De pronto otra vez será Navidad, me lo recuerdan los pascueros que ya habitan la mayoría de las vitrinas céntricas en Santiago de Chile. La Primavera arribó un poco equivocada no se decide a tomar la temperatura apropiada, y entonces hubo un florecimiento apresurado que provoca una partida antes de tiempo. La vida alrededor pasa también con una velocidad abrumante, pasaron las elecciones municipales y ya estamos hablando de las presidenciales y de los paquetes de ofertas veraniegas. Los correos personales y también los de Empresa se ven inundados de propaganda, como terapias de sanación, groupones que prometen blanqueamiento de dientes, cursos de inglés, viajes al caribe, si se leen todos los correos surte un efecto de vorágine interminable.
Las calles céntricas atiborradas de personas, vendedores ambulantes, artistas, los pintores de la Plaza de Armas, los extranjeros sacando fotos a la entrada de la Catedral Metropolitana, y como es habitual el personal del Correo Central no dando abasto.
Las tiendas se repletan de personas ansiosas que devoran los espacios a zancadas para poder envolver el cariño en papeles de colores.
La estatua del Cardenal Silva Henríquez observa impávida alojando en sus hombros a más de una paloma, Pedro de Valdivia en el otro costado de la Plaza montado en su caballo que no necesitó riendas, parece mirar la algarabía sin querer ser parte de ella. A media cuadra las Señoras Eliana y Edith, abuelas que miran con los ojos del alma, elevan su voz con cánticos navideños a la entrada de la Galería Pacífico, contando con la bondad de los que pasan, mientras el aroma a canela, frutas confitadas y nueces nos recuerda a cada paso que ya es Navidad y que el año se va.
El comercio se transforma en la Alfombra Roja de Diciembre y las tiendas se repletan de personas ansiosas que devoran los espacios a zancadas para poder envolver el cariño en papeles de colores.
Los grandes restaurantes publican en la web atractivos menúes capaces de despertar a los paladares más viajados, las empresas de turismo muestran un abanico de posibilidades que invitan a salir al mundo que nos rodea. Los canales televisivos entran en los hogares resumiendo hechos anuales que ya forman parte de un pasado.
El reloj del tiempo nos hace sonar los minutos en el altoparlante personal y hay que alcanzar a enviar todos los saludos navideños, cerrar las cuentas del año, los presentes para la Familia, ir al supermercado, ver la pinta que se va a lucir, cumplir con los compromisos sociales y laborales. ¡Sí! , pero además mostrarnos calmados, con todo controlado, todo en el orden que acostumbramos a mantener.
¿No será que debemos dejar todo en congelado y pensar que es tiempo de cese bajo el sol, tiempo de amistad, tiempo de amor, tiempo de perdón y de reflexión . Tiempo de dejar caer las hojas para que nazcan las nuevas?
¿No será tiempo de entrar en la magnífica obra erigida por Joaquín Toesca el año de 1561 y quedarnos unos minutos al lado del Nacimiento tallado en madera, respirando a bocanadas suaves el verdadero significado de la Navidad para luego ir a casa?
FELIZ NAVIDAD AMIGOS
*Carmen Bustamante es Bachiller en Letras e imparte Cursos de Inglés en el Departamento de Educación Continua de la Universidad Santo Tomás en Santiago de Chile. Actualmente presta servicios en la Secretaría Ejecutiva de Cumbres en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile
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