Nuria Varela-Portas, originaria de Lugo y criada en Madrid, es la fundadora de Pazo de Vilane, una empresa pionera en el sector agroalimentario que, desde 1996, ha apostado por la producción de huevos camperos de gallinas criadas en libertad. Su proyecto, nacido en el entorno rural de Antas de Ulla, Lugo, ha logrado recuperar un patrimonio familiar histórico.
Nuria comparte su visión, los retos que enfrentó al dejar la ciudad para emprender en el campo y cómo, a pesar de los obstáculos que la vida le ha presentado, ha logrado consolidar una empresa que combina tradición, innovación y responsabilidad.
Desde su llegada a Galicia, esta emprendedora ha demostrado que es posible llevar la innovación al campo sin renunciar a las raíces y la autenticidad, consolidando una empresa que hoy en día simboliza la unión entre tradición, sostenibilidad y excelencia.
Nuria Varela-Portas: «Nunca me imaginé a mí misma trabajando para terceros»
¿Qué fue lo que le motivó dejar Madrid para emprender en el entorno rural de Vilane? ¿Qué retos enfrentó al trasladarse y empezar de cero en la España rural?
En aquellos momentos iniciales (1996), me motivaban fundamentalmente dos cosas. La primera era no vivir en una gran ciudad, cuyas dinámicas tenía claro que no eran para mí. El segundo gran motor era volver a mis raíces, a mi querida Galicia, y poner en marcha un proyecto empresarial en el Pazo y sus fincas para recuperar ese patrimonio familiar que hasta entonces había sido nuestro lugar de encuentro en vacaciones. Es decir, soñaba con un Pazo vivo no sólo desde el punto de vista material, sino también desde el inmaterial, que aportara riqueza y prosperidad a la sociedad de la Ulloa.
Pensaba y sentía que el Pazo y este entorno rural en el que ahora vivo iba a ser el espacio más adecuado y amable para desarrollarme como persona y como profesional en mi cualidad de emprendedora. Porque, eso sí tenía claro: nunca me imaginé a mí misma trabajando para terceros.
Los retos que tuve que afrontar y superar fueron muy distintos. Desde ubicarme física y socialmente en un entorno en el que hasta entonces sólo había pasado temporadas, hasta identificar las posibilidades para montar un negocio viable, pasando por superar todos los procedimientos asociados: las particularidades agrícola-ganaderas, la financiación, la burocracia.
Además, otro desafío importante fue no escuchar los malos augurios que todo tipo de personas, también las bienintencionadas, lanzaban sobre Pazo de Vilane en sus inicios.
«Soñaba con un Pazo vivo no sólo desde el punto de vista material, sino también desde el inmaterial»
¿Cuál cree que ha sido la clave para que Pazo de Vilane sea considerado un caso de éxito?
Al final, el que Pazo de Vilane se haya convertido en un caso de éxito no responde a una sino a varias claves que seguimos practicando a diario: trabajar con honestidad y transparencia, tener un propósito claro sin desviar la misión, e ir poco a poco, sin hacer castillos en el aire, con modestia, pero al mismo tiempo con ambición de mejorar. Asimismo, poner mucha pasión y orgullo en lo que haces y, por último, la gota del elixir básico, que para mí sería el amor: a lo que quieres desarrollar y a tu familia.
«Lo que nos ha llevado al éxito fue tener un propósito claro, ir poco a poco, con modestia, pero al mismo tiempo con ambición de mejorar»
Como mujer emprendedora en un sector tradicionalmente dominado por hombres, ¿qué desafíos únicos ha enfrentado y cómo los ha superado a lo largo de los años? ¿Qué cualidades considera esenciales en el liderazgo y cómo las ha integrado en la empresa?
He enfrentado desafíos generales en el emprendimiento que creo son comunes a hombres y mujeres y de los que he hablado anteriormente. Sin embargo, sí noté cuando empezaba una falta de credibilidad o cierto escepticismo -y también algo de paternalismo- no sólo por mi condición de mujer, sino sobre todo por mi juventud.
En cuanto al liderazgo, considero que hay tres cualidades esenciales que trato de integrar en mi empresa todos los días. Estas son la inteligencia emocional, no perder de vista los objetivos y ser muy honesto y transparente. También es muy importante la empatía, saber ponerte en los zapatos de la otra persona para lograr entenderla.
Y otra cualidad que no puedo dejar de mencionar en un buen liderazgo es la polivalencia, poder alternar asuntos o situaciones desafiantes totalmente diferentes sin perder el foco en los objetivos ni tampoco la calma o el sueño. Es decir, ocuparse, no preocuparse.
«Tres cualidades esenciales que trato de integrar: inteligencia emocional, no perder de vista los objetivos y ser muy honesto y transparente»
¿Qué consejo le daría a quienes están interesados en emprender en el sector alimentario, especialmente en áreas rurales donde a veces la infraestructura puede ser un desafío?
Hay que partir de una premisa básica, y es ofrecer un producto único por sus cualidades, posicionamiento y calidad. Que sea tan excepcional que permita una diferenciación clara en el mercado, porque con los grandes de la industria no puedes competir por volumen, así que hay que buscar una vía alternativa.
Otro consejo es que se avance poco a poco, sin perder el foco. Pazo de Vilane lleva en el mercado 28 años y hemos tardado todo este tiempo en llegar hasta donde estamos ahora mismo.
En cuanto a las infraestructuras, y si lo miramos desde el lado positivo, en este intervalo ha aparecido internet, que ha dado un vuelco a todo y ha facilitado mucho el trabajo. También las comunicaciones son mucho mejores ahora. Las infraestructuras no deberían frenarnos; es más importante ofrecer algo distinto.
Lo que sí aconsejaría a cualquier emprendedor es que piense previamente antes de emprender y de avanzar: trazar un plan estratégico para identificar sus recursos: comerciales, financieros, de producción, de Marketing… y estudiar qué ayudas u oportunidades tiene a su alcance, tanto públicas como privadas. Por supuesto, si es necesario, debería formarse para elaborar ese plan.
¿Qué considera esencial para que una empresa del sector agroalimentario sea verdaderamente sostenible? ¿Cuál es su perspectiva sobre el futuro de la industria alimentaria en términos de prácticas de bienestar animal y sostenibilidad?
Para que una empresa sea verdaderamente sostenible -y no se quede en la teoría o en la superficie- es necesario que el emprendedor aprenda todo lo que pueda sobre la materia y a partir de esos conocimientos elabore un plan de sostenibilidad empresarial. A mi entender este plan no estaría completo si no aborda los cuatro pilares fundamentales: medioambiente, plantilla, gobernanza y economía. Y cito este último en cuarto lugar aunque debería ser el primero, porque si una empresa no es económicamente rentable no puede, lógicamente, ser sostenible, pues no sobrevivirá.
Si la empresa ya lleva un tiempo me centraría en esas cuatro patas para identificar qué aspectos mejorar.
Si, por el contrario, todavía está en el período previo, lo ideal es elaborar ese plan planificando y describiendo cómo van a resolverse todos los detalles. Por ejemplo: la emisión y gestión de residuos, la huella de carbono, el cuidado de los recursos naturales, la atención a la plantilla, la relación con proveedores y clientes, etc.
En cuanto a mi perspectiva sobre el futuro, considero que no lo habrá para la industria agroalimentaria que no practique la sostenibilidad o el bienestar animal, no sólo porque la sociedad así lo demandará, sino porque será obligatorio por ley.
¿Qué mensaje daría a las mujeres jóvenes que desean emprender?
No me gusta ser gurú, pero siempre las animaría a hacer en la vida aquello que las llene de felicidad. Y si esto es emprender… ¡pues adelante!
Sobre Nuria Varela-Portas
Nuria Varela-Portas es una lucense criada en Madrid. En 1996 fundó una empresa sostenible en Pazo de Vilane, en Antas de Ulla, Lugo, vinculada al sector primario y que mantiene el histórico legado familiar.
Fue así como, poco a poco y con mucho trabajo, se hizo realidad una idea pionera en España: producir y comercializar huevos camperos de gallinas criadas en libertad en los pastos de las fincas del Pazo.
Nuria tuvo que enfrentar y superar todos y cada uno de los retos habituales de las personas emprendedoras en el rural, así como algunos otros (mujer, joven, criada en ciudad, sin experiencia previa en ganadería), con tesón, un propósito claro y el apoyo de su familia.