Celia Santos, tras el éxito de “La maleta de Ana”, reivindica a Dorothy Levitt, la inventora del espejo retrovisor. Una novela que plasma el espíritu de una mujer que rompió con todos los prejuicios y se atrevió en un mundo donde los hombres eran absolutos protagonistas.
La inventora
Dorothy Levitt salta a la fama en 1903, tras convertirse en la primera piloto de carreras del Reino Unido. Pero también como inventora del espejo retrovisor. Inspirándose en la polvera que utilizaba para ver quiénes la seguían en las carreras, enseñó a conducir a las aristócratas británicas de la época y se la relacionó con el movimiento sufragista.
El ejemplo de Levitt es temerario. Su actitud podría animar a otras mujeres a conducir. Un indiscutible signo de independencia.
No es casual que se la retrate al volante de su automóvil y que por ello ocupe la primera plana de los periódicos. Cuando todavía la conducción era un asunto de hombres, la hazaña es recibida con desdén e incluso con amenazas.
El ejemplo de Levitt es temerario. Su actitud podría animar a otras mujeres a conducir. Un indiscutible signo de independencia.
Tras el éxito de La maleta de Ana, Celia Santos aborda la apasionante vida de una mujer avanzada a su tiempo que peleó contra los estereotipos. Injustamente olvidada, Levitt inventó el espejo retrovisor, inspirándose en la polvera que utilizaba para ver quiénes la seguían en las carreras, enseñó a conducir a las aristócratas británicas de la época y se la relacionó con el movimiento sufragista.
Una historia de amistad, amor y traición
Una traición, un amor y una gran amistad acompañarán a Dorothy a través de sus éxitos y dificultades. Santos elige para su protagonista los escenarios de la Inglaterra de comienzos del siglo XX. La estupenda recreación colabora en definir a la protagonista en su ambiente, cuando el recuerdo de la era victoriana se unía a una incipiente modernidad.
Una traición, un amor y una gran amistad acompañarán a Dorothy a través de sus éxitos y dificultades.
«Dorothy solía usar la polvera para superar a sus adversarios. Sin embargo, esta vez algo cambió, miró el reflejo y observó en él a todas esas mujeres, jóvenes, valientes, aguerridas, intrépidas que se acercaban a ella, que la adelantaban, que superaban sus marcas, que recorrían el camino allanado por ella y por otras pocas que se habían atrevido a esquivar los baches y escollos que los hombres les pusieron delante. El reflejo le mostraba el pasado, el suyo, las dificultades, la improvisación, el rechazo, la superación. El futuro estaba delante, sobrepasando su posición. Adelantando su época. Encaminado a la igualdad.»
Sobre Celia Santos
Celia Santos (Bergara, 1972) reside en Barcelona. Durante siete años dirigió la sección de recomendaciones literarias en Tele Taxi TV, así como la web literaria Más que palabras. Tras cursar estudios de narrativa en el Ateneo de Barcelona, ha escrito numerosos relatos y cuentos, en su mayoría dirigidos a un público infantil y juvenil.
La maleta de Ana fue su primera novela para adultos. Basada en la historia de las mujeres españolas que emigraron a Alemania a trabajar en los años sesenta y setenta, cultivó un gran éxito. Más rápida que la vida es su nueva novela, en ella narra la historia de Dorothy Levitt una mujer que rompió con todos los prejuicios de la época.
Componentes de automóvil inventados por mujeres
- Bertha Benz: pastillas de freno. La primera mujer en realizar un viaje en automóvil se enfrentó a varios problemas, entre ellos, los frenos. A su vuelta, propuso incorporar una especie de fundas o forros de cuero en los frenos (las actuales pastillas). Pero fue su esposo, Carl Benz, quien las patentó en enero de 1886.
- Florence Lawrence: Intermitentes y luces de freno. Actriz de reconocido prestigio, inventó un sistema de indicadores en forma de flecha para avisar a los peatones y a otros conductores qué dirección iba a tomar. Una vez más, fue un hombre, Edgar A. Walz, quien lo patentó en 1925. Ella, murió arruinada.
- Margaret A. Wilcox: Calefacción para coches. La estadounidense ideó un sistema que expulsaba el aire caliente sobrante al interior del vehículo. Ella sí pudo patentar su invento.
- June Mc-Carroll: Líneas divisorias que separan los carriles. Médico de profesión, tuvo que salirse de la calzada cuando un camión que venía de frente invadió su lado de la carretera. Se le ocurrió que debía existir una línea que separase los carriles, pero nadie secundó su idea. Ella misma pintó algunos tramos peligrosos. Junto a una asociación de mujeres, emprendió una campaña hasta que consiguieron que el estado de California pintase cinco mil seiscientos kilómetros de carretera.