La exposición constante a las redes sociales y al contenido digital plantea serios desafíos para la salud mental, exigiendo una acción urgente para mitigar sus efectos adversos y promover un uso saludable de la tecnología.
El consumo excesivo de contenido digital puede tener efectos devastadores en la salud mental, especialmente en las personas más jóvenes. La dependencia digital, la baja autoestima y la constante comparación social son problemas significativos que enfrentan. La presión para mostrar una versión idealizada de sí mismos y competir con otros puede resultar en ansiedad, depresión y una desesperada necesidad de encajar.
El informe ‘Nacer en la era digital: La generación de la IA’, de Qustodio, revela que los menores pasan una media de cuatro horas al día frente a las pantallas, solo en sus dispositivos personales. Esta exposición continua a contenido digital puede llevar a una dependencia tecnológica, dificultando el disfrute de actividades personales y momentos de calma
FOMO y su efecto en la salud mental
FOMO, acrónimo en inglés de «fear of missing out» (miedo a perderse algo), describe un fenómeno psicológico caracterizado por la ansiedad que surge cuando una persona siente que está siendo excluida de experiencias, eventos o conversaciones que están ocurriendo en su círculo social o en el mundo en general. Este sentimiento se ha visto amplificado por la omnipresencia de las redes sociales, donde la vida de los demás es constantemente proyectada, a menudo de manera idealizada, creando una ilusión de perfección y una continua sensación de que algo importante está sucediendo sin uno.
«Las redes sociales funcionan las 24 horas del día, por lo que resulta imposible estar al corriente de todo lo que sucede en ellas. Muchas personas pueden sentir que, al no enterarse de lo que ha pasado, se queden excluidas socialmente. Quienes experimentan el FOMO pueden sufrir algunos efectos negativos como falta de concentración, baja autoestima o trastorno del sueño», ha expresado Emily Lawrenson gerente de comunicaciones de Qustodio a Mujeres y Cía.
JOMO: el placer de perderse cosas
Como respuesta al FOMO, ha emergido el concepto de JOMO (joy of missing out), que celebra el placer de desconectar. En lugar de sentirse abrumados por la constante necesidad de estar conectados, se busca poner una distancia saludable con la tecnología.
Al respecto, Lawrence afirma: «Frente al consumo masivo de contenido y la cantidad de información que se comparte en redes constantemente, muchas personas jóvenes eligen el JOMO como una forma de autocuidado. Optan por un detox digital para poner un poco de distancia con la tecnología, sobre todo de las redes sociales, y priorizar lo que uno realmente quiere hacer en cada momento sin sentirse mal por ello y sin que la presión social les obligue a cambiar sus ideas».
Estrategias para superar la presión social
La presión social puede ser abrumadora, especialmente para las personas más jóvenes que sienten la necesidad de cumplir con expectativas externas. «Los jóvenes pueden estar sometidos a una presión social que les obliga a hacer cosas que igual no les apetecen. Tienen que aprender a disfrutar de lo que les gusta y evitar sentir esas obligaciones que, a la larga, pueden tener efectos negativos sobre ellos. Prácticas como el JOMO pueden ser muy efectivas si sienten ese tipo de dependencia tecnológica”.
Para manejar la ansiedad relacionada con las redes sociales y fomentar una relación más saludable con la tecnología, los expertos de Qustodio sugieren varias estrategias clave.
Desactivar las notificaciones
Las notificaciones de las redes sociales y aplicaciones son diseñadas para captar tu atención constantemente, lo que puede ser una fuente continua de distracción y ansiedad. Cada vez que suena una notificación, se activa un impulso casi automático de revisar el teléfono, interrumpiendo lo que sea que estés haciendo en ese momento. Este ciclo perpetuo puede generar un nivel de estrés significativo, ya que mantiene a los jóvenes en un estado de alerta constante, impidiéndoles desconectar por completo.
Al desactivar las notificaciones, se rompe este ciclo de distracción. Es posible entonces enfocarse mejor en tareas, estudios o interacciones en el mundo real, mejorando la capacidad de concentración y rendimiento académico. Además, estar menos pendiente del teléfono permite ser más conscientes y presentes en las actividades diarias, lo que promueve un mayor bienestar mental. Este pequeño cambio puede tener un gran impacto en la reducción del estrés, permitiendo a los jóvenes disfrutar de su tiempo sin la presión de tener que estar al tanto de cada actualización en redes sociales.
«Estar menos pendiente del teléfono permite ser más conscientes y presentes en las actividades diarias»
Utilizar filtros de contenido
En la era de la información, estamos expuestos a una cantidad abrumadora de datos y contenido, lo que puede resultar en una sobrecarga cognitiva. Puede ocurrir que las personas sientan una obligación a mantenerse informados sobre cada tendencia, noticia o publicación, lo que puede llevar a una sensación de ansiedad por no poder procesar o mantenerse al día con todo lo que ven.
El uso de filtros de contenido es una herramienta poderosa para gestionar esta sobrecarga. Al seleccionar de manera consciente qué tipo de información quieren ver y filtrar el contenido que no es relevante para ellos, los jóvenes pueden reducir significativamente la cantidad de información que consumen. Esto les permite centrarse solo en lo que realmente importa, ya sea en términos de intereses personales, estudios o relaciones. Al eliminar el ruido digital, se puede gestionar mejor el tiempo en línea, reduciendo el estrés asociado con la necesidad de estar constantemente actualizados.
«El uso de filtros de contenido es una herramienta poderosa para gestionar esta sobrecarga»
Limitar el tiempo en aplicaciones
Las redes sociales están diseñadas para ser adictivas, utilizando algoritmos que mantienen a los usuarios enganchados por largos períodos de tiempo. Este uso prolongado no solo consume tiempo que podría dedicarse a otras actividades, sino que también puede llevar a una dependencia emocional.
Establecer límites de tiempo en las aplicaciones es una estrategia efectiva para combatir esta adicción. Al limitar la cantidad de tiempo que se pasa en redes sociales, se puede prevenir la dependencia y evitar que su vida gire en torno a sus dispositivos digitales. Este enfoque fomenta un equilibrio más saludable entre el tiempo en línea y fuera de línea, permitiendo invertir más tiempo en actividades que contribuyan al desarrollo personal, como el deporte, la lectura, el estudio o pasar tiempo de calidad con amigos y familiares. Además, al reducir el tiempo de pantalla, se disminuyen los efectos negativos asociados con el uso excesivo de las redes sociales, como la baja autoestima, la ansiedad y los trastornos del sueño.
Bienestar y seguridad digital
En un mundo donde la tecnología y las redes sociales dominan la vida cotidiana, el bienestar y la seguridad digital se han convertido en temas cruciales, especialmente para los menores. «El bienestar y la seguridad digital se asocian con tener una buena relación con el uso de la tecnología, haciendo de ella un uso coherente y apropiado y sin comprometer la privacidad personal», indica Lawrence.
Y agrega: «Cuando se trata de los menores, es un tema aun más delicado, pues es un colectivo vulnerable que está expuesto a múltiples riesgos, como el acceso a contenidos inapropiados, la adicción a la tecnología, la pérdida de rendimiento académico, la disminución de la autoestima o el acoso cibernético, entre otros».
«Es importante que los jóvenes no se dejen llevar por el contenido que ven en redes, ni compararse con otros perfiles, sino que hagan lo que les apetezca sin tener en cuenta las apariencias o lo que los demás esperan de ellos. Así, se reducen los niveles de ansiedad, especialmente, en aquellos menores que buscan en otras personas su propia validación», concluye.
