Un estudio realizado por Fremap apunta a que las bajas laborales relacionadas con la salud mental han aumentado un 30,9% en menores de 35 años, en el período de entre 2015 y 2021.
El ‘Estudio de la evolución de los trastornos mentales y del comportamiento en la incapacidad temporal’ elaborado por la aseguradora, analiza 380.000 bajas de una muestra de 3 millones de trabajadores desde 2015 hasta 2021. La investigación muestra que la tendencia es al alza para todos los grupos de edad, habiendo experimentado una subida del 17,36%.
La neuropsiquiatra Rafaela Santos* ha conversado con Mujeres&Cía para explicar las razones de este panorama y brindar algunas posibles soluciones. Además de referirse a la pandemia y sus efectos, la especialista también mencionó algunas de las características que definen a la generación de menores de 35 años y que provocan efectos adversos en su salud mental.
¿Cuáles podrían ser las causas del aumento de las bajas laborales?
Es cierto que los problemas de salud mental son cada vez más frecuentes en el entorno laboral. Según las estadísticas, uno de cada cinco españoles consume algún tipo de sustancia para dormir. El consumo de psicofármacos se ha triplicado en los últimos años y, sin ir más lejos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que estos problemas, en su mayoría provocados por causas del entorno laboral, producen tensión emocional y derivan en ansiedad y depresión, constituyendo las principales causas de incapacidad laboral en los países desarrollados.
La pandemia ha cambiado la manera de vivir y, en gran medida, la causa de las bajas laborales está en que las nuevas circunstancias laborales influyen negativamente
El alto índice de desempleo provoca que cuando se tiene trabajo vivas en alerta para defenderlo, con miedo a ser el siguiente en engrosar la lista de parados, a esto se suma la presión provocada por tener que asumir mayor carga laboral debido a que las plantillas se reducen, la incertidumbre del mercado laboral y, estos momentos, incluso el teletrabajo, puede tener un efecto directo en algunos casos provocando ánimo depresivo por el aislamiento social y desequilibrio en la salud mental.
Por lo tanto, la clave para mitigar esta preocupante situación que conlleva gran incertidumbre, es lograr un ambiente laboral sano, un entorno organizacional positivo que fomente el bienestar y una cultura de empresa que ponga en el centro a la persona. Esto influirá directamente de forma muy positiva en la mejora de la productividad y finalmente en los resultados de la empresa. Debemos recordar que las personas felices son más productivas.
¿Por qué afecta más a menores de 35 años? ¿Cuáles consideras que son actualmente las mayores preocupaciones de este grupo etario?
En primer lugar, porque ese rango de edad es la mayor fuerza de trabajo y, por tanto, estadísticamente son más los casos, pero también se debe a la propia educación de los jóvenes y la falta de experiencia previa para soportar situaciones difíciles.
La educación y ambientes familiares excesivamente protectores han creado una cultura perfeccionista, a la vez que insegura o dependiente, por lo que estos jóvenes toleran mal la frustración. En general, las nuevas generaciones han vivido en entornos mucho más cómodos y quizás, queriéndoles evitar el sufrimiento, les hemos hecho un flaco favor, y ahora nos encontramos con una generación que se deprime con facilidad ante las presiones y las dificultades propias de la vida.
En el trabajo siempre habrá problemas y contrariedades, por lo que si no están preparados para afrontarlas se pueden romper emocionalmente.
Observamos que esta generación se cansa y desmotiva con mayor facilidad, y no olvidemos que la mala gestión del estrés puede acabar en depresión ya que transitan por la misma senda.
Cuando el estrés se va haciendo crónico, aparecen los trastornos del sueño, problemas de concentración y rendimiento, irritabilidad junto con un cierto nivel de apatía o desmotivación pudiendo llegar a la depresión que detectamos en las consultas con un incremento de hasta un 38% entre los profesionales jóvenes que ven afectada su vida profesional y personal.
¿Cómo pueden las empresas revertir este panorama de bajas?
No hay futuro sin salud mental. Y no hay salud mental sin prevención. Por lo tanto, todo lo que se pueda invertir en prevención asegurará que este panorama gire a mejor. El desarrollo de la resiliencia personal y empresarial influye en el clima laboral y es la mejor forma de mejorar la salud mental.
Según el Instituto Español de Resiliencia, esta capacidad de afrontar la adversidad y recuperarse después de una situación difícil o traumática se llama Resiliencia. Consideramos que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, y soportan mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.
Hay que aclarar que tener resiliencia no equivale a que las personas no experimenten sufrimiento antes las dificultades, pero la empresa puede mejorar el bienestar en el trabajo, potenciando y fomentando en los trabajadores el manejo y control del estrés que minimice sus efectos en la salud. Todo ello supondría un aumento en la productividad individual y, por consiguiente, en la totalidad de los resultados empresariales.
Otro aspecto fundamental es que la empresa se preocupe de conocer el nivel de salud mental de su organización y su grado de resiliencia, que conozca bien sus factores de riesgo y su potencial para trabajar bajo presión o con dificultades.
Analizar el índice de resiliencia de la organización ayuda a tener conciencia de dónde y cómo actuar
El tercer punto a considerar es fomentar y potenciar las competencias y habilidades de los empleados promoviendo programas de formación profesional y personal. Fomentar una cultura de formación basada en las fortalezas de los colaboradores, y no sólo en sus áreas de desarrollo, ya que conocer sus fortalezas individuales ayuda a que puedan trabajar más felices, más centrados y sean más productivos
¿Consideras que se le da la atención necesaria a la salud mental en el ámbito laboral en España? ¿Qué cosas deberían cambiar para mejorar en este sentido?
Creo que todavía no, que hay mucho camino por recorrer, pero también es verdad que la nueva situación laboral existente provocada por la pandemia, ha hecho que los departamentos de recursos humanos de las empresas hayan tenido que buscar y establecer estrategias orientadas a mejorar el estado físico y emocional de las plantillas, iniciando un camino en la prevención de la salud mental.
Es fundamental implantar recursos para proteger la salud física y mental de los empleados y mejorar su calidad de vida laboral poniendo en marcha condiciones, como pueden ser:
- Aumentar la autonomía del trabajador y la formación continuada.
- Favorecer los estilos de supervisión y de liderazgo participativo.
- Desarrollar la carrera profesional según criterios objetivos y evaluables.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la salud mental de los trabajadores?
Como psiquiatra observo con preocupación que el declive de la salud mental es evidente. Han crecido los niveles de ansiedad de forma alarmante y la depresión y el suicidio amenazan con ganar la batalla en esta etapa postpandemia. Como manifiesta la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “la COVID-19 ha sido y sigue siendo un terrible enemigo, además de ser una amenaza para la salud pública, ha hecho estragos a nivel económico y social poniendo en riesgo a millones de familias”. Nuestra preocupación es que la próxima pandemia sea de salud mental
Tras casi tres años de lucha contra la COVID-19, más del 50 por ciento de los trabajadores reconoce que su salud mental se ha deteriorado en el ámbito laboral.
Tras la pandemia las personas trabajan con menos ilusión, más preocupadas y con mayor ansiedad; en definitiva, su salud mental ha empeorado y un alto porcentaje se encuentran cansados y con pocas fuerzas para seguir adelante.
Para colmo de esta nueva realidad, se vislumbra un futuro incierto porque la economía a nivel mundial está afectada por una grave crisis. Por todo ello, es importante centrarnos en el cuidado de las personas, tanto a nivel físico como mental y conviene desarrollar programas de resiliencia y promover, por parte de las empresas, medidas que fomenten el bienestar de los trabajadores y reduzcan los factores que ponen en riesgo su salud mental.
*Más sobre Rafaela Santos
Es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en Psiquiatría con el Doctorado en Neurociencias, acreditada por el Ministerio de Sanidad de España. También es magíster en práctica Psiquiátrica por la Universidad Complutense de Madrid y médica psicoterapeuta por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid. Se especializó en Trastorno por Estrés Postraumático en la American Academy of Traumatyc Stress Experts, de Estados Unidos. Actualmente, preside el Instituto Español de Resiliencia y la Sociedad Española de Especialistas en Estrés Postraumático, además, es CEO de la Fundación Humanae.
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