La historia de FormaCuida es la historia de dos mujeres que supieron transformar los desafíos en oportunidades. María y Paloma se enfrentaron desde muy temprano a la necesidad de atender a sus personas más queridas y, después de varios años de experiencia en cuidados, decidieron abrir su propio espacio.
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Ellas mismas son cuidadoras de su hermana, quien hace más de 30 años sufrió un accidente y sigue necesitando cuidados especiales, tanto físicos como psicológicos.
FormaCuida emerge entonces como una respuesta necesaria, una mano extendida hacia quienes se enfrentan a la delicada tarea de cuidar. Aquí las historias se entrelazan: las de quienes necesitan cuidados especiales y las de quienes los brindan. Es un recordatorio de la fragilidad humana y la fortaleza que surge de la conexión con el otro.
¿Qué es FormaCuida? ¿Por qué resulta necesario este espacio?
FormaCuida es una empresa enfocada a ofrecer servicios de Formación de Cuidadores de personas vulnerables, basada en nuestra propia experiencia y en una cuidada formación a lo largo de los años. Impartimos cursos de formación tanto a empresas que tengan contratados a sus propios empleados como a particulares que quieran personalizar y dar una formación específica a su cuidador.
Nuestra empresa es necesaria para suplir todas las necesidades que no están cubiertas en el sector. Todos los que tienen personas dependientes a su cargo compartirán con nosotras que es una situación muy delicada. Al principio, cuando realmente somos conscientes del problema, intentamos hacer milagros con nuestros horarios y compatibilizar la atención de todos nuestros familiares, hijos, padres, parejas.
Sin embargo, a medida que avanza el tiempo, comenzamos a darnos cuenta que necesitamos cada vez más ayuda y es necesario delegar los cuidados de las personas que más quieres a una empresa externa que te genere confianza. La realidad con la que nos hemos encontrado es que existe una falta de profesionalización en un gran número de cuidadores y hay diferencias culturales que hacen que surjan problemas cotidianos y que se produzca una brecha importante entre el servicio prestado y un servicio de calidad.
Los cuidadores son imprescindibles porque el bienestar y gran parte de la felicidad de nuestros seres queridos depende de ellos. Es un sector al que se debería prestar más atención y cuidarles tanto profesional como emocionalmente ya que a menudo no están suficientemente reconocidos.
Pero nuestros mayores son lo más importante en nuestras vidas. Gracias a ellos somos quien somos a día de hoy. Nos han dado la vida, nos han educado, han cuidado de nosotros y mientras tengan la oportunidad de seguir viviendo en el que ha sido su hogar, donde siguen conservando todos sus recuerdos, se reducen las necesidades de hospitalización e ingresos en residencias. Necesitamos saber que nuestros mayores están en un entorno seguro y con los medios adecuados para poder tener tranquilidad.
Queremos proteger a nuestros seres queridos, pero también a quien les cuidan para que el círculo sea perfecto.
¿Cómo decidieron tomar la iniciativa de crearlo?
En 1991 un accidente de tráfico hizo que casi perdiéramos a nuestra tercera hermana. Ayudarla a superarlo nos unió e hizo más fuertes. A día de hoy Aurora tiene muchas secuelas que implican que aún requiera muchos cuidados especiales tanto físicos como psicológicos. Años más tarde, nuestros padres también sufrieron el paso del tiempo y diversas enfermedades, así que también debían contar con cuidados especializados.
Llegó un punto en el que decidimos dejar de sufrir por no ser capaces de atender debidamente a nuestros padres y hermana, y en vez de luchar con cada nueva persona o empresa que contratábamos para apoyarnos, creamos nuestra propia empresa. Nuestros padres nos han educado desde siempre en los valores y el profundo respeto por los mayores y por la sociedad. El cariño y los valores no se pagan con dinero, pero se puede enseñar a transmitirlos.
Tras varios años estudiando y trabajando en cada detalle decidimos crear FORMACUIDA , una empresa capaz de transmitir cariño e ilusión y también una formación que cubra las necesidades específicas de cada familia.
¿Qué servicios ofrecen? ¿De qué manera funciona el intercambio?
Tenemos cuatro grandes bloques en los que basamos nuestra formación:
- Gastronomía española y cocina responsable. El cuidado de la salud de los mayores no consiste sólo en un eficaz tratamiento de sus enfermedades, sino que incluye también la prevención de aquellas en cuya base radica la alimentación, ya que una nutrición adecuada es eficaz, no sólo para prolongar la vida, sino también la calidad de la misma.
- Protocolos de cuidado. Organización en el hogar que mejore las necesidades específicas de cada familia
- Fomento de la autonomía. Priorizar la estimulación cognitiva y salud mental tanto del cliente como del cuidador.
- Asistencia domiciliaria. Atención personal en el domicilio.
Mejoramos la calidad de vida de las personas mayores y otros grupos en situación de vulnerabilidad a través de una cuidada formación que cubre las necesidades tanto nutricionales como sanitarias y emocionales.
¿Cómo ha sido acompañar a su hermana tras el accidente? ¿Cómo sigue siendo hoy?
El accidente de nuestra hermana fue uno de los golpes más duros que nos ha dado la vida. Mi hermana tenía 24 años y fue un accidente de tráfico en el que en una persecución policial su moto fue arrollada por un coche al que perseguía la policía. Fue como una película que pasa delante de tus ojos y crees que nunca te va a pasar a ti. Nuestra hermana estuvo 3 meses en coma y le han quedado muchas secuelas tanto físicas como psicológicas. A día de hoy sigue necesitando la ayuda constante de una persona 24/7 en su día a día. Diariamente asiste a un centro de día, APANEFA, una Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido que hace una labor maravillosa y ha logrado volverle a arrancarle una sonrisa después de 30 años de depresión.
Cuando tienes a cargo a una persona dependiente nada es fácil. Siguen existiendo muchas barreras contra las que seguir luchando (y no hablamos sólo de las arquitectónicas). La sociedad sigue mirando a estas personas con pena, subestimando sus capacidades y tratándoles como “pobrecitos” cuando dentro de cada persona con minusvalía existen almas maravillosas que por perjuicios nos perdemos en conocer. Enfrentarte a esto es muy duro tanto para la persona que lo sufre como para sus familiares.
¿Cómo describirían el trabajo de la persona cuidadora? Y al mismo tiempo, ¿cómo describirían el vínculo entre persona cuidadora y persona cuidada?
El cuidador debe tener las responsabilidades específicas y funciones bien definidas para evitar que se produzcan conflictos. Deben ser resilientes ya que, cuanta mayor capacidad adaptativa tenga, más eficientes resultarán sus conocimientos y harán un mejor desempeño de sus labores. Deben anticiparse a prevenir posibles riesgos o situaciones imprevisibles. La implicación de los cuidadores es fundamental, debiendo tener empatía, sensibilidad, honestidad, respeto a la intimidad y constancia para proporcionar felicidad y bienestar. Es muy importante el componente vocacional.
El vínculo entre la familia y entre ambos ha de ser de respeto mutuo, confianza, comunicación y cariño. Deben cuidarse mutuamente. Este trabajo es muy duro tanto físico como psicológicamente y hay que saber gestionar las emociones para no caer en “el síndrome del cuidador quemado”. Nuestras sesiones de coaching ayudan en gran medida a superarlo.
Se ha vinculado desde siempre a las mujeres con el rol de cuidadora, ¿por qué creen que esto es así? ¿Cómo creen que podría cambiarse esta mirada e incluir también a los hombres en este rol?
Por tradición las mujeres han asumido el rol de cuidadoras durante muchos años. El 85% de los cuidadores no profesionales son mujeres frente al 11.5% de hombres. Tras la incorporación de la mujer al mundo laboral siguen siendo las mujeres las que mayoritariamente sufren una sobrecarga lo que sigue provocando una desigualdad de género.
Durante muchos años se han producido una serie de estereotipos culturales que han marcado a las mujeres a asumir el rol de cuidadoras. No hace tanto tiempo que incluso la hija menor de la familia se hacía cargo de los padres renunciando incluso a su vida personal.
Existe una tendencia a la incorporación de los hombres al mundo de los cuidados. Es evidente que su fuerza física para la movilidad y cambios posturales y paseos en sillas de ruedas de muchas personas dependientes es una ventaja. Ellos suelen estar más especializados en trabajos de enfermería y trabajar más en residencias y hospitales.
La implantación de estrategias sociales, culturales y sanitarias es una necesidad emergente a día de hoy para poder incluir a los hombres como cuidadores, ya que esta labor no tiene sexo.
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