La irrupción de la inteligencia artificial no solo está transformando los procesos empresariales, sino también la manera en la que entendemos el liderazgo. La toma de decisiones, la gestión de equipos y la visión estratégica se ven atravesadas por tecnologías capaces de procesar datos a una velocidad sin precedentes. Sin embargo, lo que está en juego no es únicamente la eficiencia: se trata de definir cómo mantener el factor humano en un entorno donde los algoritmos parecen ganar terreno.
En este contexto, la figura del líder se enfrenta a una redefinición profunda. Ya no basta con dominar conocimientos técnicos o impulsar la productividad; se requiere también cultivar la empatía, la capacidad de escucha, la visión ética y la adaptación constante. La inteligencia artificial puede ser un copiloto poderoso, pero sigue siendo el criterio humano el que otorga dirección y propósito a las organizaciones.
Para explorar cómo se vive y se proyecta este desafío, Mujeresycia reúne en esta entrevista coral a tres referentes en sus ámbitos: Fabiola Pérez Ramos, CEO y cofundadora de MIOTI Tech & Business School; Beatriz Valdés Pérez, directora de Tecnología (CTO) en Zerod; y Lucía Bayce Filloy, directora de Marketing y Comunicación en GFT Technologies España. Desde sus distintas posiciones, reflexionan sobre cómo la IA está transformando el liderazgo y qué papel jugarán las habilidades humanas en esta nueva era.
Las entrevistadas

Lucía Bayce Filloy, directora de Marketing y Comunicación de GFT España desde 2021, cuenta con más de 20 años de trayectoria en comunicación en el sector tecnológico. Licenciada en Ciencias de la Información y con doble máster en Información Económica y Marketing & RRPP, ha trabajado en empresas como Philip Morris, Soluziona y Getronics. Ha sido nominada a Las Top 100 Mujeres Líderes en España en 2022, 2023 y 2024.

Beatriz Valdés, CTO en Zerod, es licenciada en Ciencias de la Computación y desarrolladora Full Stack con más de cinco años de experiencia en el diseño y despliegue de aplicaciones web. Su trayectoria combina desarrollo de software, gestión de infraestructuras y liderazgo de equipos, con un enfoque en alinear la innovación tecnológica con los objetivos del negocio.

Fabiola Pérez Ramos, CEO y cofundadora de MIOTI Tech & Business School, es ingeniera de Telecomunicaciones y científica de datos con más de 20 años de experiencia en proyectos de inteligencia artificial. Emprendedora e inversora en varias startups, ha sido reconocida entre Las Top 100 Mujeres Líderes en España y por Forbes como una de los 100 empresarios más creativos.
¿Cómo está redefiniendo la inteligencia artificial el concepto mismo de liderazgo en las organizaciones?
Lucía Bayce Filloy
Hace 25 años, una supercomputadora derrotaba por primera vez a un campeón de ajedrez, el ruso Garry Kasparov, un hito histórico que marcó el principio de un largo camino para la Inteligencia Artificial (IA). A medida que la IA continúa evolucionando, las organizaciones nos enfrentamos al desafío de encontrar un equilibrio entre eficiencia tecnológica y liderazgo humano.
Si bien la automatización puede reducir la necesidad de capas gerenciales, ciertas habilidades como la empatía, la negociación y el pensamiento estratégico seguirán siendo irremplazables. El juicio humano seguirá siendo indispensable en la toma de decisiones complejas. Por tanto, el verdadero reto para las empresas no radica en eliminar puestos, sino en redefinirlos. Las compañías que logremos integrar la tecnología sin perder de vista el factor humano serán las que lideren esta nueva era.
«Las organizaciones nos enfrentamos al desafío de encontrar un equilibrio entre eficiencia tecnológica y liderazgo humano»
Beatriz Valdés Pérez
Para mí, la inteligencia artificial está ampliando lo que significa liderar. Ya no se trata solo de tomar decisiones basadas en la experiencia, sino de apoyarnos en datos y algoritmos que nos dan nuevas perspectivas. Sin embargo, creo que el liderazgo sigue siendo profundamente humano: la IA nos ayuda a ver más lejos, pero somos las personas quienes damos dirección, propósito y sentido ético a esas decisiones.
Fabiola Pérez Ramos
Creo que aún no estamos en el punto en el que la IA haya cambiado de raíz el concepto de liderazgo. Lo que sí está haciendo es ponernos frente al espejo y obligarnos a valorar más que nunca las habilidades humanas. Los equipos se enfrentan a un contexto de enorme incertidumbre.
Los líderes están atrapados en una dicotomía: por un lado, deben mantener la confianza de sus equipos, y por otro, responder a la presión de los consejos y los directivos que exigen resultados inmediatos y mejoras de productividad. El reto es cómo integrar herramientas de IA sin perder la esencia: el liderazgo de personas.
El riesgo es que estas tecnologías aíslen a los líderes. Antes, las decisiones estratégicas se tomaban en comités o consejos; ahora, un sistema puede realizar un análisis de mercado o de talento en segundos. El desafío es integrar la IA sin que desaparezca la confianza y la colaboración.
«El reto es cómo integrar herramientas de IA sin perder la esencia: el liderazgo de personas»
¿Cómo te has preparado tú para liderar en este nuevo contexto tecnológico?
Lucía Bayce Filloy
Trabajando mucho en equipo, con clara visión comercial y situando a las personas en el corazón estratégico de las compañías. La capacidad de adaptación y el pensamiento crítico son esenciales en un mundo en constante transformación, ya que nos permite a los profesionales afrontar entornos laborales dinámicos, resolver problemas complejos y complementar habilidades técnicas y de gestión en un mercado cambiante. Hoy tenemos que fomentar una cultura organizacional que valore la colaboración, la transparencia y la formación constante, para garantizar que la transición sea inclusiva y colaborativa para todos los miembros de la organización.
Beatriz Valdés Pérez
Me he preparado desde dos ángulos. Por un lado, junto con mi equipo hemos estado explorando y experimentando con diferentes modelos de inteligencia artificial, por ejemplo, los de Google Cloud, con el objetivo de encontrar la mejor manera de aplicarlos de forma ética en nuestros servicios de pentesting. Y, por otro lado, he trabajado en fortalecer mis habilidades de liderazgo humano: escuchar a mi equipo, comunicar con claridad y conectar la innovación tecnológica con los objetivos del negocio. Para mí, liderar hoy significa combinar ambos mundos.
«He trabajado en fortalecer mis habilidades de liderazgo humano: escuchar a mi equipo, comunicar con claridad y conectar la innovación tecnológica con los objetivos del negocio»
Fabiola Pérez Ramos
Desde la humildad. Cada día exige aprender algo nuevo. Mi experiencia me ayuda a identificar qué herramientas realmente aportan valor y cuáles no van a llevar a la organización hacia donde queremos ir.
El peligro es usar la IA solo como apoyo táctico y no como motor de crecimiento de las personas. Un buen líder no solo decide qué tecnologías adoptar, sino también cómo ayudar a que sus equipos crezcan, elijan qué habilidades deben reforzar y se preparen para los próximos meses y años.
Hasta hace poco, se hablaba de que los “Digital Masters” eran líderes con conocimiento tecnológico. Actualmente, ese conocimiento no es una ventaja competitiva: es una obligación. No hace falta ser un técnico experto, pero sí comprender cómo usar la IA para la productividad personal y cómo explorar nuevas oportunidades de negocio.
¿Qué papel debería jugar el factor humano en entornos donde gran parte de las decisiones se basan en datos y algoritmos? ¿Cuáles son las habilidades que consideras más críticas para liderar equipos en esta era?
Lucía Bayce Filloy
La dependencia de los datos y los algoritmos también conlleva riesgos y nuevas dificultades que hay que aprender a gestionar. Uno de los más evidentes es el peligro de perder la visión humana en la toma de decisiones. Actualmente los líderes globales del futuro deberán convivir con algoritmos que tomarán decisiones en milisegundos, pero también tendrán que seguir mirando a los ojos a sus equipos, interpretando sus inquietudes y manteniendo viva la esencia humana del liderazgo. La clave estará en encontrar el equilibrio: utilizar la inteligencia artificial como una herramienta poderosa al servicio de la visión y el propósito de la empresa, sin caer en la trampa de convertirla en el único motor de la toma de decisiones.
Beatriz Valdés Pérez
El factor humano es indispensable. La IA puede procesar información a una velocidad impresionante, pero la empatía, la creatividad y la ética solo las aportamos nosotros. En este contexto, las habilidades más críticas son la adaptabilidad y el pensamiento crítico para saber cuándo confiar en la IA y cuándo cuestionarla. En mi experiencia, la clave está en complementar, no sustituir.
«Las habilidades más críticas son la adaptabilidad y el pensamiento crítico para saber cuándo confiar en la IA y cuándo cuestionarla»
Fabiola Pérez Ramos
El factor humano es clave. Es la barrera frente a los sesgos y las alucinaciones de los modelos, y nos obliga a enfrentar dilemas éticos que antes solo estaban en manos de gigantes tecnológicos. Surgen así perfiles nuevos, como los especialistas en ética de la IA o los data curators, que garanticen la calidad de los datos y eviten decisiones sesgadas.
En el ámbito médico, por ejemplo, la IA ya ofrece diagnósticos más amplios que los de cualquier experto humano, pero sigue siendo imprescindible la validación de un profesional que filtre lo improbable o lo erróneo.
En cuanto a las habilidades, destacaría cinco:
- Agilidad y adaptación. No basta con resistir; hay que cambiar rápido de rumbo.
- Humildad. Admitir que no se tienen todas las respuestas y fomentar el aprendizaje continuo.
- Transmisión de confianza. En entornos de incertidumbre, los equipos necesitan líderes que reconozcan que pueden equivocarse, pero que garanticen que avanzarán juntos.
- Capacidad para el «error inteligente». Asumir que equivocarse forma parte del proceso, pero hacerlo de manera consciente, rápida y con aprendizaje detrás, para convertir cada error en avance.
- Defensor de la ética y la responsabilidad. Los líderes deben ser garantes de que la tecnología se utilice respetando principios éticos y humanos, y asumir la responsabilidad última de las decisiones que tomen los sistemas inteligentes en sus organizaciones.
¿Cómo imaginas la interacción entre líderes y sistemas inteligentes en los próximos cinco años?
Lucía Bayce Filloy
En esta cuarta revolución industrial, el liderazgo junto a la inteligencia artificial (IA) nos presentan un nuevo desafío para comprender diferentes formas de llevar adelante nuestra gestión, y contribuir así a una adaptación constante. Para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades, el liderazgo transformacional, la toma de decisiones informadas y la eficiencia aparecen como aspectos esenciales.
Un buen líder en la era de la inteligencia artificial debe ser capaz de gestionar las emociones propias y ajenas, fomentar un entorno de trabajo colaborativo y motivar a los equipos para alcanzar los objetivos comunes.
El avance de la IA favorecerá, entre otras cosas, la proliferación de agentes inteligentes, el desarrollo de la robótica y la transformación hacia la Industria 6.0, cuyo objetivo es minimizar la intervención humana mediante la creación de sistemas de fabricación inteligentes totalmente integrados.
Además, se espera que la computación cuántica progrese significativamente, como también lo hará el escenario de la inteligencia artificial general. El escenario proyectado nos obliga más que nunca a movernos hacia el rol de protagonistas para acompañar una transformación sin precedentes.
«Un buen líder en la era de la inteligencia artificial debe ser capaz de gestionar las emociones propias y ajenas»
Beatriz Valdés Pérez
Me la imagino como una relación muy colaborativa. En nuestro caso, en ciberseguridad, ya estamos trabajando con sistemas inteligentes que ayudan a detectar vulnerabilidades y priorizar riesgos. Para mí, la IA es un copiloto estratégico y muy potente pero al final, soy yo y mi equipo quienes tomamos la decisión final, con una mirada más amplia.
Fabiola Pérez Ramos
Hablar de cinco años en este campo es casi ciencia ficción. Expertos como Yann LeCun creen que veremos avances hacia la inteligencia artificial general en apenas dos años.
Lo que sí imagino es una relación transparente, en la que la IA se convierta en un asistente omnipresente para cualquier líder. Esto incrementará la autonomía, pero también la soledad de quienes dirigen, porque podrán resolver por sí mismos tareas que antes requerían equipos más amplios.
Veremos líderes acompañados por sistemas inteligentes, pero al mismo tiempo con la necesidad de forzar la conexión humana con sus equipos. Los equipos serán más pequeños y especializados, lo que hará el liderazgo más cercano y más solitario.
¿Qué dilemas éticos anticipas en la gestión de personas cuando intervienen herramientas basadas en IA?
Lucía Bayce Filloy
La IA aporta indudables ventajas en la recopilación de información, la toma de decisiones y la autonomía de sistemas, pero supone grandes desafíos éticos, legales y estratégicos. La falta de una definición universalmente aceptada de IA complica el debate y alimenta la confusión pública. El término se utiliza tanto como herramienta de marketing como justificación para políticas y estrategias empresariales.
Es innegable que la ética y el sistema legal han evolucionado en función de las necesidades humanas, y no con el propósito de abordar cuestiones relacionadas con las máquinas. Por lo tanto, surgen objeciones hacia la noción de otorgar personalidad jurídica a los robots, lo que implicaría la capacidad de asignarles responsabilidad por sus acciones o las consecuencias de estas. En consecuencia, son los científicos que programan algoritmos y desarrollan la IA, y en todo caso los Estados, los que no pueden desechar su responsabilidad y deben regular el uso de esos sistemas.
La IA está teniendo un impacto importante en la geopolítica, con Estados Unidos, China y Rusia compitiendo por el liderazgo en esta tecnología. La inteligencia artificial es el campo donde se determinará el nuevo orden mundial. Un nuevo orden que, como ha sido la tónica de la historia humana, vendrá determinado por las estructuras de poder político y, por ende, militar, donde China y Estados Unidos aparecen como las dos grandes potencias de este siglo, sin olvidar otros países que juegan igualmente a ocupar y defender aquellos espacios geopolíticos que consideran propios.
En términos de reputación, las empresas que nos mantengamos a la vanguardia de la ética y transparencia en la IA seremos las que nos ganemos la confianza y lealtad de nuestros trabajadores, clientes, accionistas y usuarios. Aquellas que demostremos un compromiso genuino con la integridad, la seguridad y el bienestar nos destacaremos en un mercado cada vez más competitivo y crítico.
Beatriz Valdés Pérez
El mayor reto está en garantizar la transparencia y evitar que los algoritmos reproduzcan sesgos que afecten a las personas. También en mantener el equilibrio entre lo que automatizamos y lo que dejamos en manos del talento humano. En nuestro sector, la ciberseguridad, el dilema es doble: usar la IA como una herramienta poderosa para proteger, pero siendo conscientes de que también podría ser usada para atacar. Por eso, creo que debemos abrazar la innovación, pero con responsabilidad y poniendo siempre a las personas en el centro.
Fabiola Pérez Ramos
El primero es el de los sesgos. Una vez que entras en una dinámica en la que la IA toma decisiones basadas en datos, el margen de corrección humana se reduce. Ahí surge la figura del data curator, que garantice que los datos con los que trabajan los algoritmos sean los más neutrales posibles.
El segundo gran dilema es organizacional: decidir qué tareas deben realizar las personas y cuáles los sistemas inteligentes. No se trata solo de productividad; hablamos de puestos de trabajo, de la identidad misma de la organización y de la aceptación cultural de estas decisiones.
Y hay un tercer nivel, más profundo: ¿qué decisiones no queremos que tomen las máquinas aunque sean más precisas que nosotros? Pensemos en la justicia: ¿aceptaríamos que un algoritmo, basándose en precedentes, determine la culpabilidad de una persona? ¿Queremos un piloto automático sin piloto humano? Al final, la responsabilidad sigue recayendo en las personas, porque las máquinas no pueden ser responsables ante la ley.
En definitiva, los humanos tenemos prejuicios y las máquinas, sesgos. La cuestión es de quién preferimos fiarnos.