Hasta hace pocos, una rebelión femenina liderada por la ministra de Trabajo Ursula von der Leyen, amagaron con apoyar la iniciativa del SPD, partidarias de la cuota femenina obligatoria en las empresas. Finalmente votaron con Merkel, a cambio de la promesa de plantear un porcentaje femenino del 30% en los consejos de las empresas a partir de 2020. Hasta entonces, la CDU confía en que las empresas tomen medidas voluntarias.
Las diputadas de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en la Cámara baja (Bundestag) se plegaron el jueves al dictado de la canciller Angela Merkel y rechazaron la introducción de una cuota femenina en la dirección de las grandes empresas alemanas. La iniciativa legal vino impulsada por el Partido Socialdemócrata (SPD) desde la Cámara alta (Bundesrat), donde había obtenido el apoyo de representantes de Sajonia-Anhalt y Sarre, dos länder donde gobierna la CDU. Proponía el SPD introducir, en 2018, una cuota femenina obligatoria del 20% en los consejos de supervisión y administración de las compañías que cotizan en bolsa. En 2023, esa cuota aumentaría al 40%.
Los diputados del Gobierno y la Oposición se entregaron el jueves a uno de los debates más apasionados de los últimos meses. Se acusaron mutuamente de falta de coherencia. La ministra de la Mujer, Kristina Schröder, salió a defender como un éxito propio el proyecto democristiano de la “cuota flexible”, que deja en manos de las empresas fijar sus propias metas de integración femenina en los despachos directivos.
El rechazo a la cuota femenina obligatoria fue una demostración del liderazgo de Merkel en la CDU y en el Bundestag, pero también reveló un flanco débil de la canciller. Ursula von der Leyen es una estrella de la CDU y cuenta entre los posibles delfines. La ministra Schröder defendía la “cuota flexible” y Von der Leyen, la cuota fija lo antes posible. Hace ya meses que Merkel se pronunció a favor de la primera, pero el conato de rebelión de Von der Leyen la ha obligado al compromiso de fijar un límite en 2020. Schröder se quedó el jueves con los aplausos y con la celebración de la victoria. Pero ni Schröder ni la rebelde Von der Leyen impusieron del todo su criterio.
El rechazo a la cuota femenina obligatoria fue una demostración del liderazgo de Merkel en la CDU y en el Bundestag, pero también reveló un flanco débil de la canciller. Merkel, que encarna la capacidad femenina para ejercer el poder y para conservarlo como nadie desde la británica Margaret Thatcher, tampoco quiso exponerse a los abucheos e interrupciones constantes del pleno del jueves. Tenía el rifirrafe resuelto desde el lunes, así que encargó a su jefe parlamentario Volker Kauder la defensa del enjuague entre la “cuota flexible” y la declaración de buenas intenciones para 2020. Los liberales del FDP, socios minoritarios de Merkel en el Gobierno, rechazan cualquier cuota obligatoria en las empresas.
Según un estudio publicado en marzo por la iniciativa “Mujeres en los Consejos” sólo son mujeres el 11,1% de los miembros de Consejos de Supervisión y Administración de las 160 empresas que cotizan en las bosas alemanas. La jefa de este grupo de presión, Monika Schulz-Strelow, califica la tasa de “pobre”. Hace doce años que las grandes empresas se comprometieron a aumentar el número de mujeres en sus órganos directivos. Desde entonces “apenas ha cambiado nada”. Además, hay que destacar que los Consejos de Supervisión de las compañías con más de 2.000 empleados se componen en un 50% de representantes de los trabajadores. La tasa femenina entre estos representantes es del 22,8%. En cambio, entre los enviados por los propietarios solo hay un 12,5% de mujeres.
La secretaria general del SPD, Andrea Nahles, acusó a la derrotada Von der Leyen de “librar a costa de las mujeres una lucha de poder para la sucesión de Angela Merkel”. El jefe de su Grupo parlamentario, Frank Walter Steinmeier, retó al Gobierno a sustituir “las palabras por los hechos”. Llamó “hipócritas” a los defensores de una medida que, como mucho, entrará en vigor dentro de dos legislaturas. La CDU quiere, según dijo, “atontar a la gente”. El portavoz de La Izquierda (Die Linke) Gregor Gysi se mofó del “recelo al coraje en las propias filas” de la CDU, a la que acusó de “temerse la decadencia de Occidente” si sale adelante la cuota femenina.
Los Verdes trataron de poner en evidencia la vacuidad del cupo voluntario con una propuesta que planteaba fijar inmediatamente una cuota femenina del 30% a partir de 2020. “Si vota a favor, el Grupo parlamentario de la CDU puede demostrar que no intenta sólo ir aplazando la cuestión hasta el día del Juicio”. También esta iniciativa encalló en la disciplina de partido de la CDU.
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