La constitución española deja claro que todos, independientemente de sexo, raza, religión o cualquier otra condición somos iguales ante la ley. Sin embargo en muchos casos, ciertas circunstancias dificultan el buen ejercicio de este principio.
El caso de un hombre que lleva ocho años intentando que el centro de educación especial donde trabaja, le conceda el cambio de turno a la jornada nocturna para así poder ocuparse de sus hijos, es sólo la muestra de algo que pueden padecer muchos hombres por la falta de adecuación de la sociedad.
Tras ocho años de lucha, Germán H. ha conseguido que se le reconozca el derecho a cambiar de horario laboral. Tras cinco años de resoluciones negativas de los tribunales, incluido el Supremo, solicitó amparo al Tribunal Constitucional, que ahora le reconoce este derecho fundamental. El interesado asegura sentirse satisfecho, ya que esto servirá a otras familias en su misma situación.
Él ha ganado la batalla, una lucha que es ahora más moral que otra cosa, ya que el tiempo perdido no lo puede recuperar.
La sentencia no se ha hecho efectiva todavía y está en manos del Juzgado de lo Social de Plasencia, donde reside el protagonista de la demanda, dictar una nueva sentencia respetuosa con este derecho ya reconocido.
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