El pasado 19 de febrero se celebró en el Ateneo de Madrid la IV Edición de LIDEResA, un evento organizado por la agencia iMADES Communication bajo el título “Violencia Mediática y Género: Impacto en la Reputación de la Mujer”. Durante esta jornada, periodistas especializadas en género y mujeres representantes de ámbitos como el deporte, la política y la abogacía analizaron cómo los medios de comunicación contribuyen a reforzar estereotipos de género y generar crisis reputacionales que afectan negativamente a las mujeres.
El evento incluyó diversas mesas de debate, donde se expusieron casos paradigmáticos y se ofrecieron estrategias para un tratamiento informativo más equitativo y libre de sesgos.

Comunicar con perspectiva de género significa tomar conciencia de la desigualdad estructural existente en la sociedad y evitar la reproducción de estereotipos que perpetúan estas desigualdades. Para lograrlo, es esencial que los profesionales de los medios de comunicación reciban formación específica y adopten buenas prácticas que garanticen un enfoque inclusivo y equitativo en sus contenidos.
Para profundizar en estos temas, entrevistamos a tres expertas en comunicación y género: María Garzón, socia fundadora y responsable de Marca Personal, Mujer y Liderazgo en iMADES Communication; Marta Turiño, socia profesional y responsable de Estrategia de Negocio y Comunicación Corporativa en iMADES Communication; y Clara Amechazurra, Head of Content de Freeda Media. Ellas comparten su visión sobre la importancia de una comunicación responsable y el impacto de la violencia mediática en la reputación de las mujeres.
María Garzón, socia fundadora y responsable de Marca Personal, Mujer y Liderazgo

¿Qué significa comunicar con perspectiva de género y qué elementos clave deben considerarse en el proceso?
Comunicar con perspectiva de género significa tener en cuenta la desigualdad estructural que existe en nuestra sociedad. Es decir, la llamada socialización de género, que asigna roles y estereotipos diferenciados a hombres y mujeres, provoca irremediablemente ideas preconcebidas o sesgos de género que se reproducen casi de manera inconsciente en los medios de comunicación, ya sea por profesionales de la misma como por usuarios de las redes sociales. Por lo tanto, es necesaria una formación específica para los equipos de redacción para que esto no se reproduzca, así como campañas de concienciación que trabajen con la sociedad en general.
«Comunicar con perspectiva de género significa tener en cuenta la desigualdad estructural que existe en nuestra sociedad»
¿Cómo afecta la violencia mediática a la participación de las mujeres en espacios de poder y toma de decisiones?
Cuando las mujeres fueron ocupando los espacios públicos (entendidos éstos no sólo como los espacios de poder o de toma de decisiones, sino también como aquellos espacios de exposición pública como son las redes sociales), estas mujeres comenzaron a sufrir ataques que sus compañeros no habían sufrido y que tienen que ver con estos sesgos de género que comentábamos. Por ejemplo: comentarios sobre su físico, una mayor relevancia a su estética que a su desarrollo profesional, disincronías en el trato frente a los varones, o la anulación de su independencia, mostrando siempre su relación con el hombre (padre, marido, pareja) que se establece como figura validadora.
Pero, además, sufriendo ataques desmedidos en redes sociales que incluyen acoso y amenazas, o poniendo el foco sobre aquellas que sufren violencia y no sobre quienes la ejercen. Esto provoca que muchas mujeres se abrumen, tengan que estar más preocupadas de defenderse que de su desarrollo profesional y desde luego, si no están preparadas, puedan llegar a tomar la decisión de no continuar con esta exposición pública, perdiendo así las voces de las mujeres en estos espacios.
¿Qué papel juegan las redes sociales en la amplificación de la violencia mediática y cómo pueden utilizarse para contrarrestarla?
Tal y como se ha apuntado, las redes sociales funcionan como amplificadoras de la violencia mediática. Cuando sólo existían los medios tradicionales, el alcance de éstos era mucho más limitado, pero ahora un titular machista no sólo llega a muchas más personas sino que es utilizado para ser desvirtuado y aprovechado para, mediante el humor o técnicas similares a las de la desinformación, hacer más daño a las mujeres.
Ellas, además, no tienen cómo evitar el contacto con estos titulares, pues las redes sociales se meten en su espacio más íntimo y llegan a sus contactos más cercanos. Esto afecta a su reputación y la huella digital a sus carreras profesionales por lo que podríamos pensar que, como mujeres, tenemos un riesgo permanente de sufrir crisis reputacional. Es por eso por lo que debemos estar preparadas.
«Las redes sociales funcionan como amplificadoras de la violencia mediática»
¿Cree que la sociedad está suficientemente concienciada sobre el impacto de la violencia mediática de género? ¿Qué falta por hacer?
Existen avances significativos y por ejemplo, cada vez más, existen personas que repudian los titulares machistas de la prensa deportiva. Además, afortunadamente, y esto es algo positivo de las redes sociales, han aparecido medios digitales cuyo objetivo es precisamente incluir la perspectiva de género en sus comunicaciones.
Pero, no obstante, los datos entre los más jóvenes empiezan a preocupar porque éstos, en lo colectivo, están perdiendo la percepción de que exista siquiera la violencia de género. Vivir en las burbujas de confirmación que suponen las cámaras eco de las redes sociales no ayuda, por lo que se hace cada vez más importante, reforzar una manera de hacer periodismo, publicidad y contenidos audiovisuales, con esta perspectiva de género que balancee los movimientos más reaccionarios.
Marta Turiño, Socia Profesional y Responsable de Estrategia de Negocio y Comunicación Corporativa

¿Qué buenas prácticas recomendarían para fomentar un periodismo más responsable y con perspectiva de género?
Como hemos comentado antes, se hace muy necesaria una formación específica para que los equipos de redacción comuniquen con perspectiva de género, para evitar que se reproduzcan los sesgos de género y los estereotipos existentes y que la propia comunicación no se convierta en perpetuadora de este lastre.
Una vez implementada la formación y la concienciación individual sobre esta realidad, siempre se debe realizar un análisis exhaustivo de la información sobre la que se trabaja, pues resulta muy fácil e inconsciente a menudo incurrir en errores. Y en este análisis es necesario evaluar de forma responsable el tratamiento de la información a la hora de trabajarla, redactarla, elaborar un titular, seleccionar unos datos y no otros.
«Es muy necesaria una formación específica para que los equipos de redacción comuniquen con perspectiva de género, para evitar que se reproduzcan los sesgos de género»
¿Cuál fue el principal objetivo de esta IV Edición de LIDEResA y qué balance hacen del evento?
En la IV edición nos marcamos como objetivo principal poner en el foco la violencia que sufren las mujeres en los medios de comunicación. Durante el evento analizamos, de la mano de profesionales de los medios y de expertas en igualdad, el tratamiento mediático sobre la mujer, de qué forma se tratan los temas que afectan a las mujeres en los medios, si existen situaciones de agravio y cómo este impacto influye en la imagen de la mujer y en su percepción pública.
El balance resultó muy enriquecedor. No solo fue positivo en lo que respecta a la calidad de las experiencias y conocimientos compartidos, sino que supuso un balón de oxígeno para las personas que trabajamos en comunicación y que tratamos de que, desde nuestro pequeño lugar en el mundo profesional, la sociedad alcance una igualdad real. Aun así, queda mucho camino por recorrer, mucha concienciación por conseguir y muchos estereotipos por desterrar.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones o aprendizajes extraídos de las mesas de debate?
Las mesas de debate de esta edición de LIDEResA nos permitieron ahondar en las malas prácticas que a menudo los medios de comunicación implementan y que generan un agravio a la mujer. Comunicadoras, periodistas y expertas en Igualdad, coincidieron en la importante labor de este sector, porque el tratamiento informativo no solo afecta a la imagen de las mujeres, sino también a su desarrollo y bienestar más básico que está relacionado con derechos fundamentales de primer orden. Una de las principales conclusiones es que la libertad de expresión no puede ser el pretexto para perpetuar violencias machistas.
Alguna idea sobre la que también se profundizó es que se produce la situación de que las mujeres nunca se sitúan como argumento de autoridad en una información, porque son los hombres quienes ocupaban los puestos de poder. Esto hace que a la mujer se le cuestione por defecto, o se presuponga que miente o no tenga nada que decir en los medios de comunicación.
«Una de las principales conclusiones es que la libertad de expresión no puede ser el pretexto para perpetuar violencias machistas»
¿Qué mensaje les darían a las futuras generaciones de periodistas y comunicadores sobre su rol en la lucha contra la violencia mediática de género?
Las y los futuros profesionales de los medios deben ser muy conscientes de la responsabilidad que tienen como perpetuadores de ideas, sesgos y estereotipos. Así, al implementar una comunicación con perspectiva de género, se estarán sentando las bases de una sociedad igualitaria en la que mujeres y hombres ocupan los mismos puestos de poder, o protagonizan una información en igualdad de condiciones, o son aludidos por los medios de forma respetuosa, siempre atendiendo a su propia realidad, como persona y profesional, y no a su relación de dependencia con otras personas, parejas, familia. Esta dinámica resulta fundamental y, unida a la concienciación de la sociedad en general, serán claves para conseguir erradicar la violencia mediática hacia la mujer en todas sus vertientes.
Clara Amechazurra, Freeda Media

¿Qué significa comunicar con perspectiva de género y qué elementos clave deben considerarse en el proceso?
Los medios de comunicación no somos solo transmisores de historias. Tenemos una responsabilidad como creadores de esas historias y en ese proceso, debemos tener siempre una perspectiva de género transversal a todos los temas.
Comunicar con perspectiva de género pasa por evitar caer en violencias simbólicas al informar. Debemos hacer un ejercicio activo para huir de los estereotipos, esos retratos tan dañinos que anidan en la conciencia colectiva y que luego son muy difíciles de eliminar. Debemos pensar dos veces antes de escribir un titular para entender si estamos siendo igualitarios.
«Los medios de comunicación no somos solo transmisores de historias. Tenemos una responsabilidad y debemos tener siempre una perspectiva de género transversal a todos los temas»
Si hablamos de violencia machista, por ejemplo, se debe evitar caer en tópicos que no son verdad y hablar con propiedad: no son hechos aislados, ocurre en todas partes, el número de denuncias falsas es insignificante, las mujeres son asesinadas, no se mueren.
Debemos contar las historias de las mujeres en sus propios términos e informar con objetividad sobre ellas. Debemos ser transversales, ya que las mujeres están en todos los ámbitos, no solo en lo que se quiere catalogar como “cosas de mujeres” y además, debemos tener sentido de la responsabilidad ante lo que difundamos. Solo así se consigue crear un nuevo paradigma más justo.
¿Cómo afecta la violencia mediática a la participación de las mujeres en espacios de poder y toma de decisiones?
Las mujeres sufren en el plano digital y mediático la misma violencia a la que se las somete en la vida real, ni más ni menos. Esto es, continuos ataques contra su honor e intimidad.
¿Qué se pretende con ello? Invisibilizarnos, mermar nuestra credibilidad en el espacio público y por lo tanto, limitar nuestras oportunidades y así justificar que no se nos valore después para ocupar esos espacios de poder y de toma de decisiones, tan fundamentales para poder cambiar las cosas de verdad.
Según datos de la UNESCO, “las mujeres implicadas en la esfera pública, defensoras de los derechos humanos, activistas, periodistas y legisladoras, se enfrentan a mayores índices de violencia. El 73% de las periodistas sufrieron violencia en línea mientras realizaban su trabajo”.
Por concluir de una forma sencilla, si sufrimos más violencia mediática, tenemos más probabilidades de ser las que abandonamos las esferas de poder, de huir de las redes sociales, de autorregularnos y silenciarnos a nosotras mismas, y así se perpetúa ese círculo vicioso de ausencia de mujeres en determinados espacios.
«Las mujeres sufren en el plano digital y mediático la misma violencia a la que se las somete en la vida real»
¿Qué papel juegan las redes sociales en la amplificación de la violencia mediática y cómo pueden utilizarse para contrarrestarla?
Las redes sociales no son malas per se, al igual que la tecnología tampoco lo es, pero sí son facilitadoras de la violencia. La violencia mediática, que desemboca en acoso digital, no son fenómenos nuevos, pero las redes sociales han contribuido a que se intensifique en los últimos años. Cada vez pasamos más tiempo en las redes sociales y eso hace que niñas y mujeres queden expuestas a esa crispación latente, muy polarizada, que impregna el espacio digital.
Para contrarrestar los discursos más reaccionarios, las instituciones son las primeras que tienen que legislar o adaptar las leyes existentes para frenar la violencia mediática, en conversación con las grandes tecnológicas, por supuesto. Pero en otros planos, hay que empoderar a las mujeres para que ocupen el espacio que les corresponde y hay que educar sin miedo contra los discursos de odio.
En Freeda, por ejemplo, nos esforzamos en crear un espacio seguro para todas esas mujeres que quieren contar sus historias y para todas esas espectadoras que buscan sentirse reflejadas y vistas. Así también se trabaja contra la violencia mediática, creando referentes valiosos y protegiéndolos.