Mujeres, avances, retrocesos y ladridos… ¿cabalgamos?

Cada semana toca centrarse en un tema y esta vez, está claro, lo más relevante es el debate sobre la irrupción de un nuevo partido político. ¿Hay alguien que tenga dudas sobre el intento de hacer trizas lo conseguido por las mujeres? 

En momentos convulsos es cuando hay que pronunciarse, poner blanco sobre negro y tomar conciencia de lo que nos jugamos mirando hacia otro lado, callando. 

¿Qué significado tienen cada uno de los signos con los que nos despierta la realidad cada día? Los cambios de estatus despiertan emociones controvertidas más o menos tibias, más o menos radicales. 

¿En qué cambian las cosas? No es solo lo que significa para España como país, que forma parte de una Unión Europea con los compromisos que conlleva… Es que estamos hablando de una sociedad y de la mitad de la población que representan hoy las mujeres con toda la lucha sin cuartel y los tibios avances conseguidos. 

Sin embargo, para una parte de la sociedad de las que somos parte, “tibio” es mucho, nos quieren devolver al frío glaciar. ¿Qué teníamos en la cabeza? ¿De qué locuras nos creímos capaces? 

Pensar en cómo tocarán las decisiones nuestro ámbito más cercano, más cotidiano, nos helaría el corazón. Pero a mí lo que produce es multiplicar las preguntas. Sobre el sentido de lo que hacemos, sobre cómo lo defenderemos. Sobre las personas a las que afectará en forma directa, más dura, tanto, como para hablar de vida o muerte. 

Tendencias desoladoras 

Trazar una línea de “tendencia” sobre el avance de este “pensamiento” retrógrado nos presenta un panorama desolador y agraviante.  

Si esto prospera y la política que conocemos pacta tapándose la nariz… ¿a qué destino desconocido nos llevarán?  

Yo creo que nos pondrá de frente con desmanes que no soy capaz de adivinar, pero sí de intuir: desandar lo construido con tanto esfuerzo y durante tantos años, oscurecer los caminos cuyas luces se encendieron para alumbrar mejores perspectivas. 

Nos quejábamos de la lentitud de los avances…pero ¿previmos que debíamos vigilar los retrocesos? 

Es el momento de expresarse, de decir lo que pensamos, de saber dónde estamos y con quién contamos. 

En momentos críticos y frente a otros debates, muchas veces he dudado en pronunciarme sobre temas en los que no me siento suficientemente informada ni formada. Pero en este caso se de colocar las fichas del ajedrez en su lugar y entender qué cosas están en juego. Veremos que son tan importantes y tan vitales, que ameritan lo que las mujeres comprometidas llaman “significarse”. 

Lo bueno y lo terrible 

Mirando el mundo y los ejemplos de Berlusconi de Bolsonaro, el hilo me lleva a otros “iluminados”: los de Vox en España. Me pregunto qué sucederá con este movimiento y cuán fuertes son.  

Cuando una facción empieza adquirir voz y se envalentona, lo bueno -si es que puede llamarse así- es que muchas voces que habían permanecido calladas y que piensan igual, empiezan a expresarse. No hay nada peor que no saber dónde está el contrario, o que esté oculto. El #Meetoo es imparable pero ha despertado a las fieras, que han sacado a la superficie, el temor a lo que sienten amenazado, y la ira por aquello que creen su territorio.  

Vernos las caras, saber con quienes contamos, de qué manera y con qué apoyo podremos seguir impulsando aquello que no puede quedar detenido ni retroceder. Eso sería terrible, impensable, inadmisible.  

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