La prostitución ¿debe estar regulada como cualquier otra actividad económica?. Este debate es como una marea, unas veces aparece en la primera línea de los medios y otras se retrae a la espera de tiempos mejores. ¿Debería la prostitución, una de las formas de esclavitud más antiguas del mundo, convertirse en el oficio más nuevo de España?
Estableciendo las reglas
En nombre de la libertad se arguye que una mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiera y por eso no se le puede prohibir que haga de la prostitución su medio de vida. De acuerdo con ello, si fuera un trabajo, tendría que estar regularizado como lo están todas las profesiones.
Regularizar, según la Real Academia de la Lengua, es legalizar, adecuar a derecho una situación de hecho o irregular. Si fuera un trabajo, los legisladores tendrían que tener en cuenta, además de las cuestiones habituales en la prestación de un servicio, algunas otras particularidades de la nueva actividad a regular. Vamos a analizar someramente algunas de ellas.
El cliente estará obligado a usar condón, es lo justo y, si éste se rompe, las consecuencias en la salud serán enfermedad laboral. ¿Sólo van a necesitar revisiones sanitarias las trabajadoras? El cliente estará obligado a usar condón, es lo justo y, si éste se rompe, las consecuencias en la salud serán enfermedad laboral. ¿Sólo van a necesitar revisiones sanitarias las trabajadoras? Es de justicia que también el cliente presente un certificado de que no padece enfermedades infecciosas.
Como los métodos anticonceptivos tienen una determinada tasa de fallos, no se puede descartar que se produzca un embarazo debido al trabajo. El embarazo, si es de un cliente ¿no debería también tener la consideración de accidente laboral?
En caso de este tipo de imprevistos con resultado de embarazo ¿tendrá la trabajadora la obligación de abortar o podrá elegir? Sería prudente tomar, de forma preventiva y durante un tiempo determinado, el ADN de los clientes porque, si surge este percance, la criatura tiene todo el derecho a saber quién fue su progenitor. Por otro lado ¿quién se hará cargo de su cuidado y educación? No olvidemos que este nacimiento es un accidente laboral.
Una nueva profesión
Si es un oficio legal, que nadie se escandalice luego porque haya que admitir que surjan escuelas donde se enseñe a ejercer. Si es un oficio legal, podrá haber cursos de formación profesional para las niñas que no quieran estudiar otra cosa. Si es legal, aparecerá como tal en la relación de profesiones posibles.
No toda la sociedad tiene la misma opinión
Las sociedades cambian. La esclavitud, la discriminación racial o el maltrato a las mujeres eran algo admitido desde la más remota antigüedad, incluso en sociedades sofisticadas que son la base de nuestra cultura. Pero ahora, afortunadamente, las sociedades democráticas consideran esas prácticas intolerables.
Desde que la sociedad humana existe, ha habido robos, pero eso no implica que la ley los consienta. Hay actividades y comportamientos que, aunque ocurran desde siempre, no por eso son aceptables.
Ahora la sociedad española considera que la venta del propio cuerpo para el placer de otro no es un trabajo. Por eso no se puede regular como si lo fuera. Tampoco se permite que alguien venda sus riñones, aunque sean suyos. O que una persona trabaje en régimen de esclavitud aunque lo elija.
*Teresa Pascual Ogueta, es Ingeniero Superior de Telecomunicación y experta en implantación de nuevas tecnologías en la empresa. Conferencista y autora de varias publicaciones se especializa en el análisis crítico de las noticias.
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