Sobre el «Patriarcado de desastres», la pandemia y los derechos de las mujeres

Abrir un espacio para la reflexión, impulsar el intercambio de pareceres y recoger la voz de aquellas mujeres que forman parte de las sucesivas ediciones del ranking Top100 Mujeres Líderes en España es una labor necesaria e inspiradora.

En esta oportunidad, el disparador ha sido el artículo Patriarcado de desastres: como la pandemia ha desatado una guerra contra las mujeres, publicado por The Guardian. La autora es  V (anteriormente Eve Ensler) dramaturga norteamericana mundialmente conocida por sus «Monólogos de la Vagina», activista y fundadora de V-Day, un movimiento global para poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.

Desde Mujeres&Cía invitamos a tres mujeres Top 100 a leer este artículo, y a compartir sus impresiones a partir de tres preguntas. Las participantes han sido:

Abrir la discusión
V (formerly Eve Ensler).

A grandes rasgos, el artículo de V repasa el impacto que la pandemia de la COVID 19 ha tenido respecto de distintas problemáticas que afectan a las mujeres a nivel mundial. Según ella misma declara, ha pasado «meses entrevistando a activistas y líderes de base en todo el mundo, desde Kenia hasta Francia y la India, para averiguar cómo este proceso las está afectando y cómo están contraatacando.»

 

 

 

Algunos de sus señalamientos son:

  • El patriarcado de desastres es un proceso paralelo y complementario, en el que los hombres aprovechan una crisis para reafirmar el control y la dominación, y borrar rápidamente los derechos de las mujeres ganados con tanto esfuerzo. En todo el mundo, el patriarcado ha aprovechado al máximo el virus para recuperar el poder, por un lado, aumentando el peligro y la violencia para las mujeres, y por el otro, interviniendo como su supuesto controlador y protector.
  • Las condiciones del encierro (confinamiento, inseguridad económica, miedo a la enfermedad, exceso de alcohol) fueron una tormenta perfecta para el abuso. Es difícil determinar qué es más preocupante: el hecho de que en 2021 miles de hombres todavía se sientan dispuestos y con derecho a controlar, torturar y golpear a sus esposas, novias e hijos, o que ningún gobierno parece haber pensado en esto en su planificación para aislamiento.
  • En los EE. UU. se perdieron más de 5 millones de trabajos de mujeres entre el inicio de la pandemia y noviembre de 2020. Debido a que gran parte del trabajo de las mujeres requiere contacto físico con el público (restaurantes, tiendas, cuidado de niños, entornos de atención médica), los suyos fueron algunos de los primeros en irse.
  • Necesitamos seguir construyendo y difundiendo movimientos activistas. Necesitamos mujeres progresistas de base y mujeres de color en posiciones de poder. Necesitamos una iniciativa global en la escala de un Plan Marshall o más grande, para deconstruir y exorcizar el patriarcado, que es la raíz de tantas otras formas de opresión, desde el imperialismo hasta el racismo, desde la transfobia hasta la denigración de la Tierra.
Palabra de Top 100

A fin de conocer los particulares puntos de vista y vivencias de Ana Sierra, Carla Reyes Uschinsky y Nuria Coronado Sopeña partimos de tres preguntas referidas a cuestiones conceptuales, a observaciones de sus entornos y a su visión respecto de posibles líneas de acción.

Las generosas respuestas que cada una nos ha brindado resultan una excelente oportunidad para reflexionar e incidir, tanto en nuestros entornos como en aquellos espacios en los cuales volcamos nuestro compromiso.

¿Crees que es válida la afirmación de que existe un «patriarcado de desastres»?

Ana Sierra: Es evidente que los efectos del patriarcado aumentan considerablemente en guerras, pandemias, crisis económicas y otras situaciones dramáticas, aunque el mayor desastre es el patriarcado en sí.

Cualquier concepto que ayude a visibilizar los efectos del patriarcado me parece válido, aunque los efectos silenciosos de este sistema machista están presentes siempre y afectan a todas las mujeres y niñas del mundo. Ana Sierra

Ana Sierra / Foto: Alberto Di Lolli para El Mundo.

Si incluso los niños y hombres, aunque favorecidos en la mayoría de los aspectos, han sufrido y sufren, en menor medida, las consecuencias del patriarcado; (no olvidemos que existen estudios que afirman una mayor probabilidad de morir en acciones arriesgadas, por ejemplo). Resulta que esta construcción desigual del sistema es la verdadera pandemia, afecta a todas las personas de este planeta, independientemente de su condición, aumentando el riesgo de las más vulnerables: mujeres, racializadas, pobres, discapacitadas, diversas.

Nuria Coronado Sopeña: Lo que existe es el desastre del patriarcado. Un orden institucionalizado y bien asentado, desde que el mundo es mundo, para hacer que la vida de la mitad de la población se rija en la desigualdad.

Nuria Coronado Sopeña.

Nacer mujer, hembra humana, pese a que se ha avanzado mucho, significa tener todas las de perder si no es por la lucha feminista en la que todos y cada uno de los días luchamos con la dignidad de conquistar aquello que nos pertenece y que es la mitad de todo. Por tanto, no es necesario adornar lo que es evidente supone un desastre para las mujeres.

 

Lo que existe es el desastre del patriarcado. Un orden institucionalizado y bien asentado, desde que el mundo es mundo, para hacer que la vida de la mitad de la población se rija en la desigualdad. Nuria Coronado Sopeña

Carla Reyes Uschinsky: No creo que la desigualdad de sexos sea el resultado de una programada y deliberada batalla contra las mujeres. Más aún, creo que este enfoque del problema es equivocado.

Carla Reyes Uschinsky / Foto: Mero Barral.

Desde mi humilde opinión entiendo la desigualdad como un fenómeno de origen social, religioso o cultural pero que también tiene aspectos de carácter científico. No comparto la visión de “los hombres”, como si fuesen un colectivo que actúa de manera premeditada y que utiliza estrategias para hundir a las mujeres en el sometimiento y la opresión.

 

 

Efectivamente el término patriarcado me parece inapropiado y creo que la forma de avanzar en la igualdad entre sexos es con el compromiso masculino. Carla Reyes Uschinsky

No alcanzo a entender a ese sujeto denominado “patriarcado” que utiliza el Covid para recuperar el poder… Creo que el Covid ha sido una tragedia para el mundo, lo sigue siendo. Las consecuencias económicas por supuesto que no son las mismas para hombres y mujeres pero no por el virus sino por una estructura laboral que (en España) mantiene unas diferencias relevantes: las mujeres son las reinas del empleo parcial y precario y también son las campeonas en el sector servicio. Pero hay que ser rigurosos: también son mayoría en el sector sanitario donde la demanda de empleo creció de manera exponencial.

¿Has podido observar, o has experimentado, sobrecarga laboral a raíz de la pandemia?

Ana Sierra: Por supuesto, en mi caso coincidió con la maternidad; en marzo de 2020 durante el confinamiento, mi primer y único hijo tenía 8 meses; sin embargo, como psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja con perspectiva de género, atiendo a muchas mujeres y parejas y considero que la mayor sobrecarga es la mental; invisible y más dañina.

Y no podemos obviar que la doméstica ha aumentado al estar más tiempo en casa, ya se teletrabaje o no, y que laboralmente se prescinde antes de una mujer por cuestiones familiares de diversa índole, entre otras cuestiones, y curiosamente, trabajamos mejor y se nos exige más.

En marzo de 2020 durante el confinamiento, mi primer y único hijo tenía 8 meses; sin embargo, como psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja con perspectiva de género, atiendo a muchas mujeres y parejas y considero que la mayor sobrecarga es la mental; invisible y más dañina.

No olvidemos tampoco que la depresión es una enfermedad eminentemente femenina así como el consumo de medicación psiquiátrica. Y no estamos locas, tampoco más débiles, ni nuestro cerebro es tan diferente al de ellos, sino que soportamos mucho más y se espera de nosotras que seamos Wonderwoman. Está claro que maravillosas somos pero tenemos derecho a ser simplemente humanas y que no se nos mire con lupa o tengamos que demostrar tanto que una mujer también puede.

Nuria Coronado Sopeña: Así es. Teletrabajar ha sido sinónimo de trabajar aún más.

Hemos cambiado el estrés de la rutina que ya llevamos de por sí, el de estar dentro y fuera de casa trabajando, a llevar al hogar la sobrecarga emocional de una situación que nos ha superado nuevamente más a nosotras.

Hemos pasado del estar cansadas a estar arrastradas y aun así hemos seguido adelante. Esto sin lugar a dudas nos está pasando y nos seguirá pasando factura mentalmente.

Teletrabajar ha sido sinónimo de trabajar aún más.

Carla Reyes Uschinsky: Por supuesto que sí. Creo que es evidente que las mujeres hemos asumido durante los primeros meses tareas que nos han hecho aumentar la jornada laboral de manera importante y además bajo unos niveles de presión elevados.

¿Qué acción crees que deben tomar en España el Estado y las empresas para frenar o aliviar la situación que se describe en el artículo?

Ana Sierra: PREVENCIÓN Y EDUCACIÓN SEXUAL de calidad profesionalizada con perspectiva de género, feminista y accesible a todas las personas como asignatura obligatoria, como las matemáticas, conocer el sistema patriarcal, la violencia de género, la historia y lucha feminista, los efectos de las violencias machistas, los que quedan en la base del iceberg, además de en la punta. Para todas las edades, aplicado desde el nacimiento, educando a familias, infancia y adolescencia, a mayores y en los trabajos.
La Sexualidad es Vida, pues hasta el parto es un acto sexual y nos acompaña hasta nuestro último día en este mundo; está presente y afecta a todas las áreas de la vida, incluso en el trabajo pues no es solo sexo, también género, relaciones, emociones y afectos, comunicación y amor.
Yo trato de poner mi granito de arena desde mi Método GEA – Gestión Estratégica del Amor. El amor, bien entendido, es la clave.

Un 50% de paro juvenil es inasumible en un país del llamado “mundo rico”

Nuria Coronado Sopeña: No bastan las palabras, necesitamos hechos y sobre todo inversión económica para aliviar tanto a las mujeres, niñas y menores que sufren la violencia machista en sus diferentes versiones, como para que una sociedad como en la que vivimos, deje de negar la misma. Mientras no haya voluntad política de incidir de verdad con políticas feministas, no travestidas de feminismo, tanto en el estado como en las empresas, seguiremos estando atrapadas en una vida que nos seguirá negando nuestros derechos humanos.

Carla Reyes Uschinsky: Me resulta difícil inspirarme en este artículo para proponer medidas.
Lo más importante es implementar políticas de empleo que frenen el impacto del paro femenino. Entiendo que los fondos europeos que , en principio, deberíamos recibir, deben estar alienados con la igualdad de género y en ese sentido habrá que estar vigilante en que estos se apliquen.
No debemos olvidar las enormes brechas que ha dejado al descubierto el Covid: brecha digital, en particular en las áreas rurales, una imprescindible reforma del sistema educativo: la educación on line ha sido un fracaso en los niveles de primaria y secundaria.
Por último y muy importante el desafío que tenemos por delante es crear una economía que pueda absorber la demanda de trabajo de los jóvenes. Un 50% de paro juvenil es inasumible en un país del llamado “mundo rico”.

Lejos de pretender dar por cerrados los debates que seguramente suscite esta entrevista, nos interesa invitar a nuestras audiencias a formar opinión propia sobre el artículo del cual partimos, a analizar las estadísticas que ofrece y a llevar adelante, desde el lugar en el cual se desempeñan, las mejores prácticas para detener el indiscutible impacto negativo que la pandemia arroja sobre las mujeres y sus derechos.

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