Si tenemos presión arterial alta, no sólo se dañan el corazón, los riñones, las arterias… también debilita nuestro cerebro. Y hasta puede ocasionar un daño irreversible o muerte por un “stroke”.
Una proporción importante de quienes tienen tensión alta, pueden ir sufriendo mini-infartos cerebrales, que no se detectan en el día a día, pero van provocando un daño y deteriorando al cerebro en sus funciones un día sí y otro también.
Controla las cifras de tu presión arterial, asiste al médico y ten en cuenta que la edad es un factor de riesgo y afecta a los valores de la presión arterial. Mediante la resonancia magnética, es posible detectar estos daños “invisibles”: se observan pequeñas lesiones (leucoaraiosis) y micro infartos lacunares que indican que los vasos más pequeños y profundos que irrigan el cerebro se están obstruyendo por cambios en la elasticidad y en el espesor de sus paredes.
¿Qué sucede? Que al llegar menos sangre a las células del cerebro, se deteriora su oxigenación, principal causa de los llamados infartos lacunares, es decir: infartos cerebrales muy pequeños que, sin ser advertidos por el paciente, van produciendo una suerte de daño neurológico “por cuotas”, con el consiguiente deterioro prematuro e irreversible de las capacidades cognitivas.
Un cocktail que te mata o te deja tontorrona
Porque todo puede prevenirse, hay que hacerlo: tener control de las cifras de tu presión arterial y asistir al médico; saber que en un porcentaje importante las personas mayores son hipertensas y que la edad es un factor a tener en cuenta para saber más exactamente qué grado de riesgo representan realmente cada uno de los valores de la presión arterial.
Hay que intentar reducir las cifras, ya que esto -sumado a otros factores como sedentarismo, obesidad, diabetes, tabaquismo, insuficiencia renal crónica y la edad- da como resultado un cocktail que mata, más o menos rápido. Tú eliges.
También te pueden interesar…
