres dijeron que les habían preguntado sobre su matrimonio y su estatus de maternidad en las entrevistas de trabajo.
Pekín emitió una directriz en febrero en la que recomienda una aplicación más sólida de las leyes en contra de la discriminación de género. Sin embargo, no ha sido una prioridad, y los tribunales controlados por el partido no se han puesto del lado de las mujeres en otros asuntos.