De nuevo nos acercamos al final de curso. Para muchos niños y niñas es un momento muy temido. Para muchos padres también, pues no saben cómo afrontar la situación. Preguntamos a Ana Asensio, psicóloga experta en niños y adolescentes, cómo encarar con nuestros hijos este difícil momento.
Los premios y refuerzos positivos han de tener condiciones muy claras si lo que queremos es fomentar una conducta o que vayan enfocados a aspectos educativos.
Con más de 20 años de trayectoria profesional, Asensio ha creado ‘Vidas en positivo’, que presenta como una herramienta de vida. Con ella, nos da claves y trucos de actitud que nos ayuden a tener una vida más apoyada, una visión más clara y cálida para nosotros y nuestros hijos. Vidas en positivo es otra forma de ver, otra forma de mirar lo que sucede, siendo realistas y optando a la vez por poder encontrar aquello que nos ayude y oriente a vivir con consciencia, salud, actitud, suerte… y como consecuencia, nos lleve a ser más felices.
¿Cómo se detecta un fracaso escolar?
Cuando existe la presencia de dificultades en el alumno para el rendimiento académico. Además, cuando el proyecto, el plan de estudios, la materia, el centro, el profesorado, los apoyos y el sistema educativo global hace que las dificultades no se hayan detectado a tiempo, o a pesar de haberse detectado, no hayan podido ser resueltas. Y además cuando la familia no puede o no pone solución para abordar el problema. Entonces probablemente nos encontraremos frente a un caso de fracaso escolar y es posible que con abandono académico.
Un fracaso escolar se detecta generalmente por el equipo docente del centro que comienza a ver los resultados obtenidos por el alumno, presentando bajo rendimiento de manera continuada durante un tiempo y sin encontrar una razón aparentemente apreciable. Generalmente se establece una reunión con el psicólogo del colegio o el orientador, que observa al niño en el aula, o le realiza una evaluación de aptitudes. Posteriormente, se suele informar a la familia con los resultados de la evaluación y el estado académico que se ha observado en el trimestre.
¿Qué técnicas se pueden aplicar durante el verano para superar el fracaso escolar?
Un seguimiento de las recomendaciones del colegio; un refuerzo diario de tareas que son necesarias mejorar (tanto de atención, concentración, memoria, etc…como las académicas y de contenido, tablas de multiplicar, lecturas, resúmenes de ciencias…); una organización de hábitos de estudio: sentarse siempre a la misma hora, en el mismo lugar, con buenas condiciones de luz y temperatura, mesa organizada y sin distractores. Por otro lado, es importante conocer las tareas a realizar y establecer un plan realista para el verano que esté organizado. En el caso de que fuese necesario, acudir a un psicólogo.
Tras un fracaso escolar, ¿cómo les puede ayudar a estos niños la atención de un psicólogo?
Puede ayudar mucho en el proceso. Desde apoyar y orientar a la familia del niño, hasta atender a la autoestima del menor y las posibles alteraciones del estado de ánimo y de la conducta. El psicólogo puede elaborar el plan para casa, y el plan para el niño. También puede realizar una evaluación psicológica y psicopedagógica en la que se detecten puntos fuertes a fomentar y débiles a reforzar y realizar un plan de apoyo e intervención en base es estos resultados y a los comentarios y orientaciones del colegio.
Muchos padres acaban recurriendo a los premios y castigos como herramientas para motivar a sus hijos a estudiar, ¿funcionan? ¿qué alternativas hay a ellos?
Los premios y castigos pueden ser muy útiles bien usados o nada útiles, y además ir contra lo que deseamos si se utilizan de manera incorrecta.
La gran clave está en la propia formación de los padres, en la práctica familiar, en introducir hábitos saludables para nuestras vidas a nivel educativo y emocional.
Los premios y refuerzos positivos han de tener condiciones muy claras si lo que queremos es fomentar una conducta o que vayan enfocados a aspectos educativos.
Los castigos de por sí no fomentan conductas, lo que puede hacer un castigo es eliminar una conducta que no deseamos que esté presente, pero castigando solamente, no generamos la conducta alternativa o la conducta deseada. Por lo que antes de castigar, lo que podemos hacer es un programa de refuerzo que contenga consecuencias estables, claras y anticipables, y que además sea muy contingente en el tiempo para que inicialmente nuestro hijo asocie causa-consecuencia con facilidad.
En mi opinión, cada caso es personal y requiere de una intervención diferente e individualizada. Pero una muy buena intervención como alternativa a funcionar con premios y castigos indiscriminados, es un programa saludable y consciente de refuerzo positivo. Estos refuerzos pueden ser desde un elogio, elegir el desayuno algún día de la semana, elegir el cuento o elegir otro cuento adicional para leer por la noche, o un premio a final de la semana de cromos, o cine…
¿Valoramos los adultos el mundo emocional de los niños?
Observo que los adultos valoramos cada vez más el mundo emocional de los niños.
Ciertamente es un acto de consciencia y un regalo evolucionado y de amor que las familias apuesten por grupos de habilidades sociales y emocionales en niños, o que escojan un centro escolar donde se propicia la educación emocional, o lleven a sus pequeños a yoga o mindfulness. Esto es un regalo. Pero la gran clave está en la propia formación de los padres, en la práctica familiar, en introducir hábitos saludables para nuestras vidas a nivel educativo y emocional.
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