Las especialistas
Ana García Armada
Es doctora en Ingeniería de Telecomunicación y catedrática en el Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). Desarrolla su actividad investigadora en el campo de las comunicaciones móviles, habiendo dirigido diversos proyectos nacionales e internacionales. Es actualmente profesora en la Universidad Carlos III de Madrid, España, donde dirige el Grupo de Investigación en Comunicaciones.
Sus investigaciones han dado lugar a 9 capítulos de libros y más de 200 publicaciones en revistas y conferencias internacionales, así como a 5 patentes. Sus publicaciones han recibido más de 3.400 citas y su índice h es de 28. También ha contribuido a organizaciones de estandarización (ITU, ETSI) y es miembro del Grupo de Expertos ETP de NetWorldEurope, así como representante española y Vicepresidenta del comité del Comité Asesor 5G (5JAC) del Joint Board on Communication Satellite Programs de la ESA.
También ha sido secretaria y presidenta del Comité Permanente de Mujeres en Ingeniería de Comunicaciones del IEEE ComSoc, además de Directora de Contenido Online de la Sociedad de Comunicaciones del IEEE y Miembro de la Junta de Gobernadores de 2020 a 2021. Desde enero de 2022 es Vicepresidenta de Miembros y Actividades Globales de esta sociedad.
Ha recibido el Premio a la Excelencia del Consejo Social de la Universidad Carlos III de Madrid, así como el tercer premio Bell Labs 2014, el Outstanding Service Award 2019 del comité SPCE de la IEEE Communications Society, el Outstanding Service Award 2020 del comité permanente Women in Communications Engineering (WICE) y el IEEE ComSoc/KICS Exemplary Global Service Award 2022.
Ana Freire
Ha trabajado en centros de prestigio internacional como Yahoo Labs, la Universidad de Glasgow o el Centro Nacional de Investigación de Italia. Ha contribuido con más de 50 publicaciones científicas, varias patentes y acumula numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que destaca el premio al Joven Talento Científico Femenino de la Fundación Real Academia de las Ciencias y Mastercard o el Premio Ada Byron Júnior de la Universidad de Deusto. Fue incluida por Business Insider en la lista de los 23 jóvenes españoles llamados a liderar la revolución tecnológica.
Ana es, además, una gran divulgadora de la ciencia y la tecnología, participando como conferenciante en numerosos eventos a nivel nacional e internacional. Un buen ejemplo ha sido su conferencia en TEDx UDeusto “Tecnología y Salud Mental: ¿rivales o aliadas?”.
Su visión
¿Cuál es el panorama actual de las mujeres en el rubro de la tecnología y cómo ha ido cambiando desde que tú ingresaste a él?
¿Eres optimista respecto al futuro? ¿Notas que hay avances en las generaciones venideras?
Si, soy muy optimista porque todas las iniciativas que estamos empezando van a dar su fruto. Llegaremos a la igualdad efectiva en el mundo de la tecnología, la pregunta es cuándo. Tiene que ser lo antes posible porque las oportunidades que se pueden perder por el camino son muy valiosas. No es sólo un tema de justicia sino de productividad.
¿Qué consejo le darías a las mujeres jóvenes que están empezando a recorrer su trayectoria en el ámbito tecnológico?
En primer lugar decirles que han elegido una carrera profesional apasionante y darles la enhorabuena por ello. Mi consejo es que busquen apoyos en personas de confianza que hayan recorrido ya el camino que están emprendiendo, hombres o mujeres, que crean en su potencial y les ayuden a desarrollarlo.
Su historia
¿Qué fue lo que te inspiró para estudiar Ingeniería? ¿Cuáles fueron los desafíos que debiste afrontar al tomar aquella decisión?
Me inspiró mi curiosidad por entender la magia de las Telecomunicaciones: las antenas, los satélites .. ¿Cómo podía funcionar todo aquello?
No fui consciente de ningún desafío. Simplemente trabajar y esforzarme, como es necesario en cualquier otra profesión. La razonable dificultad de estos estudios se ve fuertemente compensada por la posibilidad de trabajar en algo que te gusta y que está en constante evolución. ¡Es imposible aburrirse!
Mucho más adelante, me di cuenta de que progresar en un mundo dominado por hombres tenía dificultades añadidas, que sólo se resolverán si la proporción de mujeres aumenta.
La mujer que más ha influido y me ha inspirado es mi madre. Por supuesto es muy importante ver que existen mujeres que han logrado grandes éxitos en ingeniería de telecomunicación y que han hecho un gran esfuerzo por promover el papel de las mujeres en este ámbito (Andrea Goldsmith, Radia Perlman, Muriel Medard, Celia Desmond, …). Pero pienso que los modelos cercanos y accesibles son mucho más importantes, sobre todo en edades tempranas. Esa es, al menos, mi experiencia
¿Cómo te encuentra a ti este 8 de marzo? ¿Cuál es tu principal lucha actualmente?
Su visión
¿Cómo definirías la situación de la igualdad de oportunidades en el sector, a nivel nacional y global?
La situación es preocupante, desde los niveles educativos hasta los altos puestos directivos. Son pocas las mujeres que cursan carreras técnicas, a pesar de su gran demanda laboral (menos de un 25% de los estudiantes de ingenierías y arquitectura son mujeres, y este porcentaje se divide a la mitad en carreras como Ingeniería Informática). Este desbalance se propaga al mundo empresarial y, en consecuencia, a los puestos directivos. Con el avance de la digitalización, esto puede crear una peligrosa brecha social a nivel nacional y global.
¿Cómo visualizas el futuro del trabajo y el avance de la digitalización?
Sin duda el trabajo del futuro exigirá un alto nivel de digitalización, y eso implicará que cualquier persona, de cualquier ámbito, ha de formarse en herramientas digitales. El trabajo del futuro exigirá reducir el porcentaje de españoles que no tienen capacidades digitales básicas (un 36%, según el Índice de la Economía y Sociedades Digitales 2022), y aumentar considerablemente el número de profesionales de alta especialización en tecnología (actualmente el porcentaje de especialistas en TIC con empleo en España es del 4,1 %). Esto exigirá, no solo más plazas en carreras técnicas, sino más contenido tecnológico impartido de modo transversal en todos los títulos. Además, se han de ofrecer cursos de formación para personas que se quieran alfabetizar digitalmente o reinventarse sin necesidad de cursar una carrera.
¿Qué consideras importante como factor inspiracional para desarrollar vocaciones STEM en las niñas?
Me parecen muy importantes dos factores: (1) que las niñas tengan referentes de mujeres profesionales en STEM, referentes cercanas que puedan conocer. Este es el objetivo del programa Wisibilízalas, que lidero desde hace 7 años y en el que han participado ya más de 5100 estudiantes de 14 países diferentes. Está dirigido a centros educativos de España y Latinoamérica, que se organizan en grupos de hasta 10 estudiantes para crear páginas web con perfiles de mujeres profesionales en STEM. (2) Que se dé información a las niñas sobre las profesiones STEM, las gran desconocidas. Es importante que sepan todo lo que pueden hacer con tecnología, con ciencia, con matemáticas, con ingeniería. La aplicación social de estas disciplinas es enorme, y esto es algo que se desconoce pero que resulta muy atractivo para aquellas niñas que lo descubren.
Su historia
¿Qué fue lo que te inspiró para estudiar una carrera STEM? ¿Cuáles han sido los principales obstáculos que has debido sortear en tu carrera y tu principal aprendizaje al superarlos?
Crecí muy en contacto con la tecnología, gracias a un negocio familiar del ámbito de la automoción. Jugaba entre piezas, maquinaria, ordenadores… y mi familia siempre potenció el que yo aprendiese sobre el negocio. Me gustaba la ciencia, la tecnología y me fascinaba la idea de ser ingeniera, aunque tuve mis dudas entre estudiar Ingeniería Informática o Medicina.
Los obstáculos, en mi caso, no tuvieron que ver con estudiar o trabajar en un ámbito masculinizado, eso nunca supuso un problema. Donde encontré mayor dificultad fue en mi carrera investigadora, porque tiene unas exigencias muy altas: no solo has de tener conocimientos muy avanzados en tu área, sino que además, has de dominar el inglés, tener muy buenas habilidades comunicativas para exponer tus trabajos en congresos internacionales o revistas especializadas, y has de saber trabajar muy bien en equipo. Además, no puedes dejar de leer y estudiar, porque la ciencia y la tecnología avanzan constantemente. Es una profesión excesivamente exigente y mucho menos valorada de lo que debería estar.
¿Cuáles fueron las mujeres que influyeron en tu vida?
No tuve referentes en STEM, algo que afortunadamente ahora se está trabajando más, pero sí referentes que me ayudaron a desarrollar la cultura del esfuerzo, y gracias a esto he conseguido llevar a cabo muchos proyectos. Crecí viendo en mis abuelas y en mi madre la pasión por el trabajo bien hecho y el esfuerzo incansable. Tanto mi madre como mis abuelas, a pesar de que estas últimas nacieron a principios del siglo pasado, fueron independientes económicamente, gracias a su formación y esfuerzo, y este fue siempre uno de mis objetivos desde joven. Toda mujer debería perseguir esa independencia económica, disminuiría considerablemente las desigualdades de género.
¿Cómo te encuentra a ti este 8 de marzo? ¿Cuál es tu principal lucha actualmente?
Mi lucha está muy alineada con la consigna de la ONU de este 2023: que la mujer no se quede fuera de esta digitalización avanzada y pueda acceder a nuevos puestos de trabajo y cargos directivos demandados por esta revolución tecnológica. Se trata de una lucha en la que he estado trabajando los últimos años, en parte gracias al programa Wisibilízalas, pero también con esfuerzos en equipo dentro de la Universitat Pompeu Fabra, y en particular de la UPF Barcelona School of Management, para formar cada vez a más mujeres en competencias digitales avanzadas.
Esto es lo que falta para que haya más mujeres en alta dirección, según un estudio de McKinsey