Sal a la calle; dime lo que ves

Palabras recientes del Presidente del Gobierno “Basta con salir a la calle para ver que España no se hunde por la crisis” . Hemos seguido su consejo, nos hemos dado una vuelta. Esto es lo que hemos encontrado.

Tal vez nuestro camino haya discurrido por itinerarios muy diferentes. O nos estemos dejando llevar por la desconfianza. Pero nuestra percepción nos dice que queda mucho por hacer.

Sabemos de su talante optimista y de su preocupación por los temas sociales. No dudamos que cuente con fuentes de información de las que carecemos, que quizás permitan contemplar la realidad desde una perspectiva distinta. Tal vez nuestro camino haya discurrido por itinerarios muy diferentes. O nos estemos dejando llevar por la desconfianza. Pero nuestra percepción nos dice que queda mucho por hacer.

Será por esa amiga que nos encontramos. Nos confiesa que se dirige a la oficina del paro; que trabajaría de cualquier cosa, no encuentra nada; que se le acaba la prestación; que los 420 son una ayuda pero ¿y después?; que está harta de colas y esperas.

Será por tantos negocios, antes florecientes, que vemos cerrados, locales en oferta que nadie demanda. Un autónomo en quiebra nos confiesa, que de momento van tirando, estiran el sueldo de su mujer trabajadora por cuenta ajena; ella dice que hay rumores, que las cosas no van bien, un ERE en ciernes…. Están dispuestos a prescindir de muchas cosas pero ¿y la hipoteca? ¿Cómo sacar adelante a sus hijos?

O será porque en los bancos vemos desesperación, gente rogando aplazamientos: no pueden pagar las cuotas de su préstamo. A la par otros se esfuerzan buscando financiación para su proyecto emprendedor, que deberá superar muchas dificultades para ver la luz y aún en ese caso, tendrá bastantes posibilidades de fracasar.

Será porque aún apreciamos mucho machismo latente; nos hablan de tantas mujeres discriminadas, maltratadas, asesinadas…

Influirán también conocidos que nos saludan, han perdido su trabajo ya en la cuarentena; difícil encontrar nuevo hueco en el mercado laboral, su preparación y experiencia cuenta poco. La edad un estigma, su talento se desprecia: están discriminados.

Será porque nos dicen que los discapacitados todavía encuentran trabas; que si además son mujeres, las barreras son mayores.

Será porque aún apreciamos mucho machismo latente; nos hablan de tantas mujeres discriminadas, maltratadas, asesinadas…

Será por el desánimo que intuimos en la gente joven, sobradamente preparada y capacitada, condenada al mileurismo y la precariedad, o en el peor caso al desempleo. Con la perspectiva de ganar un 34,46% menos si es mujer.

Será por el hartazgo que deja entrever la gente con tantos oportunistas, pelotas y aprovechados, practicantes de enchufismo, expertos en clientelismo, que otorgan y disfrutan prebendas solo alcanzables por los elegidos/as. Requisitos de acceso ser ex-políticos o familiares o miembro de determinadas familias de renombre. Inalcanzables para los demás. Grave cuando se regalan cargos públicos pagados por todos. No menos cuestionable cuando lo practican empresas privadas afirmando poder hacer lo que quieran por serlo, presumiendo al mismo tiempo de su “irrenunciable compromiso” con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Empresas con beneficios cuya política de reducción de costes les lleva a enseñar la puerta de salida a sus empleados más veteranos, mientras paradójicamente crean estos puestos pagados con salarios veinte o más veces superiores que los de aquéllos de los que prescinden.

Tal vez contribuya al pesimismo caminar esquivando zanjas, sorteando barreras, por todas esas obras, ¿son todas necesarias?

Tal vez contribuya al pesimismo caminar esquivando zanjas, sorteando barreras, por todas esas obras, ¿son todas necesarias?, en las que se está invirtiendo el dinero del ciudadano, obras que sí, crean empleo temporalmente. Después vuelta al paro y suma al déficit.

Será porque nos dicen que siempre pagan los mismos. Que quien provoca las crisis se lleva su recompensa. Que no creen se pidan cuentas a quien malversa dineros del contribuyente. Que si se acaban los fondos, toca subir impuestos: pagan los de siempre.

Será porque nos cuentan que los delitos prescriben sólo para poderosos. Que siguen en sus cargos, venerados, respetados.

Será por…. Uffff estamos agotados. Necesitamos un descanso. Es hora de acabar nuestro paseo. No perdemos la esperanza de que otra ruta, otro día, nos brinde otra percepción. ¿Nos indicará el buen camino Sr. Presidente?

*Directivo prejubilado de Telefónica y colaborador de Fundación Telefónica. Ingeniero de telecomunicación, experto en TIC y RSE.

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