La Reunión Anual del Foro Económico Mundial de 2025 se llevará a cabo en Davos, Suiza, del 20 al 24 de enero, bajo el lema «Colaboración para la Era Inteligente».
Este encuentro reunirá a líderes gubernamentales, representantes de organizaciones internacionales, ejecutivos de las 1.000 empresas miembros del Foro, así como a líderes de la sociedad civil, jóvenes agentes de cambio, emprendedores sociales y medios de comunicación.
El evento será el epicentro de debates sobre los desafíos y oportunidades que trae la inteligencia artificial (IA) en un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la tecnología. En este marco, cuatro mujeres líderes en innovación y tecnología han compartido con Mujeres y Cia sus perspectivas sobre cómo la IA redefinirá el futuro.
Esther Morales Pérez, Associate Partner en Berocam Consulting, socia Fundadora de PiperLab, co-fundadora del programa «Data is in the Air», donde divulga el impacto de la tecnología y la IA en la sociedad.
«En la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos 2025, bajo el lema «Colaboración para la Era Inteligente», los líderes mundiales se enfrentan al desafío de coordinar esfuerzos en un contexto de tecnologías convergentes e hiperinteligencia. Evitar la fragmentación, y construir un futuro más inteligente en la era de las tecnologías convergentes, requiere un enfoque coordinado que combine cooperación global, ética tecnológica, y participación inclusiva.
La clave radica en convertir la tecnología en un habilitador de cohesión, no de división, abordando desafíos globales de manera conjunta y equitativa. La inclusión de mujeres en roles de liderazgo tecnológico, y su participación en la creación y gestión de tecnologías emergentes es esencial para garantizar perspectivas diversas y soluciones inclusivas. Apoyar iniciativas que promuevan la participación femenina en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) fortalecerá la colaboración hacia un futuro más equilibrado».
Aurea Rodríguez, experta en innovación estratégica y autora del libro «Antes muerta que sin IA».
«La colaboración en la era inteligente va más allá de la colaboración entre humanos sino también la colaboración humano-máquina. El mundo híbrido ya no es físico-digital sino también humano-maquina. En un momento en que las economías globales enfrentan una transformación de la economía sin precedentes, debemos medir su capacidad de otra manera y es por eso que le propondría al Foro de Davos que calculáramos más allá del PIB, el Talento Interior Bruto (TIB) como medida de nuestra capacidades diferenciales de crecimiento en una economía aumentada.
El TIB mediría las capacidades que nos permiten explotar al máximo la tecnología en esta nueva economía o como indican en el WEF, un crecimiento económico sostenible en la Era Inteligente. Este enfoque innovador que propongo redefine la medición de la capacidad de un país o una empresa evaluando sus habilidades únicas como la creatividad, la innovación y la adaptabilidad, fundamentales para complementar y liderar la integración ética de la inteligencia artificial en los mercados laborales.
La competitividad en este nuevo escenario económico no solo vendrá por la capacidad de cómputo o la tecnología en sí, sino por la capacidad de las personas para combinar su conocimiento humano con el derivado de los datos y los sistemas de IA, esto es lo que permitirá a empresas, organizaciones o países ser más competitivos y crecer. El TIB mediría también políticas que fomenten la inclusión y la inversión en el desarrollo del talento humano, facilitando la creación de ecosistemas empresariales más diversos y competitivos y por tanto economías más resilientes, inclusivas y dinámicas en un mundo que estará cada vez más automatizado«.
Chelo Fernández, Head of Observatory en la Fundación Mobile World Capital Barcelona, profesora colaboradora en la Universitat Oberta de Catalunya y en la Salle Tech_Nova. Ingeniera Técnica en Telecomunicaciones.
«Parece aceptado que vivimos un cambio de era. Muchas voces lo atribuyen a la convergencia tecnológica, y en particular, al auge de la IA sin inviernos en el horizonte. Yo no le atribuyo la responsabilidad de una transformación profunda a la tecnología. Creo que la causa raíz que moviliza a los humanos a salir de su zona de confort y plantearse redibujar la realidad conocida, es una fuerza mayor y urgente. Como es el caso de la crisis de nuestros modelos socio-económicos actuales afectando de forma transversal y holística a todos los sectores sin excepción.
Los modelos del siglo XX (cuya vigencia intentamos estirar desesperadamente) ya no dan respuesta a las nuevas realidades introducidas en la tercera revolución industrial (la de la digitalización a escala e Internet). Y menos todavía a los retos de la nueva era que vislumbramos (la de los sistemas inteligentes).
El papel de la tecnología en el escenario actual es el de herramienta habilitadora. Por eso la estamos abrazando como elemento esencial e indispensable para la transformación socio-económica en la que estamos inmersos. Lo único constante en nuestro entorno es el cambio. Quizás esto no sea nuevo, pero sí que lo es la velocidad a la que suceden dichos cambios y la corta vigencia a la que condenan a normas y políticas para no quedarse obsoletas.
Para llegar al nuevo orden, sea el que resulte ser, se necesitará colaborar de forma radical. Nos costará un tiempo, no será rápido. Pero sucederá porque no hay alternativa. Y una de las estas colaboraciones que está abriendo un camino sin retorno, es la de los géneros. Las mujeres no estamos en una situación de equidad en el sistema actual, lo que significa que el sistema actual está condenado, y el nuevo, obligado a reubicarnos. ¡Qué ganas de ver emerger al siglo XXI!«.
Elena Sánchez, Transformation & AI Adoption Advisor, miembro experto de la asociación Generative AI Association, cofundadora de la asociación sin ánimo de lucro WeTheHumans que promueve la ética en la Inteligencia Artificial.
«Para abordar los retos de la Era Inteligente, es imprescindible involucrar activamente a los ciudadanos en la configuración y evaluación de políticas tecnológicas. Esto requiere trascender la colaboración tradicional entre administraciones públicas y sector privado, para fomentar una co-creación efectiva entre y con los propios ciudadanos. Una propuesta central para Davos 2025 es el planteamiento de esta participación lo más globalizada y, a la vez, más cercana posible.
Por ejemplo, a través del desarrollo de plataformas de participación ciudadana inclusivas y accesibles, basadas en un planteamiento de «comunidad global conectada». Este tipo de foros servirían para la participación y el intercambio a través de la propuesta de ideas, casos de uso, debate de políticas, la simulación para evaluar impactos de decisiones tecnológicas, o encuestas globales interactivas que faciliten el co-diseño de soluciones.
La integración de programas educativos como los promovidos por la UNESCO o la UE ampliaría las competencias digitales de los usuarios, incrementando su capacidad de contribuir en asuntos concretos. Estas plataformas deben ser espacios que reflejen la diversidad generacional, cultural, profesional, educativa e incluir a personas con diversidad de capacidades, cerrando así la brecha entre quienes diseñan tecnologías y quienes las utilizan. La mujer también jugaría un papel crucial ya que su impacto en la colaboración garantizaría una representación más equitativa de todas las voces para la utilidad de la tecnología y su impacto en la transformación social«.
