Leí hace poco que cuando se cuenta una historia única corremos el peligro de creernos que esa sea la verdad. Lo dijo Chimamanda Ngozi Adichie, la novelista nigeriana. Y me hizo pensar cuánto de la historia única que conocemos fue escrita por hombres y nos excluye.
Por eso insisto tanto, en días como estos, frente a una nueva edición del ranking Top 100 Mujeres Líderes, de que las mujeres sean generosas y propongan a otras mujeres. Cuantas más referentes, aunque sólo 100 lleguen a la final, muchas más mujeres sabrán que son capaces, porque se estarán mirando en ese espejo, el de las que han llegado.
El valor del tiempo y del mensaje
Participé ayer en un estupendo congreso organizado por Fraternidad Muprespa, compartiendo escenario con mujeres notables que tienen mucho que decir. Me sorprendió en muchas de ellas, la excelente capacidad para transmitir pensamientos innovadores. Y en los hombres, que oficiaron de moderadores, la curiosidad, el respeto y la empatía…
Con una organización en la que cada minuto valió la pena, agradecí que hubiera una pantalla cronometrando la intervención de cada ponente, y los tres minutos que menguaban hasta convertirse en una pantalla roja. ¡Olé! Mi sueño dorado cada vez que voy a un congreso…
Los estudios dicen que la empatía es la razón última por la que decidimos cooperar en lugar de competir.
Lo breve si breve dice el refrán…y deviene en que en lugar de disfrutar, me pongo en modo listas mentales pendientes, porque las parrafadas son eternas, o me producen una modorra a los cerros de Úbeda, la de mi querido Juanjo Almagro… ¿Juanjo dónde estás?
Sobre la empatía y el liderazgo cooperativo
Cuando me preguntaron sobre las características de las mujeres que llegan a ser líderes en el ranking de Las Top 100 que estamos lanzando en estos días, volví a decir que son muy diferentes y que llegan por distintas razones. Y que, según los sectores y el carácter de cada una, marcan un paso distinto. Pero que en todas encontré pasión y determinación. Me olvidé de la constancia, esa virtud infra valorada, tan importante en tiempos como estos. Y, una vez más reivindiqué que las mujeres puedan ser lo que sean y no lo que se espera de ellas. Entonces pensé en el lugar común, que muchas cumplimos, de la empatía. Y que no está no mal si miramos al futuro.
Que la sabiduría radica en que podamos volver a narrar la historia.
Los estudios dicen que la empatía es la razón última por la que decidimos cooperar en lugar de competir, incluso cuando tenemos una opinión negativa sobre la otra persona. Y que hace que prevalezca el comportamiento cooperativo sobre el egoísta. Generosidad y empatía.
Dice Joshua Plotkin, profesor en el Departamento de Biología de la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad de Pensilvania, que implica también “la voluntad de tener en cuenta la perspectiva de otra persona cuando se formulan juicios morales”.
Volviendo a Chimamanda, creo que la sabiduría radica en que podamos volver a narrar la historia. Y no creer que la que conocimos es la única posible. Que tenemos el deber de reescribirla con nuestra mirada y con los aportes de quienes somos parte de ella. Por eso es importante el compromiso, defender las causas que creemos nobles y alzar la voz cuando es necesario. Pero sobre todo, estar siempre abiertas a escuchar otras voces que nos hagan repensar y preguntarnos. Y dispuestas -las personas- a poner todo en entredicho. Porque eso hará que sea mejor el resultado no sólo de lo que hacemos, sino también de lo que somos.