“Siempre hay alguien más joven y hambriento bajando la escalera detrás de ti” (Cristal Connors, Showgirls / Fangoria, Arquitectura Efímera)
En la situación de crisis que vivimos actualemente, el mundo laboral se vuelve cada vez más competitivo y enrarecido. Podríamos encontrar sin problemas razones para estar un poco más amargados. Sin embargo, la ingente cantidad de investigación sobre la felicidad, que incluso cuenta con una World Database of Happiness, apunta a que, afortunadamente, la dimensión familiar y personal tiene mucho más peso en nuestras vidas que la dimensión laboral.
Ya se sabe: una buena relación de pareja ayuda a sobrellevar las miserias laborales, pero tener mucho éxito y satisfacción en el trabajo no va a garantizar nuestra felicidad general porque esta depende más de la calidad y profundidad de nuestras relaciones personales.
La felicidad se ha puesto de moda. A la línea de investigación más puramente psicológica, representada por Seligman y su ”Authentic Happiness” se suman últimamente nuevas corrientes como el Happy Planet Index que correlaciona indicadores de esperanza de vida, satisfación vital y consumo ecológico per cápita para ofrecernos mapas de colores de la felicidad en el mundo. También en los últimos tiempos parece otorgarse cierta legitimidad a hablar de la felicidad laboral cuando hasta hace poco hubiera sonado poco profesional.
La ingente cantidad de investigación sobre la felicidad apunta a que, afortunadamente, la dimensión familiar y personal tiene mucho más peso en nuestras vidas que la dimensión laboral.En este contexto de burbuja feliz, AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas) ha convocado su último congreso alrededor del tema de la Felicidad en el Trabajo. Y eso ya me parecen palabras mayores. Hace falta mucho valor para situar en este momento la “felicidad” en el centro de las discusiones sobre personas en las empresas porque es fácil que eso genere sonrisitas entre la clase directiva del país y porque no forma parte del paradigma dominante en las áreas de Recursos Humanos. Como lo considero una apuesta arriesgada, quiero contribuir al debate ofreciendo 4 ideas principales:
– La felicidad en el trabajo no va de autoayuda al estilo “yes, you can” o su variante, confórmate con lo que tienes y automótivate. La mayoría de esas frases apestan y no contribuyen a generar cambio o reflexión de ningún tipo. La felicidad en el trabajo debería posicionarse como un tema de Responsabilidad Social Corporativa porque tiene una dimensión interna, vinculada a la productividad, y una clara dimensión externa vinculada al bienestar y salud general de la sociedad.
– El trabajo no da la felicidad pero sin duda puede arruinarla. Por un lado, porque la miseria laboral causa insatisfacción en casa ya que no somos compartimentos estancos dónde lo laboral y lo personal estén perfectamente aislados. Por otro lado, porque si bien las actividades cotidianas que asociamos a la felicidad (el sexo o la socialización al salir de trabajar) no están relacionadas con el trabajo, sí lo está la fuente de mayor insatisfacción cotidiana: los tiempos de desplazamiento y las dificultades para conciliar vida personal y profesional.
– La clave de la felicidad en la oficina parece depender de la presencia de amistades en el trabajo. En el estudio Vital Friends con millones de entrevistas desarrollado por Gallup descubrieron que quien tenía un mejor amigo en la empresa, estaba hasta 7 veces más comprometido, tenía menos accidentes laborales y era más innovador. Sin embargo, en las empresas tendemos a mirar con ojos de sospecha las relaciones personales. Tal vez tendríamos que empezar a “deconstruirlas” porque en el fondo cuando uno examina los roles que juegan los amigos sorprende la similitud con nuestros grandes modelos de mentoring, coaching o sponsorship.
La felicidad en el trabajo debería posicionarse como un tema de Responsabilidad Social Corporativa porque tiene una dimensión interna, vinculada a la productividad, y una clara dimensión externa vinculada al bienestar y salud general de la sociedad. – El otro factor de entorno laboral con gran influencia en nuestra satisfacción es la presencia de una proporción de pequeñas interaciones positivas con los demás de 5 a 1 sobre las negativas. Es el big impact of small interactions, válido tanto para predecir trabajos como matrimonios exitosos. Quizás deberíamos incluir esta información con claridad a nuestros programas de desarrollo gerencial y ejecutivo en lugar de premiar ese estilo de jefe amargado y estresado tan frecuente.
No quiero desacreditar completamente el componente individual que sin duda conlleva el tema de la felicidad en el trabajo. Ciertamente cada uno de nosotros tiene que preguntarse si quiere evolucionar profesionalmente haciéndose bitter or better (amargado o mejor), pero considero que el debate colectivo, para ser creible y tener capacidad de influencia, no puede ser de carácter psicologicista sino de discusión de los aspectos estructurales de nuestro actual modelo de trabajo y liderazgo.
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