Las ministras de Zapatero en el Vogue y el posado de Soraya Sáez de Santamaría han hecho correr ríos de tinta con un mismo fin. Si lo que hay que decir es que es frívolo, inadecuado o como mínimo desafortunado, estamos de acuerdo en los dos casos. Pero de ahí al debate nacional cuando la mitad del mundo, en el que se vivía razonablemente mejor que en la otra mitad, se desploma, entonces no.
La idiotez no es patrimonio ni de varones ni de mujeres aunque los errores tiendan a repetirse en unos y otros con un cierto "patrón". En todo caso, tendrá el género femenino -menos experimentado o en la política, la vida pública, la notoriedad y la exégesis del lenguaje verbal y corporal- poner manos a la obra porque ya sabemos que la lupa, por muchos años, estará puesta sobre cada gesto, palabra o acción que se manifieste públicamente. Si aspiramos a que lo público y el escenario mediático formen parte de nuestra estrategia de visibilidad, habrá que entrenarse para hacerlo de la mejor manera.
Simplemente inteligencia
Si tuviéramos que hacer un análisis político como consultores de comunicación analizaríamos contexto, momento político nacional, debilidades y fortalezas de los partidos del gobierno y de la oposición, trifulcas internas y utilización de los personajes para pegar a uno y posicionar a otro…además de las razones que el sentido común y los sencillos conceptos como inteligencia o reputación determinan a la hora de actuar.
Dar la talla
Aunque tengamos claras las razones que llevan a ciertos medios, opinadores profesionales o periodistas vernáculos a ser insidiosos o aprovechar el ruedo para utilizar términos de distinto calibre –frívola, me pone, stripper, etc- nada más cierto que cuando se abren ciertas puertas es difícil luego decidir qué es lo que por allí pasará, nos guste o no. La decisión entonces es abrirla o no abrirla. La prensa más allá de lo que pueda achacársele, suele tener ciertas reglas y con la puerta cerrada, a otro portal a buscar mugre. Lo que deberíamos debatir las mujeres, son los patrones nocivos que se repiten, los porqués y los antídotos disponibles.
Y si queremos liderar, aprendeamos a hacerlo tomando ejemplo de las y los mejores, más allá del género, pero sabiendo a cuál pertenecemos. Y que por mucho tiempo, las que estén en primera plana, a pesar de sí mismas y de los demás, estarán representando a millones que día a día pelean con muchísimo esfuerzo por el lugar que se merecen en la sociedad.
Por Mercedes Wullich para Mujeresycia.com
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