Nadie duda del impacto de Internet en casa y en el trabajo. Los momentos más críticos del confinamiento han puesto de manifiesto el uso intensivo que hacen nuestros hijos de los dispositivos con acceso a la red. Nos preocupa la cantidad de horas y los contenidos a los que están expuestos los menores, pero también debemos prestar atención a los datos que comparten y con quiénes interactúan.
Según la Agencia Española de Protección de Datos, cerca del 85% de los hogares españoles cuenta con conexión a la red y alrededor de 7 de cada 10 de menores de 15 años disponen de teléfono móvil. Estas cifras hablan del creciente acceso a internet y dispositivos, pero también dan cuenta de los riesgos que acechan a niños y adolescentes.
Oversharing o compartir datos en exceso
Compartir información y datos personales en redes sociales se ha convertido en una práctica muy habitual para la mayor parte de la población, especialmente, entre los más jóvenes. En Instagram se realizan un total de 95 millones de publicaciones diarias en todo el mundo.
Esta sobreexposición de contenido se conoce como ‘oversharing’, que proviene del término inglés “over” (sobre) y “sharing” (compartir), y es una práctica sumamente frecuente entre los menores.
Según una encuesta realizada por Internet Matters, los niños de 11 años publican en las redes sociales un promedio de 26 veces al día y suelen sumar unos 100 o más seguidores en cada red, pero menos de la mitad de ellos son amigos en la ‘vida real’. Un 45 % de los menores de entre 9 y 16 años poseen un perfil en al menos una red social. Este porcentaje se dispara al 83 % en la franja de 15 a 16 años, según el estudio Net Children Go Mobile.
Esta sobreexposición de contenido se conoce como ‘oversharing’, que proviene del término inglés “over” (sobre) y “sharing” (compartir), y es una práctica sumamente frecuente entre los menores. Indicar la ubicación, compartir futuros planes o difundir el número de teléfono móvil son algunas de las prácticas más comunes entre los jóvenes en Internet. Los riegos más frecuentes a los que se exponen al compartir información personal en línea son suplantación de identidad, pornografía infantil y secuestro.
Para María Guerrero, psicóloga experta en tecnología y familia de Qustodio, “es fundamental que exista una comunicación abierta entre padres e hijos y que sean estos los que eduquen y fomenten un uso responsable de Internet. Esta es la clave para poder garantizar la seguridad y el bienestar de los menores también en el entorno digital”.
Protección de datos y derecho al olvido
Una vez que se publica un contenido en la red debemos pensar que estos contenidos no podrán borrarse. Si bien la normativa de privacidad intenta establecer un derecho al “olvido”, es difícil de aplicar y no siempre logramos que las plataformas eliminen los datos.
Ante esta realidad, es importante recordar que cualquier tratamiento de datos personales de un menor de 14 años necesita del consentimiento de sus padres o tutores. Además, la protección de datos personales es un derecho fundamental y está avalada por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).