El miedo constituye un reflejo indispensable para la supervivencia, un ingrediente primordial de nuestro instinto de conservación. Nos permite detectar de antemano los peligros, evitarlos, huir de ellos y tomar medidas para encararlos y superarlos cuando este se descontrola convirtiéndose en pánico. Esta emoción tan intensa puede alterar las funciones vitales, perturbar el juicio, incapacitarnos para responder eficazmente a diversas situaciones.
A este nivel existen diversas formas de miedo. Los de nivel 1, son "los que simplemente suceden", como puede ser una catástrofe, envejecer, la pérdida de la situación económica o de un ser querido, etc. Otros "los que exigen acción" como puede ser retomar estudios, comenzar o terminar una relación, hablar en público, conducir y un largo etc.
La economía y la crisis están generando en algunos sectores la emoción del pánico, incapacitando a sus gestores a la hora de tomar decisiones creativas. Los del nivel 2, son "aquellos que involucran el yo", están representados por el miedo al rechazo o al éxito, ser vulnerable, sentirse impotente, se hallan mas relacionados con los estados de la mente.
Todos ellos engloban uno más amplio que está dado por "el miedo a no poder afrontar lo que la vida nos depara". Lo único que puede ayudar a disminuirlo es la confianza en nuestra propia capacidad para afrontarlo. Su falta inhibe lo que queremos conseguir en la vida, la consciencia de ello, será como un rayo láser, dará un enfoque más nítido, de lo que necesita ser cambiado.
La economía y la crisis están generando en algunos sectores la emoción del pánico, incapacitando a sus gestores a la hora de tomar decisiones creativas.
El pánico, como cada vez que escuchamos el incremento de la prima de riesgo, genera sentimientos de indefensión, esa sensación de "qué puedo hacer yo" empapando de catastrofismo la percepción de la realidad.
Resulta altamente perjudicial en situaciones de crisis económica no solo para quien lo sufre, sino también para quienes le rodean: su efecto es altamente contagioso.
A diario vemos estos hechos, como una constante tanto en las terapias como en las sesiones de coaching ejecutivo, igual en hombres que en mujeres, en jóvenes o en personas maduras. Pero también observamos que con una comprensión y contención, estas situaciones se pueden revertir.
Los momentos de inestabilidad económica, como la que estamos viviendo, generan un impacto en empresarias/os y familias enteras, sentimientos, que pueden vivirse de una manera traumática. Ante ello, hemos de entrar en procesos de transformación donde no solo seamos capaces de sobrellevarlos, sino que además podamos crecer, salir renovados y fortalecidos.
*Alicia Kaufmann es Catedrática y Coach Ejecutivo y Marta de Prado García, Psicóloga Forense y Terapeuta.
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