¿Educar para el mundo?

A pesar de que la educación es uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad y a su vez un reflejo de su cultura y de su velocidad de progreso; evoluciona a un ritmo infinitamente más lento que el que llevan los hechos ocurridos día a día que van cambiando al mundo y a su gente.

Quizás la globalización ha sido una consecuencia más de las presiones que han ejercido la economía sobre el modo de vida de las familias y el constante crecimiento que ha tenido la población mundial y que influye sobre la disponibilidad de recursos y opciones para todos los habitantes, por lo que la necesidad de desplazarse de un lugar a otro es cada vez más frecuente.

Los padres se ven presionados ante la nueva necesidad de ofrecer una educación y crianza a los hijos que les permita desenvolverse con naturalidad y éxito en un mundo globalizado.Este cambio en el paradigma obliga a cuestionar los modelos de formación actuales, donde los padres se ven presionados ante la nueva necesidad de ofrecer una educación y crianza a los hijos que les permita desenvolverse con naturalidad y éxito en un mundo globalizado que parece haberse reducido con respecto a las visiones del mundo que presentaban nuestros abuelos.

La necesidad de formar niños con mentalidad global es imprescindible en el siglo XXI donde el estudio, el empleo o la familia pueden estar en cualquier parte del planeta sin que eso represente una barrera para continuar el camino hacia el desarrollo profesional y personal.

Es un compromiso social el incorporar en los hogares una visión globalizada, donde se reflejan directamente las estrechas vinculaciones entre eventos ocurridos en Europa y efectos percibidos en América, o en Oceanía, y que permitirá la formación de ciudadanos mas sensibilizados hacia la integración de todos los seres humanos como iguales y con el medio ambiente que les rodea, sin diferencias de raza, color o credo, porque la vinculación entre los individuos es lo que permite normalizar las situaciones al punto de no notar las pequeñas diferencias entre unos y otros.

Así pues, como la historia es dinámica ahora más que nunca la consigna es: cambiar.

*Nairoby Guzman es MBA en Biotecnología

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