Muy cerca de Buenos Aires, solamente cruzando el Río de la Plata, en el Uruguay está Colonia del Sacramento. Visitarla es volver al pasado y pasar unos días en ella, cosa que hago de vez en cuando, es una maravilla por la belleza y tranquilidad que despliega.
Les cuento: Su barrio histórico fue declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad en 1995 y muestra la fusión exitosa de los estilos portugués, español y post-colonial. Fue el primer asentamiento europeo y la primera y más antigua ciudad en territorio uruguayo, fundada en 1680 por los portugueses. Fue objeto de muchas disputas: en 1777 la ocupó España, en 1807 los británicos la liberaron del dominio español y…en 1828 quedó definitivamente bajo soberanía del Uruguay.
Se caracteriza por sus calles angostas y antiguas de piedra: la mágica e inigualable "Calle de los Suspiros", es un lugar en donde uno puede escapar de la realidad y hacer un viaje imaginario en el tiempo, junto a los "negros lubolos" y las "mamas viejas" bailando el clásico ritmo de los esclavos al compás del tamboril.
Colonia ofrece cálidas posadas en casas de época, y a la vez modernísimos hoteles, como por ejemplo el Sheraton, frente al río y la playa de aguas serenas para disfrutar a pleno.
Hay varias casas antiguas totalmente abiertas para visitar que adornan las fabulosas calles coloniales, como lo son la Casa Nacarello o la Casa del Virrey.
Los museos se encuentran dentro de antiguas y asombrosas estructuras arquitectónicas, como en el caso del Museo Portugués, Museo Indígena, Museo del Azulejo y Museo Español.
La historia de la Colonia del Sacramento ha quedado estampada en la Iglesia Matriz con signos testimoniales de los distintos períodos. El edificio, que naciera en un mísero rancho de 1680, es la iglesia más antigua del Uruguay.
Su Plaza de Toros, construcción de arquitectura netamente mora, comenzó a funcionar en 1910. Los toreros Ricardo Torres (Bombita grande) y su hermano Manuel (Bombita chico) comenzaron la fiesta taurina. Se efectuaron en total 8 corridas oficiales, hasta ser prohibidas por el Gobierno en 1912. Hoy, sus ojivas y gradas solitarias nos traen, sugerentes, el rumor de la "Fiesta Brava".
El magnífico Puerto de Yates de Colonia, que es visitado semana a semana por cientos de veleros, es un lugar ideal para disfrutar los espléndidos atardeceres de la bahía.
He disfrutado de excelentes comidas en pequeños restós o barcitos divinamente instalados en antiquísimas casas. La hotelería es variada: Colonia ofrece cálidas posadas en casas de época, y a la vez modernísimos hoteles, como por ejemplo el Sheraton, frente al río y la playa de aguas serenas para disfrutar a pleno.
Para mí, en resumen, Colonia es una ciudad que brinda historia, sueños, magia… y en la que el tiempo nos transcurre despacio.
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