Quien quiera entender de qué se trata el gender mainstreaming, deberá detenerse en las raíces del concepto. Estas raíces nacen en el movimiento internacional de mujeres y en sus apasionadas experiencias con la escasa repercusión de sus reivindicaciones frente a los gobiernos e instituciones.
¿Qué es gender mainstreaming?
En cada una de las primeras tres Conferencias Mundiales de Mujeres se formularon recomendaciones para mejorar la situación de las mujeres. Estas recomendaciones fueron registradas en los documentos correspondientes. Los gobiernos nacionales, por su parte, se comprometieron a cumplirlas. Sin embargo, en las sucesivas conferencias desarrolladas en el nivel internacional, quedó claro una y otra vez que el mero autocompromiso de los gobiernos no resulta una vía exitosa y que la situación de las mujeres apenas registra mejoras.
En la IV Conferencia Mundial en Beijing celebrada en 1995, la nueva estrategia fue designada como "gender mainstreaming" y registrada de esta forma en la documentación correspondiente. En el contexto mundial de la política de promoción de las mujeres, "transversalidad de género" significa que los gobiernos no concentren estas políticas únicamente en un ministerio o área de la mujer, sino que controlen el impacto de las políticas desarrolladas por cada una de las áreas gubernamentales sobre la situación de las mujeres y varones. En cada acción política debería analizarse si es que no modifica en absoluto las específicas condiciones de vida de las mujeres, o si las mejora o empeora y en qué medida. Los objetivos políticos con especificidad de género tienen carácter vinculante para todas las áreas de la política y habrá que despedirse ya de la idea de que podrían existir formas y áreas de la política neutrales con relación al género.
Gracias al lobby de las mujeres y a la tradición de los países miembros escandinavos, la Unión Europea se pronunció claramente por el principio del gender mainstreaming: ya en 1993, las mujeres pudieron imponer como objetivo la "igualdad de oportunidades para mujeres y varones" a nivel europeo.
El Tratado de Amsterdam reforzó el principio del gender mainstreaming. En este Tratado, todos los Estados miembros de la Unión Europea acordaban aplicar en su política el principio del gender mainstreaming: todas las acciones de la política en general se subordinaban al objetivo de eliminar toda forma de desigualdad entre los sexos.
En Alemania tampoco es una novedad que las políticas para las mujeres se consideren una tarea transversal. Sin embargo, la implementación de esta idea en la organización de procesos de decisión política no convence suficientemente: en general existe un organismo responsable (Ministerio de la Mujer, Área de Igualdad de Oportunidades) que formula las políticas para las mujeres y desarrolla las demandas y acciones específicas para ellas. Este organismo traslada sus resultados a las "otras" áreas políticas con el objetivo de que tomen estas propuestas y las pongan en práctica. La medida en que se preste atención a estas demandas y se las implemente, depende siempre de la fuerza de las correspondientes mujeres y de su poder organizativo. En el marco de la organización de estos procesos de decisión, las mujeres suelen quedar fijadas en el papel de las "demandantes" o de las que apelan a llamamientos morales.
Definición del principio.
"El gender mainstreaming consiste en la reorganización, mejora, desarrollo y evaluación de procesos de decisión en todas las áreas políticas y de trabajo de una organización. El objetivo del gender mainstreaming es incorporar la perspectiva de las relaciones existentes entre los sexos en todos los procesos de decisión y hacer que todos los procesos de decisión sean útiles a la igualdad de oportunidades."
Si se comparan los procesos de decisión en las organizaciones (políticas) con la trama de una trenza, veremos que, hasta ahora, las trenzas se arman con tres partes: justicia, posibilidad de realización y costos. En el mejor de los casos, y si es que acaso surgía la cuestión, recién al final se planteaba cómo podrían verse afectadas las mujeres por todo esto. Así las cosas, las cuestiones atinentes a las mujeres podían aparecer como un pequeño lazo que adornaba la trenza una vez que ésta ya estaba lista. Recurriendo a esta imagen, "gender mainstreaming" significa que la cuestión de la relación entre los sexos es una de las tres tiras principales que componen la trenza al armarla, y define el perfil de las decisiones desde sus comienzos.
En lo que respecta a su política nacional, la República Federal de Alemania se ha comprometido a incorporar este principio. A nivel del Gobierno Federal existe una serie de proyectos, en tanto que en el nivel de los Estados federados hay algunos conceptos y logros parciales. También algunos gobiernos municipales han empezado a implementar la transversalidad de género. Sin embargo, no sólo los organismos públicos están aplicando el concepto, sino también organizaciones de la sociedad civil tales como sindicatos, fundaciones o instituciones de formación y capacitación.
¿Por qué debe aplicarse el principio de Gender Mainstreaming?
El principio del gender mainstreaming se aplica en el ámbito de la cooperación internacional desde hace diez años. La puesta en práctica de este principio es, por una parte, un logro del movimiento internacional de mujeres, por otra parte también sucedió que una evaluación del trabajo en materia de ayuda al desarrollo de más de diez años, demostró que muchos proyectos no resultaban sustentables porque no contemplaban las relaciones de género en cada uno de los países. En el ámbito de la Cooperación Internacional para el Desarrollo existen entrenamientos en género para el personal e instrumentos para la evaluación desde hace ya varios años.
También los Fondos Estructurales Europeos se administran según el principio del gender mainstreaming. Una de las medidas de la estrategia que enmarca las acciones de la Comunidad Europea para la promoción de la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones (2001-2005) es la imposición del gender mainstreaming en el marco del Fondo Estructural y de las correspondientes iniciativas de la Comunidad (EQUAL, Interreg, Urban y Leader), así como también el fortalecimiento de mecanismos de cooperación en la Comisión apuntando a la supervisión e implementación del gender mainstreaming (Comunicado de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, a la Comisión Económica y Social y a la Comisión para las regiones KOM -2000- 335 final).
Los proyectos presentados se clasifican en tres categorías, según la intensidad con relación a la política de igualdad de oportunidades que reflejen los objetivos propuestos:
1. positivo con relación a la igualdad de oportunidades;
2. con orientación hacia la igualdad de oportunidades, y
3. neutral con respecto a la igualdad de oportunidades. Proyectos categorizados como "neutrales con respecto a la igualdad de oportunidades" quedan excluidos.
Es de esperar que ante la mayor firmeza en lo que hace al carácter obligatorio del principio del gender mainstreaming, esta relación entre los recursos públicos y la definición de objetivos que apunten a la igualdad de oportunidades se extienda también a otras áreas. El Ministerio Federal de Educación e Investigación ya desde hace mucho tiempo ha establecido una clara relación entre la promoción de la investigación y los proyectos de género.
¿Cómo se introduce el gender mainstreaming?
El gender mainstreaming está ligado a la incorporación de una nueva mirada en el accionar de las organizaciones, y conduce a la transformación de los procesos de decisión en las organizaciones patriarcales.
Se define como patriarcal a una organización en donde los puestos de decisión están ocupados en forma predominante por varones y el mainstream, es decir, la tendencia dominante del pensar y accionar de la organización, se encuadra en esquemas de pensamiento tradicionalmente masculinos. Por un lado, este tipo de esquemas de pensamiento encubre las cuestiones de género que condicionan la vida real, por ejemplo cuando se entiende por trabajo sólo al trabajo remunerado y no se incluye el trabajo no remunerado; por el otro lado, establece, como estándar general, normas que se ajustan únicamente a una biografía y un modo de vida típicamente masculinos, por ejemplo, la jornada laboral de diez horas como requisito obvio para toda persona que ocupe altos cargos.
Gender mainstreaming significa incorporar las relaciones de género en todas las acciones que se llevan a cabo en la organización. En organizaciones estructuradas jerárquicamente, una innovación de este tipo sólo puede ocurrir en tanto su dirigencia responda al proceso señalado y desee integrarlo. Los cuadros directivos deben buscar formas y caminos para incorporar la nueva perspectiva en los procesos cotidianos de decisión. El objetivo a largo plazo es que ya no haya ninguna reunión, entrevista ni negociación en la que la cuestión del género no juegue un papel.
Llevar a cabo una transformación como la propuesta dentro de una organización, requiere tiempo y debe entenderse como un proceso.
Si bien la introducción del proceso debe ocurrir desde arriba hacia abajo, esto no significa que se puedan cambiar todos los procesos de decisión a través de una reglamentación que se aplique "de arriba para abajo". Si todas las formas de actuación de la organización, todas las reglamentaciones o acciones, el trabajo cotidiano técnico en general, deben analizarse en función de las relaciones de género, esto implica que todos los involucrados deben adquirir competencias en materia de género.
La competencia de género comprende la reflexión sobre el propio papel desde el género, la aptitud para formular objetivos del ámbito de la política de género y aplicarlos en el trabajo técnico, así como también la capacidad de llevar a cabo un análisis de género. Estas aptitudes pueden adquirirse a través de entrenamientos en género, mediante el estudio propio o el desarrollo de actividades de capacitación específicas.
Dentro del proceso del gender mainstreaming, no debe subestimarse el trabajo en la formulación de objetivos de la política de género. No basta con hacer referencia a las formulaciones de la Ley Fundamental. Ejemplos de una formulación de objetivos de este tipo son los proyectos de la Ciudad Hanseática de Lübeck y de la ciudad de Norderstedt. En ambos casos se han desarrollado objetivos (generales) desde las políticas de género, objetivos estratégicos y operativos para la prestación de servicios de un municipio (comp. Ciudad Hanseática de Lübeck 1999):
Ejemplo:
1. Objetivo general
Se ha garantizado la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres en el acceso y utilización de bienes materiales.
2. Objetivo estratégico
El 50% de los/as beneficiarios/as de los recursos para la promoción económica son mujeres.
3. Objetivo operativo
Las mujeres constituyen la mitad de los/las oferentes (de productos y servicios) en mercados y actividades.
Las experiencias realizadas hasta ahora en la introducción de este tipo de medidas indican que el gender mainstreaming es un proceso que no se puede incorporar de golpe y en forma obligatoria en todas las áreas de trabajo, sino que es preciso reunir experiencias a través de proyectos piloto (Schweikert 2002, Färber 2001). El nombramiento específico de colaboradores/as como responsables de género sólo parece tener éxito cuando se ha involucrado a la mayor cantidad de personal posible en la sensibilización y en la transmisión de competencias de género: gender mainstreaming no significa precisamente que algunas personas expertas se ocupen de las cuestiones de género, sino que éstas son tareas de todos/as. En un proceso de este tipo, la persona responsable de las cuestiones de género puede cumplir funciones de asesoría, recomendación, apoyo; sin embargo, la responsabilidad real estará en manos de quienes estén a cargo del trabajo técnico.
¿Qué ventajas implica la aplicación del gender mainstreaming para una organización?
La aplicación de conocimientos relativos a las condiciones e impactos específicos de género permite una mirada más aguda, a la vez que aumenta la eficiencia de las acciones. Las actividades que apuntan a determinados grupos de beneficiarios requieren la aplicación de conocimientos específicos de género para que las acciones tengan real impacto. Los problemas propios de los grupos de beneficiarios se reconocen mejor cuando se analizan los condicionantes de género.
Al aumentar la precisión en el análisis del grupo de beneficiarios, pueden llevarse a cabo las correspondientes planificaciones diferenciadas.
A menudo, el análisis de género prepara el camino para la elaboración de medidas preventivas que ayudan al ahorro de costos ulteriores.
1. Aumenta la efectividad de los procesos administrativos.
Cuando el desarrollo de un análisis de género se orienta a la solución de problemas, es posible que se haga necesario traspasar los límites del propio departamento o área. En estos casos se ponen en juego la cooperación y una efectiva gestión de proyectos.
2. Se fortalecen los procesos participativos. El gender mainstreaming se vincula con todas las tareas que cumple una organización: en el sector público, esto implica todas las tareas vinculadas a la prestación de servicios públicos. Precisamente las áreas de estos servicios, que hasta ahora se consideraban neutrales en relación al género, son las que están en la mira: algunas tareas, tales como el planeamiento urbano, el de tránsito o la promoción económica, se analizan desde la perspectiva de los impactos diferenciados por sexo y de acuerdo a las relaciones de género. Esto tampoco es nuevo en todas partes. En algunos casos, la introducción del gender mainstreaming facilitará y profundizará el trabajo de las responsables de estas cuestiones: en muchas comunas, las encargadas de género se ocupan desde hace bastante tiempo de organizar la participación de ciudadanas y ciudadanos cuando se tratan cuestiones atinentes al planeamiento urbano, o le preguntan a las madres cuáles son sus necesidades cuando el debate pasa por la organización de guarderías infantiles. La aplicación del principio de transversalidad de género hace que los procesos participativos sean aun más necesarios, y permite que se introduzcan en forma más sistemática en los procesos de planificación. Este tipo de procesos participativos son, a menudo, la única posibilidad de valorar los impactos de las acciones sobre varones y mujeres, ciudadanos y ciudadana.
3. Se obtienen beneficios financieros
En muchas áreas, el compromiso de los recursos financieros ya forma parte de la práctica en materia de promoción económica: los mismos sólo se otorgan para la promoción, si el beneficiario demuestra claramente que está en condiciones de incorporar la perspectiva de género y apuntar al logro de objetivos de la política de género (ejemplo: fondos estructurales de la Unión Europea, cooperación internacional, legislación básica universitaria).
4. El gender mainstreaming favorece la promoción de la imagen
La apertura frente a las cuestiones de género puede resultar muy útil a una organización, no sólo en la incorporación de nuevas/os colaboradores/as, sino que también puede aportar a que el producto se presente con un matiz positivo en el mercado frente a los consumidores y las consumidoras. Algunas empresas grandes y activas en el ámbito mundial saben cómo utilizar el impacto público de sus estrategias de igualdad de oportunidades y esperan, no tan equivocadamente, incrementar su imagen positiva.