Cubitos de hielo

Estos días he leído una serie de estadísticas que me han llamado la atención y me siguen dando vueltas en la cabeza:

 -Según la Clinica MD Anderson Cancer Center en el año 2012 el cáncer de pulmón ha aumentado entre las mujeres españolas un 50% respecto al año 2006. Se considera que esto responde a que las españolas empezaron a fumar más tardíamente y que a día de hoy , el numero de fumadoras sigue ascendiendo.

-Según estudios mundiales en la última década se ha duplicado el número de mujeres infieles. Aunque la mayoría señala que si su pareja se hubiera enterado, le hubiera costado romper la relación. Se considera que esto responde a la normalización de la mujer en el mundo profesional, al mayor poder adquisitivo y al acceso a las nuevas tecnologías.

Nos dejamos llevar, flotamos de una forma sutil, débil e imperceptible  arrastrados por la corriente del momento, tan dependiente y vulnerable como una pompa de jabón en un soplo de viento

 -Según El índice de corrupción de Transparencia Internacional y en palabras de Antonio Garrigues Walker, España ha bajado en los últimos 18 años del puesto 21 al 30.  Se sitúa al nivel de Botsuana y es uno de los pocos países europeos que no tiene una ley de transparencia en vigor. Quizá por eso la justicia española está investigando a más de 1000 cargos políticos relacionados con casos de corrupción. Políticos  que sabían, que si eran descubiertos posiblemente no arriesgaban ser condenados, porque a estas alturas todos sabemos que no hay normas estrictas para hacer justicia.  Pero si  arriesgaban algo mucho más valioso: su reputación y su honor.

¿Que nos está pasando?
Fumamos más aun sabiendo que arriesgamos nuestra salud, somos más infieles aun sabiendo que con el engaño arriesgamos nuestra estabilidad y somos más corruptos aun sabiendo que arriesgamos nuestra reputación.

Hemos aprendido a convivir con el engaño a los demás y a nosotros mismos: ¿Sera cierto que coincidiendo con la normalización de la mujer en la vida profesional somos más fumadoras, más infieles y más corruptas? ¿Sera cierto que hemos cambiado nuestra escala de valores,  que se han diluido los principios que antes nos resultaban esenciales? ¿Sera cierto que nos dejamos influenciar tan fácilmente? ¿¿Por qué??

Porque en mi opinión, aunque  a veces vemos o hacemos cosas que no nos agradan, nos acomodamos, miramos para otro lado y no hacemos nada, no decimos nada…Nos dejamos llevar, flotamos de una forma sutil, débil e imperceptible  arrastrados por la corriente del momento, tan dependiente y vulnerable como una pompa de jabón en un soplo de viento

Muchas veces no estamos conformes con nuestra actitud pero nos mentimos a nosotros mismos por la patética necesidad de vernos a través de los ojos de los demás. Y al final si los demás están conformes nosotros estamos conformes.

Y así.. todas las cabezas se vuelven, mirando para otro lado con el arrebato sincronizado que suele reservarse para los partidos de tenis sin darnos cuenta que la pelota está en nuestras manos.

A veces me he sentido como un cubito de hielo, que me mantenía fuerte y entera por la mirada gélida y aprobadora de los demás. Pero si la fuerza de esa mirada me faltaba,  sabía que me disolvería  fácilmente, derritiéndome poco a poco y convirtiéndome tristemente en agua pasada.

Es cierto que un cubito de hielo no tiene mucho poder por si mismo pero su verdadero poder se manifiesta no en sus acciones sino en lo que es capaz de inducir a hacer en  los   demás…. 

Y por eso escribo este artículo porque quizás en algún lugar hay otro cubito de hielo, y quizás ahora me está leyendo, y quizás tenga una sensación de insatisfacción como la tengo yo.

A ese cubito de hielo que empieza  a derretirse poco a poco, disolviendo consigo todos los anhelos no cumplidos le diría: Que resista,  que no se calle, que no mire para otro lado, porque pronto se dará cuenta, como me he dado cuenta yo, que no necesita la fuerza de una  mirada gélida y aprobadora para sobrevivir. Que la vida te la da tu mirada y no la de los demás. Que vivir  es mirar de frente y no de lado.

Y quizás encontremos  más cubitos de hielo…Y quizás algún día entre todos formemos un iceberg que asuma el riesgo de mirar sin miedo al sol…Porque entonces ya nada ni nadie podrán derretirnos… Porque entonces recuperaremos los valores y principios que ahora creemos perdidos.

Por eso escribo este artículo porque no quiero derretirme, y quizás por eso tú lo estés leyendo ahora…. Porque quizás tú y yo seamos dos cubitos de hielo buscando el dulce alivio de mirar al sol.

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