Sólo el 4,4% de los directivos son mujeres

Según el Índice de Participación de las Mujeres (IPM) de 2010, llevado a cabo por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), las mujeres argentinas tienen muy pocas posibilidades de alcanzar puestos directivos en empresa de primera línea. Sólo ocupan el 4.4% de dichas posiciones ejecutivas.

Para esta investigación, el IPM relevó alrededor de 1100 posiciones directivas (CEO, Presidente/a, Director/a General) de 1000 grandes empresas.

Trabajadoras sí, directoras no
Es sabido que en la última década el acceso de las mujeres argentinas al trabajo ha fluido de un modo muchos más orgánico. Sin embargo, el salario medio sigue siendo inferior al de los hombres y su participación en puestos ejecutivos sigue siendo minoritaria.

Las mujeres están a cargo sólo en empresas de menor facturación. El sector privado es uno de los espacios donde se hace más notoria la subrepresentación de las féminas. La Fundación de Investigaciones Latinoamericanas (FIEL), ha realizado una encuesta que demuestra que el 38% de las empresas argentinas no tienen ejecutivas mujeres y en el 70% de los casos que declararon tenerlas, las mujeres representaban el 20% de los puestos de este tipo. Sin embargo, las mujeres están a cargo sólo en empresas de menor facturación.

Lo que también se ha puesto en evidencia son los prejuicios no sólo con las mujeres en posiciones de liderazgo; sino que además se las segrega dependiendo de la actividad principal de cada empresa. Hay actividades específicas en las cuales las mujeres no pueden ocupar puestos jerárquicos y que están reservados de antemano para los hombres.

Muchas empresas, pocas mujeres
Según los registros del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, hay muchas Cámaras Empresariales registradas en él ; aunque la presencia femenina en puestos decisorios es más que baja: sólo 4 de cada 134 puestos directivos son ocupados por mujeres (3%) y este número apenas se ensancha en las mujeres dentro de comisiones directivas (6%).

Luego de 200 años de historia, por fin se ha comprendido que las mujeres son aptas para el trabajo; pero al parecer falta mucho para entender que además podemos ocupar posiciones de mando.

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