Sexo: ¿una evasión?

Se ha comprobado que el ser humano tiene una inmensa capacidad para evadirse. Respecto a esto, el sexo puede realizarse con la finalidad de cumplir distintos cometidos, y no siempre son éstos la procreación y el placer. De hecho, hay personas que utilizan el sexo para refugiarse de las miserias de su vida diaria o para evadirse de sus problemas.

La evasión puede cumplir una función positiva en situaciones amenazantes, pero también puede conducir a serias complicaciones. La evasión cumple la función de actuar como mecanismo de defensa. Se presenta cuando una persona siente algún tipo de conflicto (agobio, temor, culpabilidad…) con respecto a una situación determinada y actúa como si ese conflicto no existiera. Es una paradoja que permite a la persona continuar con su vida sin tener que gestionar la situación conflictiva. Inconscientemente, cree que al ignorarla no tiene necesidad de enfrentarla.

La evasión puede cumplir una función positiva en situaciones amenazantes, pero también puede conducir a serias complicaciones. La persona, inconscientemente, cree que al ignorarla no tiene necesidad de enfrentarla.La forma más común de evasión es mediante el consumo de drogas. No obstante, no es la única manera. En ocasiones la persona consigue evadirse sin necesidad del consumo de una sustancia química. Hay individuos que han desarrollado la habilidad para desconectar de su realidad viendo televisión, navegando por Internet, comiendo… y sí, también, practicando el sexo.

Se puede decir que para este tipo de persona es irrelevante con quién se tienen relaciones sexuales. Lo importante es tener la oportunidad de evadirse y olvidarse de su cotidiana realidad. Por ello, cuanto más acusada es la necesidad de evasión, mayor será la compulsión hacia el sexo.

La persona experimenta un conflicto y casi de forma automática busca sexo para evitar enfrentarse a dicho conflicto, para evadirse… Obviamente, en la medida en que esta situación se repite, el grado del problema es mayor.

La gran paradoja, es que si al principio la persona actúa para eludir enfrentarse a una situación problemática, al no hacerle frente, lo único que consigue es complicarse la vida aún más.

Quienes caen en la práctica de evadir los problemas, sulen encontrar que luego estos son mayores y que han de sufragar los daños ocasionados por su tendencia a la evasión. Terminan entendiendo que la evasión no representa ninguna solución real. Se dan cuenta de la necesidad de cambiar el uso que han ido haciendo del sexo.

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