Soledades y nuevos tiempos

Forma parte de nuestra naturaleza compartir y amar. Cuando ejercemos la soledad sin estar conectados a la tierra, los animales, las plantas y a otros seres humanos,  dejamos de existir tal y como somos de verdad para convertirnos en sombras de carne y hueso. 

Iguales y diversos

Un humano pleno es aquel que se comparte, no el que se aísla. Nuestra competitiva sociedad y el culto a los estereotipos ha creado humanos profundamente desgraciados porque, en el afán de cumplir expectativas (ya sean propias o de otros), se desconectan de todo aquello que les hace sentirse parte del todo.    

Somos, en lo esencial, iguales. Lo mismo que somos también diversos para el resto de asuntos de la Tierra  El fenómeno cada día es mayor y se agrava si a eso le unes la creencia de que eres diferente a los demás.   

¡Todos somos iguales, por diferentes que nos veamos! Lo que nos hace iguales está instalado  en el origen de nuestras vidas, pues todos somos portadores de la fuerza que nos pone aquí. ¡Para todos es la misma! No hay diferencia entre unos y otros.  La misma fuerza  que  dejamos, también todos por igual, cuando nos marchamos.   

Somos, en lo esencial, iguales. Lo mismo que somos también diversos para el resto de asuntos de la Tierra.  De eso se encarga el lugar en el caemos por nacimiento y nuestro caminar por la vida.

Soledad dañina

A ejercer de solitario se llega por voluntad o porque a uno le ponen ahí las circunstancias.  Maneras de serlo hay muchas: con alegría o tristeza; con creatividad o sin ella;  generando pensamientos positivos o negativos; pasiva o proactivamente, etc.

La soledad grave, por  dañina, es la que se te instala en el centro de tu casa y te atrae cual epicentro maldito hacia un aislamiento rotundo y aplastante.  Disfrazada de complacencia y bienestar, hunde sus garras en no sé dónde de ti y te ancla a una zona de confort en la que te instalas sin remedio.  ¡Por eso es grave!. Porque se adueña de ti, te inmoviliza y te aísla. ¡Y la vida es acción!.

Las víctimas de este fenómeno hoy lo tienen más difícil que nunca. ¡Es tan fácil quedarse inmóvil!. ¡Es tan sencillo abandonarse ante una buena película o detrás de un ordenador o con los dedos "pegados" a la pantalla táctil de un móvil!. Es tan simple fingir, dentro de la realidad virtual, ser un estereotipo para vivir una ficción y entretener el paso del tiempo anclado en realidades que te alejan del hecho de ejercer de humano de verdad.

Esa soledad es una vía para hacerte sentir parte de algo más grande y por ende, compartirte con lo que te rodea como uno más ¡Uno de esos de carne y hueso, llenos de pasiones y de miedos. De los que se equivocan y aprenden. De los que se caen y se levantan más sabios y más completos. De los que se perdonan y perdonan. De los que se muestran como son. De los frágiles y vulnerables. De los que a pesar del miedo, avanzan. De los que ante todo se aman  y saben compartirse amando. De los que envejecen y además, saben hacerlo bien!

Soledad valiosa

Una soledad bien entendida puede ser altamente enriquecedora y hasta incluso necesaria, pues en el silencio que somos cuando la gozamos, podemos sorprendernos con el grato encuentro de una parte de  nosotros mismos que, probablemente, ni siquiera hayamos  visto nunca.  Depende de cada cual el llegar a semejante extremo, pero es posible. 

Esa soledad es una vía para hacerte sentir parte de algo más grande y por ende, compartirte con lo que te rodea como uno más. A partir de ahí todo es movimiento y sólo depende de nosotros elegir que sea hacia delante y en positivo. 

Compartir y amar

Son tiempos de cambios sociales profundos en los que las relaciones humanas están viviendo una gran evolución.   Afloran por todas partes nuevas intenciones asentadas en la idea de poner en valor lo que nos hace iguales, y nuevos modelos relacionales abiertos y variados. Entra en juego, socialmente hablando, la aceptación de todo eso. ¡Una gran lección evolutiva para aquella sociedad que se proponga avanzar en positivo!.

Ahora conectar con humanos diferentes con intereses comunes es sencillo. Los movimientos grupales están en todas partes y son muy accesibles.  Además, cada cual decide cómo y de qué forma y con quién quiere estar en cada momento. Esa libertad es una característica de nuestro tiempo altamente valiosa,  que facilita el camino para salir del aislamiento y provee a aquel que la ejercita en positivo de  una existencia variada, dinámica y constructiva en la que compartir y amar (en sentido amplio) se convierten en realidades posibles.

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