En la investigación, coordinada desde la Universidad de Valladolid por los profesores de Psicología María Jesús Irurtia y Benito Arias, se ha empleado una muestra de 15.204 estudiantes y se han analizado las diferencias y similitudes de la ansiedad social en 20 carreras universitarias y entre todas las comunidades autónomas españolas.
Los universitarios españoles son más similares que distintos, “bien sea por cuestiones de globalización o por otras cuestiones más profundas”. Las diferencias más significativas se encuentran en el aspecto de interacción con el sexo opuesto.
Tal y como refleja el estudio, por comunidades, los niveles de ansiedad social son “bastante parecidos” y, en concreto, Castilla y León presenta un nivel “parecido al resto”. Así, se puede concluir que los universitarios españoles son más similares que distintos, “bien sea por cuestiones de globalización o por otras cuestiones más profundas”. Las diferencias más significativas se encuentran en el aspecto de interacción con el sexo opuesto, en el que los hombres vascos y las mujeres de Navarra salen peor parados.
Por el contrario, las mujeres de Andalucía, Cataluña, Asturias, Madrid, Baleares y Galicia parecen manifestar menos ansiedad social que las de otras comunidades autónomas en alguna de las cinco dimensiones de la ansiedad social: hablar en público o con personas de autoridad, tratar con desconocidos, interaccionar con el sexo opuesto, realizar una expresión asertiva de molestia, desagrado o enfado y quedar en evidencia o en ridículo.
En este sentido, destaca que las estudiantes de Derecho y de Política y Sociología presentan niveles menores que la media, lo que hace pensar que dichas universitarias necesiten ser más “atrevidas” para estudiar estas carreras o bien que de por sí sean mujeres “más desenvueltas” las que les atraen dichas carreras.
Relación con el sexo opuesto
En general, no hay ninguna diferencia significativa entre los varones universitarios en tres de las cinco dimensiones de la ansiedad social. Sin embargo, quizás la diferencia más marcada entre los varones se da en la interacción con el sexo opuesto, en la que los universitarios del País Vasco salen peor parados a la hora de relacionarse con las mujeres, aunque las vascas presentan en este campo niveles similares al resto, como apunta el estudio.
Respecto a las mujeres, las diferencias “son más complejas y más frecuentes”. En la dimensión “interacción con desconocidos” parece que las mujeres de Andalucía y Cataluña y, en menor medida, las de Asturias, Madrid y Baleares tienen menor ansiedad social que otras comunidades autónomas. No obstante, en interacción con el sexo opuesto, las mujeres universitarias de Navarra muestran mayor ansiedad social que la media de algunas otras comunidades autónomas.
Con respecto a la expresión de molestia, desagrado o enfado, las estudiantes de Cataluña muestran menos ansiedad social que algunas otras comunidades autónomas. Finalmente, en la dimensión “quedar en evidencia o en ridículo”, las mujeres de Cataluña, Galicia y Murcia se encuentran por debajo de la media.
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