Conocer las necesidades, emociones y aspiraciones de una mujer es saber qué va a comprar. En el foro internacional Rethink-her "Ellas deciden" los mejores expertos en marketing y branding dirigido por y para mujeres explicarán y debatirán con los asistentes aquellas cuestiones que realmente motivan sus decisiones de compra.
Ha llegado la hora de identificar, analizar e incluso celebrar las diferencias entre hombres y mujeres, desarrollando programas de marketing específicos para las consumidoras.
El titular que encabeza esta nota proviene de un estudio reciente de la American Marketing Association. Retrata una poco alentadora realidad, pero también las ventas que pierden las empresas cuando no feminizan sus planes de negocio. Ha llegado la hora de identificar, analizar e incluso celebrar las diferencias entre hombres y mujeres, desarrollando programas de marketing específicos para las consumidoras.
Agrupación de consumidoras, la maniobra para conectar con ellas. De forma espontánea -en el parque, en el trabajo, en internet…-, las mujeres se agrupan para compartir ideas, sentimientos, sueños, miedos y, sobre todo, información. Resulta fundamental construir y apoyar una comunidad de mujeres en la que la propia marca se convierta en un miembro destacado, útil y activo del grupo (las mujeres son 3 veces más propensas que los hombres a adquirir un producto recomendado por sus congéneres).
La habilidad femenina para la multitarea reclama marcas conciliadoras. Mientras que un hombre se dirige directamente hacia la meta, los objetivos a cumplir por una mujer se desarrollan a lo largo del camino. Ellas son el motor de la actividad diaria y el nexo entre el hogar, el trabajo y la sociedad. Porque las mujeres viven en múltiples ámbitos a la vez, las empresas no pueden obviar la conciliación entre vida familiar, laboral, social y personal si quieren crear un vínculo de fidelidad con ellas.
Anticiparse a sus necesidades con naturalidad. Como consumidoras, las mujeres esperan una solución práctica y recompensan a quien lo hace. Esto significa entenderlas y ser sensibles a sus requerimientos, teniendo en cuenta que el cerebro femenino recibe y valora la información diferente. Una mujer ve y escucha a todos los niveles: recoge pistas, entreteje hilos, intuye e interioriza los significados en una segunda lectura. Más que un solo impacto, por impulsivo y agresivo que sea, prefiere lo que se integra de forma natural en su cotidianidad. Por eso apuesta por una marca que sea adecuada no sólo en el hogar o en el trabajo, sino en cualquier escenario en el que se mueva.
Ganarse su confianza mediante la comunicación activa. Intercambiar sugerencias y opiniones con las clientas permitirá ajustar la marca a la idiosincrasia femenina. Las consumidoras son cada vez más exigentes, por lo que una relación mujer-marca fluida, respetuosa y sincera llamará más la atención de este poderoso segmento económico. Más información: www.rethinkher.com.
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