Hagamos memoria, ¿qué ocurrió tres semanas antes de aquel fin de semana? Premio, la Cumbre de Londres del G20. Al parecer, todavía no era el momento de eclipsar a la fatídica crisis financiera. ¿Coincidencia? No lo creo.
Este virus ya forma parte de nuestro día a día. Por un lado por la especial cobertura de los medios de comunicación, y por otro lado, por el constante miedo que nos introducen al pensar que nosotros podemos ser los siguientes.Ahora, introduzcamos un nuevo jugador en este escenario pandémico: Novavax.
Novavax es una compañía de biotecnología encargada de diseñar vacunas con su avanzado VLP (virus-like particle). Casualmente, esta compañía publicaba el día 14 de abril del presente año (12 días antes del fin de semana “punto cero” y 12 días después de la Cumbre en Londres) un informe en el que explicaba cómo habían logrado desarrollar una vacuna efectiva frente a los virus H5N1 y H1N1, es decir, la gripe aviar y la gripe A. En la actualidad dicha vacuna se encuentra en la fase II de su desarrollo, y se espera pueda estar lista a finales de año.
¿Imaginan los beneficios que Novavax obtendría si surgiese una pandemia de la gripe aviar o de la gripe porcina que amenazase expandirse por todo el mundo? No hace falta que lo imaginen, ya es una realidad. ¿Coincidencia? No lo creo.
No obstante, aquí no terminan las similitudes entre la gripe aviar y la gripe porcina. De hecho, el medicamento que se emplea para hacerles frente es el mismo bajo dos nombres distintos: Tamiflu y Zanamivir, fabricados por Roche y Glaxo Smith respectivamente. Estas compañías farmacéuticas, antes de surgir esta nueva pandemia, se encontraban en bancarrota. Sin embargo, como es comprensible, sus beneficios se han disparado en el último mes, permitiéndoles recuperarse de las pérdidas en las que habían entrado tras haberse olvidado el mundo de la hermana de la gripe actual: la gripe aviar. ¿Coincidencia de nuevo? Una vez más, no lo creo.
Pero esto no es todo, ya que la patente de Tamiflu, que ahora pertenece a Roche, fue inicialmente desarrollado por Gilead Science en 1999, justo dos años después de convertirse Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa del Gobierno de George W. Bush) en presidente de la compañía. Sin ir más lejos, el pasado 13 de mayo, un diario de tirada nacional, publicaba que la OMS estaba investigando si el virus de la Influenza había salido de un laboratorio, tal y como denunciaba un investigador australiano. Al día siguiente, la OMS se apresuraba a desmentir esa denuncia, y a jurar y perjurar que la pandemia se debía a una mutación del virus, pero en ningún caso debido a un posible error en un laboratorio. ¿Será una coincidencia la relación de Ronald Rumsfeld y el desarrollo del Tamiflu con la gripe aviar del año 2004 o con la denuncia del investigador australiano diciendo que la gripe porcina es una creación de un laboratorio?
No lo creo.
Este virus ya forma parte de nuestro día a día. Por un lado por la especial cobertura de los medios de comunicación, y por otro lado, por el constante miedo que nos introducen al pensar que nosotros podemos ser los siguientes. Todos los nombres que este virus ya tiene (gripe porcina, H1N1, nueva gripe, gripe A, Influenza), los oímos a diario, aún más si cabe que el anterior “best-seller” de “la crisis financiera”. Yo particularmente quiero hacerles llegar un nuevo nombre: Otra gran mentira.
*Iván González ganó el año pasado el Primer Premio de la Convocatoria de Concilia para proyectos presentados por Universitarios.