El boom de la formación on-line no puede negarse. Resulta más cómodo, y permite compatibilizar la educación con cualquier otra actividad. Si bien un estudio del departamento de educación estadounidense comparaba la educación on-line con la presencial en calidad, ahora una investigación del NBER asegura que la metodología on-line puede no ser tan buena para todos.
Aunque la mayoría alaba su utilidad como complemento a la educación tradicional, lo cierto es que desde su aparición la formación online ha estado sujeta al más duro escrutinio. Los MBA son el mejor ejemplo de las dudas que para muchos desata la metodología de educación online a distancia. Sin embargo, al final son pocas las escuelas que no aprovechen Internet en alguno de sus módulos e incluso como principal herramienta formativa.
Los resultados apuntan a que no todos los estudiantes son capaces de adaptarse de igual forma a la metodología online y el rendimiento de algunos se resiente. En 2009 el Departamento de Educación de Estados Unidos realizó un estudio que equiparaba la educación online a la presencial. Es decir, que los alumnos que se decantaban por la primera alternativa conseguían los mismos o mejores resultados que los de la segunda. Sin embargo, ahora otra investigación realizada por el NBER, siglas anglosajonas del Departamento Nacional de Investigación Económica, ha echado por tierra esas teorías. De hecho, sus hallazgos apuntan a que no todos los estudiantes son capaces de adaptarse de igual forma a la metodología online y el rendimiento de algunos se resiente. Los más afectados son los hombres, hispanos y quienes cuentan con peores calificaciones.
El estudio de NBER se basa en los resultados de 312 estudiantes universitarios de un curso sobre microeconomía en una universidad estatal estadounidense. El curso constaba de tres test: dos exámenes parciales y uno final. En el caso de los estudiantes hispanos, quienes cursaron el programa online tuvieron menos éxito que quienes lo hicieron de forma presencial hasta el punto de conseguir más de un punto menos de media.
En el caso de los hombres que leyeron el temario y estudiaron online, su puntuación fue medio punto peor que quienes acudieron a clase, en tanto que los que peores notas arrastraban empeoraron en la modalidad online en un punto.
El problema para el sistema educativo estadounidense es que en su esfuerzo por recortar costes muchas escuelas empiezan a hacer de la formación online lo habitual, lo que podría ser un serio inconveniente a largo plazo tal u como apunta un estudio de la Fundación Nacional de Ciencia.
En España todavía no hay estudios similares que midan la efectividad de la educación online, aunque sí es cierto que cada vez más universidades la utilizan como sistema de apoyo a la enseñanza tradicional sin que hayan registrado un retroceso en las calificaciones de ningún colectivo en particular.
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