Cuando su padre muere, el joven David decide hurgar en una caja cerrada con candado, que siempre ha ejercido un atractivo especial por el misterio de su contenido. Allí encuentra, prolijamente ordenadas, una importante cantidad de cartas de amor dirigidas a su padre durante muchos años, firmadas por un tal Juan. Sorprendido, decide ir en su búsqueda.
Tan absorbente y rico, como tremendo, es el texto escrito por Juan Carlos Rubio, que expresa minuciosamente los avatares de relaciones humanas, y en su analogía con el mismísimo teatro, asegura que la vida es como una sala vacía donde no hay nadie dispuesto a ver la función completa, a lo sumo un par de escenas. Así se encuentran el muchacho y quien ha conocido íntimamente a su padre, un hombre tan solo que mantiene diálogos con un gato que también ha desaparecido. Vengativo y escéptico, asegura que todo en la vida se hace por interés, incluso el amor. Descree de la autenticidad, le gusta el misterio y afirma que alguna adicción no le hace mal a nadie. Desconfiado, pesimista, irónico y burlón, dice lo que le pasa por la cabeza, sin ambages, atropelladamente. Pero respeta la relación que ha tenido, aunque reconoce que el error es no haberse dado cuenta de que el amor no siempre son dos y puede ser un largo y aterrador monólogo.
Luis Gnecco transmite sobradamente esa fuerte personalidad, sustanciado notablemente con el personaje y expresando mucho con su mirada y movimientos. Asimismo, Paulo Brunetti, corporizando al sufriente joven castigado por su padre, para quien la violencia no necesitaba argumentos, emana sentimientos encontrados que piden amparo con mucha ternura. Se pregunta si es posible querer tanto que se llegue hasta el dolor. Es limitado y quejoso, sus ideas son confusas, y no cree en el amor pues nunca lo vio entre sus padres.
En una estupenda dirección, marcando sutil y equilibradamente los momentos de humor y los del drama, Oscar Barney Finn ha pergeñado una puesta en escena creativa que separa a ambos personajes en su particular mundo, con sus fijaciones y necesidades, también con su inmensa soledad. La iluminación metódica y la música marcan momentos y separan épocas y lugares, con una escenografía pródiga en detalles elocuentes, sumándose al marco propicio para los hallazgos del texto y su sinfín de reflexiones. Martin Wullich
Viernes y sábados a las 20.30
(hasta el 20 de agosto inclusive)
BAC – Suipacha 1333 – CABA
(011) 4393-6941
*Martin Wullich es Periodista y Locutor. Escribió en los diarios "La Nación" y "El Cronista" y en la revistas "Noticias". Se ha dedicado al periodismo de cultura y espectáculos, donde la crítica teatral ocupa un lugar prepo nderante, asi como los conciertos de música clásica. Fue la voz identificatoria de FM Horizont e, luego de Radio Amadeus, y en la actualidad trabaja para FM Milenium.
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