La poetisa Francisca Aguirre ha sido distinguida con el premio Nacional de las Letras, dotado con 40.000 euros. Este es concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y reconoce el conjunto de la obra de un autor español en cualquiera de las lenguas del Estado.
El jurado ha elegido esta obra «por estar su poesía (la más machadiana de la generación del medio siglo) entre la desolación y la clarividencia, la lucidez y el dolor, susurrando (más que diciendo) palabras situadas entre la conciencia y la memoria».
Poeta e intelectual autodidacta.
Aguirre nació en Alicante en 1930. Es hija del pintor Lorenzo Aguirre, a quien le dedicó el poemario Trescientos escalones. En 2011 gana el Premio Nacional de Poesía con Historia de una anatomía (2010). «La poesía nunca ha estado de moda», aseguraba en una entrevista en 2012. Historia de una anatomía tiene, además, mucho de autobiografía de un cuerpo, y ganó también en 2010 el premio de poesía Miguel Hernández. Es este un autor muy ligado a la vida de Francisca Aguirre ya que uno de sus tíos compartió cárcel con el autor de Orihuela. El propio padre de la poetisa, el pintor Lorenzo Aguirre, fue sentenciado a muerte por el régimen franquista y fusilado en 1942, según contaba Javier Rodríguez Marcos cuando la autora fue galardonada con el Nacional de Poesía.
En 2011 gana el Premio Nacional de Poesía con Historia de una anatomía (2010).
Su primer poemario, premio de poesía Leopoldo Panero, fue Ítaca. Desde entonces, y con la excepción de la década de los ochenta, la autora ha continuado publicando su obra de manera ininterrumpida. Es autora, además, de los libros de poemas Ensayo General (Premio Esquío 1995), Pavana del desasosiego (Premio María Isabel Fernández Simal 1998), Nanas para dormir desperdicios (Premio Alfons el Magnànim 2007).