En América Latina hay cuatro presidentas mujeres. En paralelo, se sancionaron leyes de cupos que garantizan la inclusión de las mujeres en los parlamentos. En la política, "aún estamos a mitad de camino", asume la experta Lidia Heller. ¿Qué acciones son necesarias para que el mundo empresarial acelere la inclusión de las mujeres en los espacios de decisión?
Actualmente cuatro países de América Latina y el Caribe son liderados por mujeres: Cristina Fernández en Argentina, Dilma Rousseff en Brasil, Portia Simpson Miller en Jamaica y Laura Chinchilla en Costa Rica. Pero, el acceso al liderazgo de presidentas en la región no es un hecho aislado, ya que desde hace varios años se inició un proceso de inserción de las mujeres a cargos políticos.
En la última década de los años noventa y primera de 2000, varios países incorporaron cambios de forma paulatina a sus códigos electorales, entre ellos: Argentina, Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Costa Rica, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y la República Bolivariana de Venezuela.
Son pocas las mujeres que permanecen en la política, "ellas entran y salen de la política más que los hombres.El Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe manifiesta que el cupo/cuota representa una forma de garantizar que las mujeres "conformen al menos un porcentaje mínimo (entre 20 y 40 %) en un órgano de gobierno o de toma de decisiones".
Qué dicen los detractores
Algunos detractores consideran que esta medida implica una manera de contrariar "los principios de la universalidad del ciudadano y de la competencia en igualdad de condiciones en reconocimiento al mérito personal" y añaden que podría "estimular la diferenciación de nuevos grupos y formas de representación corporativa de intereses grupales".
"Pero a decir verdad, el cupo/cuota es una herramienta que se basa en el concepto de equidad, que viene a contrarrestar el déficit democrático que significa la ausencia de la mitad de la humanidad -las mujeres- en los lugares de decisión", señala el Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe.
Diferencias persistentes
A pesar de los evidentes avances de liderazgo femenino en la región, "estamos a mitad de camino" subraya Lidia Heller, licenciada en Administración, consultora y experta en management femenino.
"Argentina junto a Costa Rica -continúa Heller– son dos países que están muy bien en ese sentido, son los de mayor número de parlamentarias; y si comparamos este panorama con el de 40 o 50 años atrás podemos decir que sí hemos avanzado. Hoy tenemos más mujeres parlamentarias, más alcaldesas que hace10 o 15 años. En este sentido estamos mejor".
Sin embargo, "el cambio viene lento", señala Heller. "Hay muchas mujeres con carreras universitarias o estudios superiores, pero están un escalón mas abajo que los varones o tienen que mostrar algún requisito más para acceder a cargos de poder y decisión".
La experta manifiesta que no sólo es importante medir los avances cuantitativos, sino también los cualitativos y la continuidad, porque son pocas las mujeres que permanecen en la política, "ellas entran y salen de la política más que los hombres".
El mundo empresarial
"Tanto en la política como en las empresas y en cualquier ámbito que analicemos podemos observar que las mujeres en los cargos de decisión representan entre el 15 al 20%. Con estas cifras podemos suponer que el techo de cristal no se ha perforado", dice Heller.
En el mundo empresarial también se replican todos los aspectos de las relaciones de género, y todas las exclusiones. Durante 2008, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas realizó un estudio entre 2.300 empresas y se detectó que sólo el 11% de los puestos jerárquicos están ocupados por mujeres. Esta cifra no traduce la otra realidad: que las mujeres representan el 50% de la matrícula universitaria y el 60% de los alumnos que egresan.
En Argentina, en el año 2009, el Instituto Nacional contra la Discriminación puso en marcha el Programa Piloto de Certificación de Empresas en Equidad de Género que pertenece a la Red de Empresas por la Diversidad, una experiencia que otros países de la región también han puesto en práctica.
Se trata de una acción en la que las empresas se comprometen al Modelo de Equidad de Género como Sistema de Gestión, con el fin de promover la equidad entre mujeres y varones, detectar las desigualdades existentes y establecer medidas estratégicas para corregirlas. Esto incluye aspectos vinculados a la selección de personal, ascenso y formación, desarrollo profesional; conciliación de la vida familiar y laboral, prevención del acoso sexual, mejora del clima laboral y promoción de imagen de equidad.
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