En época de crisis económica muchos trabajadores se enfrentan a un proceso de crisis profesional. No me refiero a la pérdida del puesto de trabajo que, sin duda, es una situación difícil y traumática, sino a aquella situación en la que un brillante profesional se siente perdido y sin horizonte hacia el que dirigir sus pasos.
Después de años de sacrificio, de anteponer la vida profesional a la personal, de jornadas maratonianas ve que sus expectativas, los frutos de su trabajo, la recompensa merecida se desvanecen. La empresa cambia su política, procede a reestructurar y busca formas sibilinas de deshacerse de grandes profesionales que ahora resultan ser un lastre por el alto salario que perciben. Y es en ese momento en el que trabajadores valiosos y de gran excelencia se enfrentan de forma dura a una nueva situación que nunca imaginaron.
En ese momento de crisis profesional es cuando uno tiene que reinventarse, buscar en su interior y tener presente su valía personal. No necesitamos el reconocimiento ajeno porque las personas son valiosas por sí mismas. A esa incertidumbre se unen factores como: la franja de edad en la que esta situación se produce (entre los 35 y los 45 años), el miedo al cambio y el desaliento de no encontrar motivos o razones que ilusionen el trabajo diario. Las promesas incumplidas se suceden unas detrás de otras dando paso a la desmotivación y el desánimo profesional. Y en ese proceso de agonía profesional, surge la pregunta de hacia dónde dirigir los sueños e ilusiones profesionales.
Pero no todo es negativo, en ese momento de crisis profesional es cuando uno tiene que reinventarse, buscar en su interior y tener presente su valía personal. No necesitamos el reconocimiento ajeno porque las personas son valiosas por sí mismas. El valor de un profesional no se mide por la palmada ajena sino por el reconocimiento que tiene que nacer en el interior de cada uno de nosotros, por la convicción absoluta de que nadie puede medir nuestro valor.
Somos nosotros mismos los que desde lo más profundo de nuestro ser tenemos que saber, creer y actuar con el valor que tenemos. Es en estos momentos de crisis donde hay que saber reinventarse y entender que somos libres para ser lo que queramos ser en cada momento.
Por ello, ante una situación de este tipo no hay que hundirse sino crecerse y buscar el lado positivo. Así que manos a la obra y:
- Haz balance de tu trayectoria profesional y prepara una lista con todos tus logros (verás que son más de los que tu te crees).
- Actualiza tu currículum.
- Prepara una lista con los pros y contras de tu actual trabajo. Si pesan más los contras, piensa en aquellas cosas que te gustaría hacer profesionalmente (nunca, de verdad, nunca es tarde para empezar) y arriésgate. El que no arriesga no pierde, pero desde luego que tampoco gana nada.
- Lucha siempre por lo que quieres.
- Y lo más importante, no dejes nunca que nadie te haga dudar de tu valía profesional. Sólo tu puedes medirla.
*Carmen Pérez Andújar es licenciada en Derecho por la UCM y ejerce la abogacía desde hace 14 años.
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