Solas

Mi abuela solía decir que la mujer estaba hecha para ir del brazo de un hombre… .Mi madre no estaba de acuerdo con tal afirmación y por supuesto yo tampoco…pero el otro día en mitad de una conversación y sin más preámbulos me dijo: ´Quizás tu abuela tenía razón´

A pesar del inmenso cariño de sus hijos, de sus numerosísimas amigas , de su admirable alegría y vitalidad …mi madre, tras doce años de viudedad, se sentía sola.

Dicen que vivir sin amigas no es vivir…y yo lo comparto plenamente. Tengo cinco buenas amigas que hacen que cada día mi vida sea mejor. Dos de ellas están separadas, una soltera, otra es viuda y la quinta está felizmente casada. Todas son brillantes profesionales y admirables personas, pertenecen a diferentes clases sociales y culturales, cada una tiene su peculiar carácter, pero todas tienen algo en común: a lo largo de este año se han sentido solas.

Ahora que nos azota la crisis económica, ahora que la incertidumbre política de nuestros dirigentes nos enturbia el futuro, ahora que peligran nuestros empleos y nuestra frágil sociedad se tambalea…ahora más que nunca nos sentimos solas.Pero no son el desempleo, las enfermedades, las incertidumbres o las separaciones las que nos hacen sentirnos solas. No son las catástrofes y los fracasos los que nos envejecen y nos matan. Es la manera en cómo los demás nos miran y se ríen, la manera en como los demás nos desairan o recriminan…

Con los demás no estamos solas, pero por los demás sí nos sentimos solas. No sufrimos por estar solas, sufrimos por el por qué de sentirnos solas.

Y nos sentimos solas porque no llegamos a comprender que es más importante ser una misma, que cualquier otra cosa.
Porque sacrificamos lo que pensamos, lo que sentimos, lo que deseamos, por no perder una ocasión de éxito, un empleo bien remunerado, por ganar una determinada posición social o por un amigo influyente…En definitiva, por buscar la aceptación de los además.

Mientras, nos olvidamos que si no nos aceptamos a nosotras mismas, difícilmente nos aceptaran los demás…¿Pero cómo vamos a aceptarnos si actuamos en contra de nuestros principios, si perdemos nuestra integridad, si no somos capaces de transmitir la convicción de autenticidad?

No sé si mi abuela tendría razón o no, pero la realidad es que no siempre vamos a tener un brazo al que aferrarnos, y no importa que seamos la señora de la casa o la señora de la limpieza, profesora o alumna, jefa o subordinada. Seamos lo que seamos, en muchos momentos de nuestras vidas vamos a estar solas. Por eso lo importante no es la persona en la que podamos apoyarnos sino la persona que hace que no necesitemos apoyarnos.

Lo importante no es la persona en la que podamos apoyarnos sino la persona que hace que no necesitemos apoyarnos.Debemos tener la libertad de expresar lo que sentimos y el valor de actuar como pensamos, con confianza en cómo somos, en lo que hacemos y en por qué lo hacemos.

Supongo que habréis experimentado alguna vez, la sensación de placer cuando, después de analizar las consecuencias y de medir los riesgos, hacéis algo que llevabais mucho tiempo queriendo hacer pero algo os lo impedía.
De repente empiezas a notar cómo se acerca, como está llegando una ola de satisfacción, cómo se acumula y como finalmente explota y salpica un sin fin de gotas que te empapan.

Y aunque estés sola en una habitación pequeña, delante de tu mesa de trabajo o en una gran ciudad extraña, te sientes llena de la felicidad que te da ser tú misma.
Por eso:

  • Sal a la calle y se tu misma sin importarte lo que digan los demás.
  • Sigue adelante con esa sensación de euforia no importa cuánto dure.
  • Piensa que las oportunidades, las pequeñas cosas que te hacen ilusión, no han hecho nada más que empezar.
  • Dale un beso a quien más quieras.
  • Tómate el día de vacaciones.
  • Regala una sonrisa y una palabra agradable a quien menos se lo espere.
  • Respira el reconfortante viento del norte.
  • No te preocupes si estás despeinada.
  • Escucha una canción que te haga vibrar.
  • Y baila…

…No dejes de bailar. Notarás cómo te siguen, cómo el mundo perderá la neblina que lo cubría. Y la vida, tendrá un color más intenso: tu color.                                                  

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