Que Hillary Clinton y Sarah Palin son víctimas evidentes del sexismo mediático lo dice Susan J. Carroll poco antes de que Ma. Rosa Berganza se meta de lleno en los casos de las españolas. Sucedió en el encuentro “Mujeres en Política y medios de comunicación” que se llevó a cabo en el Instituto Internacional.
Carroll lo dice con contundencia: la cobertura informativa de la actual campaña electoral norteamericana ha dejado patente el sexismo de los medios de comunicación” La catedrática de Ciencias Políticas y de Estudios de Género de la Universidad Rutgers, de EEUU,y se centra en las dos mujeres protagonistas que han tenido las elecciones norteamericanas: Hillary Clinton y Sarah Palin. Y pone como ejemplo el grito de “Plancha mis camisas” que le espetó un asistente al acto de campaña como precandidata demócrata a la Presidencia de EEUU.
“Este mantra neanderthal recibió muy poca cobertura –afirma Carroll refiriéndose al episodio. Y afirma que “Si hubiera tenido un tinte racial habría saltado a las primeras páginas. De hecho, en las primarias el racismo fue noticia; pero no lo fue el sexismo dirigido contra Clinton”, comentó la profesora americana, que considera que la prensa de su país ha mostrado una preferencia clara por Barack Obama en una proporción de 9 de cada 10. “Desde los medios se llegó a decir que Hillary había sido elegida candidata a la Presidencia, no por méritos propios, sino porque su marido le fue infiel”.
Carroll habló también del tratamiento sexista que se la ha dado a Sarah Palin a la que se suelen referir con calificativos como “sexy” y “mujer cañón”. Agregó que se la ha criticado por sus gafas, por su ropa sin pretensión, por su peinado, por tener una hija de 17 años embarazada y que los periodistas sin distinción de sexo, han recordado su pasado como ganadora de concursos de belleza y le han reprochado su escaso rodaje en Política más allá del Estado de Alaska. “Se le ha tratado de forma distinta que a un hombre. A Obama no se le ha criticado tanto su falta de experiencia”.
Afirma que Palin ha salido peor parada que Clinton porque ésta conocía los estereotipos con los que se mueve la sociedad americana: la mujer tiene menos capacidad de ejercer un cargo público y no tiene preparación para estar al frente de las Fuerzas Armadas. “Por eso eligió su experiencia como el punto de atención de la campaña. Palin, en cambio, no conocía estos estereotipos y no tuvo estrategias para enfrentarlos”.
Y por casa ¿Cómo andamos?
En España la situación es parecida según María Rosa Berganza linvestigadora y profesora de la Universidad Rey Juan Carlos, en su conferencia. El discurso mediático sobre las mujeres políticas en España: ¿sexista o igualitario?.
También dice Berganza que es diferente el trato que se da a las mujeres en los medios de comunicación. “No tiene nada que ver con el que reciben sus homólogos políticos. Es diferente y negativo. Hay una excesiva familiaridad en el trato y por ello se proyectan figuras de poca autoridad”.
También se refirió a los nombres de pila o diminutivos con que se alude a ’Espe’ (Esperanza Aguirre) o ’Trini’ (Trinidad Jiménez), algo que no sucede con los hombres..
También puntualizó que en el discurso mediático “las mujeres son, primero mujeres y luego políticas”: cuando son protagonistas se les presta más atención a su vida personal, su rol de madre, su edad, su pareja o cómo concilia trabajo y familia, y tiene más interés su vestimenta y su apariencia física, aún cuando se hable de información política y de prensa de calidad.
Dice finalmente Berganza que este enfoque del tratamiento informativo sólo consigue “restar autoridad a las mujeres que ocupan cargos políticos” algo que hay que cambiar con urgencia.
Sobre el Instituto Internacional
El Instituto Internacional, institución cultural norteamericana, viene organizando desde hace diecisiete años un Coloquio de la Mujer en el que se abordan diferentes aspectos relacionados con la vida de la mujer actual. En esta edición se ha centrado en analizar cómo presentan y representan los medios de comunicación a las mujeres que ocupan cargos políticos.