Rutina minimalista de cuidado facial

En numerosas ocasiones, en el cuidado facial, tendemos a priorizar muchos productos en lugar de unos pocos que tengan muchos beneficios. La lógica es común, pero no responde a las necesidades de nuestra piel. Por este motivo, a continuación, te proponemos una rutina de cuidado facial minimalista basada únicamente en cuatro pasos: limpieza, exfoliación, sérum e hidratación. En cualquier caso, no solo basta con seguir estas pautas, sino que también será importante optar por productos de calidad como, por ejemplo, los de Biotherm.

Limpieza

La limpieza es uno de los aspectos fundamentales del cuidado de la piel. De este modo, podemos optar por limpiar nuestra cara de forma natural con un algodón mojado en aceite o en manzanilla o con algún producto elaborado para este fin, como puede ser un tónico a base de agua de rosa. Una vez realizado el primer paso, podemos lavarnos la cara con un jabón cuyas características se adecúen a las particularidades de nuestra propia piel.

Una buena limpieza no es nada sin una buena exfoliación.

A la hora de elegir el jabón, deberemos tener en cuenta, por lo tanto, la tipología de piel que tengamos. Así, por ejemplo, el jabón de rosa mosqueta y de manzanilla es recomendable para pieles sensibles, mientras que el de arcilla y laurel lo es para pieles grasas.

Exfoliación

Una buena limpieza no es nada sin una buena exfoliación. Por ello, es recomendable exfoliar la piel un par de veces a la semana, siempre de una forma suave. De esta manera, conseguiremos retirar las células muertas y promover la generación de otras nuevas.

Con todo, a la hora de buscar un exfoliador, es importante fijarnos que este no contenga microplásticos, ya que resultan muy dañinos para la piel. En cualquier caso, el tipo de exfoliante que escojamos dependerá, nuevamente, de las características de nuestra piel. En una piel seca, por ejemplo, no se debería aplicar un exfoliador muy agresivo.

Sérum

Los sérums son tratamientos diseñados para hidratar en profundidad tanto el rostro como el cuello. Así, si comparamos un sérum con una crema facial convencional, descubriremos que su principal ventaja radica en que este cuenta con una mayor concentración de activos. De este modo, los sérums, productos empleados internacionalmente y que a menudo llegan a otros países gracias a la traducción médica, suelen contener menos ingredientes y presentar una base acuosa, lo que facilita su penetración en la piel.

Los sérums son tratamientos diseñados para hidratar en profundidad tanto el rostro como el cuello.

En este sentido, los sérums tienen una mayor eficacia en comparación con las cremas convencionales. No obstante, esto no significa que debamos reemplazarlas, por el contrario, podemos combinar su uso para multiplicar los resultados obtenidos. En el caso de las pieles grasas, puede ser aconsejable emplear únicamente uno de los productos, para no engrasarla en exceso. De cualquier forma, tanto en la selección de la crema, como del sérum o de cualquier producto de cosmética, siempre es aconsejable optar por productos de calidad.

Hidratación

Una buena forma de mantener la piel hidratada es a través de la aplicación de mascarillas hidratantes una media de dos veces a la semana. De esta manera, garantizaremos que nuestra piel esté bien hidratada y nutrida.

Además, si tu piel no es excesivamente grasa, también puedes optar por utilizar aceites para su hidratación. En cualquier caso, no es necesario aplicarlo a diario, haciéndolo únicamente dos veces a la semana será suficiente.

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