Opino que los humanos somos como una varita mágica. Esto es así porque, como he podido comprobar a lo lardo de mi vida, si queremos de verdad, tenemos el poder de cambiar las cosas.
La dificultad mayor es saber realmente donde está el objetivo y asumir el coste que tiene hacer el camino.
Precisamente en las peores situaciones es donde el desafío es mayor. Es ahí donde el aprendizaje del “cómo” es más duro y también es ahí donde la obtención del resultado es más gratificante.
Los humanos, todos y cada uno de nosotros, venimos con un talento determinado. ¡El que sea!. Y si nos formamos y desarrollamos en ambientes adecuados, podemos llegar a ser brillantes cada uno a su manera.
Cuando no hay posibilidad ninguna de cambiar el escenario, ¿qué puedes hacer? ¡Evolucionar! El único avance posible es el interno porque el externo te está negado por las circunstancias. ¿Y eso cómo se hace? Aumentando tu comprensión de lo que está sucediendo para alcanzar un plano de conciencia en el puedas escuchar y ver más allá de todas las emociones frustrantes que te produce el estado en el que te encuentres.
EMOCIONES FRUSTRANTES Y MIEDOS
El miedo y todas las emociones que trastornan la energía y el enfoque de las cosas, nos vuelve negativos y dañinos; además de dejarnos solos. Esto último lo digo porque si bien a la corta los que te rodean te soportan con tu discurso negativo, a medio plazo están hartos de oírte y lo que prefieren es evitarte.
La negatividad solo sirve para trastornarlo todo y, además, no está de moda. Ni en familia, ni entre amigos y menos en el trabajo. Un ser negativo contamina el ambiente allá donde se encuentre y, salvo que los que le rodeen sepan ponerse a salvo de lo altamente contaminante que es, todo lo deja impregnado de ese no saber estar en la vida y con la vida.
No conozco trabajos científicos sobre el desgaste energético de un humano cuando es negativo pero mi intuición me dice que tiene que ser muy elevado. La negatividad nos pone tensos y mohínos. Ni el gesto ni el pensamiento fluyen en serena armonía. Lo hacen desde los vastos territorios del “lado oscuro”. Salir de ahí no es sencillo. Por eso pienso que tiene que hacer falta más energía.
¡ATRAVIESALO TODO!
Identificado el lado oscuro (que todos lo tenemos), lo mejor es aceptarlo. Claro que para identificarlo con detalle y llegar a la conclusión de cuáles son las zonas erróneas y los procesos mentales equivocados (miedo) puede que tengas que hace varias sesiones de terapia.
¡No pasa nada!. ¡Viva la terapia!. Atravesemos los miedos y todo lo demás. Y descarguemos la mochila de las ideas preconcebidas y los prejuicios y los ocultos dramas de la infancia. (Quien los tenga, claro está).
Hay que limpiarse y atravesarlo todo, porque hay que ir ligero de equipaje. Porque el tiempo pasa muy deprisa y porque cuando menos nos damos cuenta resulta que ya nos toca marcharnos.
¡SACA TUS TALENTOS Y DISFRUTA CON ELLO!
Los humanos, todos y cada uno de nosotros, venimos con un talento determinado. ¡El que sea!. Y si nos formamos y desarrollamos en ambientes adecuados, podemos llegar a ser brillantes cada uno a su manera. Un pastor cuidando ovejas, un piloto llevando un avión, y una soprano cantando la Mamma Morta.
La clave del asunto pasa por entender que el talento es la forma en la que nuestro ser creativo se manifiesta y que es condición de nuestra existencia humana ser creativos para sentirnos en contacto con lo que se mueve en lo más profundo de nuestro ser.
Ser creativo te lleva a experimentar tu riqueza interior en vivo y en directo. Se trata de un compromiso vital e ineludible. Si lo sientes y no vas a por él, cuando te toca irte de aquí es como si no hubieras vivido.