Vuelvo de París. En general cuando viajo suelo escribir. Es una pausa que me llena de paz y me incita a reflexionar desde el cielo sobre todo aquello que pasa por mi vida. Por esta razón me apasiona redactar mis artículos mientras vuelo. Es sorprendente y extraño, pero es mi momento.
Hoy mi crónica va dedicada a una amiga, una buena amiga con la que he compartido mucho. Lo último este viaje; pero he vivido con ella muchas más ocasiones buenas y no tanto.
Es el ejemplo de persona que nos ayuda a las demás a mantenernos en el filo de la navaja profesional y por ello creo que es justo dedicarle al menos una crónica. Porque mujeres como ella son parte de nuestros logros, piezas clave del triunfo de sus maridos, puntales de nuestros valores sociales, y repito en ocasiones origen de nuestro éxito.
Ella y otras muchas cuidan de sus madres, de sus hijos, de sus amigas y parece que no hacen nada…
Si la conocierais comprenderíais el motivo. Estudió ICADE, trabajó en una multinacional donde tenía una brillante carrera como fiscalista y lo dejó todo para ayudar a que su marido construyera un grupo empresarial. Y lo consiguió. Mejor dicho, lo consiguieron.
Ella nunca lo dice, nunca habla de esto, se ríe, dice que es tonta y que no sabe de nada; pero es lo contrario, justo lo opuesto. Y su contribución ha sido decisiva.
Las mujeres como ella, en la sombra, no se jactan de logros y éxitos. Parece que sólo se" ocupan de comprar el pan y gestionar los aspectos domésticos"; pero no. Ella siempre detrás, pero mirando adelante, no sólo para que sus hijas consigan ir a los mejores colegios ingleses, no sólo para que las empresas familiares triunfen, sino también para que otras mujeres, sus amigas, podamos conciliar y llegar.
Recuerdo momentos duros en mi vida en los que, como no, estaba ella. Siempre ahí, discreta, pero eficaz y silenciosa. Operaban a mi hijo de urgencia el mismo día que acababan de ingresar a mi madre entre la " vida y la muerte". Mi marido, trabajando en París y mi agenda llena de reuniones importantes. Con el cerebro bloqueado sólo tuve que marcar un número: el suyo. A ella pareció no importarle y hasta hubiera dicho que esperaba mi llamada. Lo dejó todo y se quedó a los pies de cama de mi hijo soportando todo el postoperatorio, alegrándole a él y tranquilizándome a mí.
Ella y otras muchas cuidan de sus madres, de sus hijos, de sus amigas y parece que no hacen nada…
Es divertida y ocurrente y ahora sufre. Sufre porque la vida le está dando un golpe tremendo y no puede demostrar su dolor. Pero una vez más y como siempre, sigue ahí, con su sonrisa, con sus lágrimas calladas, para que a su alrededor parezca que no pasa nada.
Ella, mi amiga Maria José, es una personalidad en la sombra a la quería reconocer su importancia y transmitirle toda mi gratitud. Mujeres así son las que contribuyen a mantener vivos los valores de esta sociedad en donde muchos, en ocasiones, nos olvidamos de lo realmente importante.
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