¿Qué vida llevamos y cómo la pasamos se pregunta Nerea Urcola y la respuesta no es muy alentadora: por un lado observando y juzgando a los demás, y por otro, preocupados sólo en cómo nos sentimos nosotros cuando debería ser al revés.
"Mariposas en el estómago" trata del mundo de la dirección de equipos de trabajo con los ojos de una mujer. Pero no de manera reivindicatoria, sino simplemente con la experiencia de una directora de proyectos de una importante empresa multinacional y lo que "siente" cuando se tiene que poner al frente de un equipo de colaboradores.
"Deberíamos -parece decir Nera- observarnos más a nosotros para conocernos mejor, especialmente para profundizar en aquello que no hacemos bien y así poder mejorar e intentar sentir y entender más a los demás. Esta reflexión es importante en todos los ámbitos de la vida, pero lo es todavía más para aquellas personas que se enfrentan al apasionante reto de dirigir a otros".
Que alguien te nombre jefe no es suficiente para que los demás te sigan. Esto último es una dura labor que se gana o se pierde día a día y que todavía hoy sigue siendo más difícil para las mujeres que tienen que demostrar sus habilidades y destrezas en un mundo laboral predominantemente masculino.
Sobre los jefes y sobre nosotras
Se trata de la experiencia de una mujer que asume la dirección de un equipo de personas creyendo que será suficiente con ser la que más sabe de ese ámbito. Pronto se dará cuenta de que a lo largo de su vida no ha dedicado el tiempo necesario a entrenar las habilidades más importantes de todas: aquellas que tienen que ver con el propio conocimiento y el de los demás.
Hoy más que nunca hablamos de inteligencia emocional y es que cada vez es más claro que las habilidades más importantes para el desempeño sobresaliente de la actividad laboral no son tanto las técnicas, sino las emocionales. Tanto los mandos como los trabajadores necesitan disponer de habilidades emocionales, pero en mucha mayor medida los primeros que los segundos. Mientras los trabajadores necesitan dominar habilidades técnicas y emocionales, los mandos deben desarrollar al máximo sus capacidades emocionales para dirigir y coordinar a sus colaboradores.
Ideal para quienes afrontan el apasionante reto de dirigir un equipo humano y especialmente para aquellas que lo hacen siendo mujeres.