La periodista Rosa María Artal opina que Merkel se ha equivocado: “Está obsesionada con reducir el gasto público y el déficit”, desliza, mientras promociona su nuevo libro La energía liberada (Aguilar), un análisis que enfatiza la tolerancia del poder político ante la hegemonía de la especulación financiera.
¿Está todo tan mal como parece?
Las cosas están muy mal, estamos en un cambio de paradigma y es preocupante lo que ocurre. Pero lo que decimos tanta gente y que es a la vez el lema del movimiento Occupy Wall Street, que somos el 99% de la población dominado por un 1%, es cierto. Sólo con que queramos hacer algo y contrarrestar esta situación, ya vale.
Habla mucho del dinero en ‘La energía liberada’, pero ese dinero no se ve. ¿Existe?
Es paradójico, perseguimos una cosa que al final no está y que casi no vemos porque usamos otros medios de pago. Son anotaciones contables y hay algunos economistas que piensan que incluso las cosas se terminan perdiendo. ¿A ti te parece de recibo, por ejemplo, lo que le pasó hace poco a un banco alemán, que hizo una anotación el falso de 55.000 millones? Era la tercera parte de su activo. ¿Cómo se le puede perder a uno la tercera parte de su trabajo? Podríamos pensar que el dinero no existe, aunque algunos lo saben controlar muy bien.
¿Qué pintan los gobiernos en todo esto?
No están cumpliendo su labor, no pintan nada, pero para mí son los principales culpables de lo que pasa. Uno puede ser ético o no a la hora de especular con cosas serias, pero tiene que haber alguien que no lo permita. Y los políticos lo están permitiendo.
Yo siempre digo que utilizan la palabra libertad para lucrarse mientras hay gente que no tiene ni la libertad de comer.Entonces, ¿la responsabilidad última es suya?
De un lado sí, porque no cumplen su función de representar a la sociedad y velar por su bien, dejando a los especuladores que campen a sus anchas; del otro, tienen responsabilidad los grandes medios informativos, que también han ido degenerando. La información de masas, con matices y excepciones, no está haciendo que la gente se entere de lo que le está pasando.
¿Qué credibilidad tienen las agencias de calificación?
Son un instrumento muy poderoso del capitalismo. Ahora mismo acaban de amenazar con que, si les ponen trabas, dejarán de calificar y subirán los precios. Tienen un poder omnímodo, pero los que van a ganar dinero con todo esto se fían de ellas.
¿Y quiénes son los que ganan?
Desde 2007 hasta 2010 la población de millonarios ha crecido un 8,3% y el monto de sus ingresos también, al 9,7% anual. Nunca antes tuvieron tanto beneficio. En total, son 10,9 millones de personas, según datos de Merrill Lynch. Después están los mercados y una serie de fondos que se usan para especular. Eso es lo peor, que están especulando con la deuda, y eso hunde a países enteros.
¿Está destrozando la economía a la política?
En el libro cito a George Soros, un gran especulador bastante crítico con el capitalismo. Decía que este sólo busca el dinero y que su relación con la democracia es muy endeble, es decir, que no la tiene; no le cabía en la cabeza que la política se dejara vencer por el dinero. La mayor parte de los políticos que están mandando ahora y a los que ha votado la gente creen que las cosas son así, que el libre mercado lo justifica todo. Yo siempre digo que utilizan la palabra libertad para lucrarse mientras hay gente que no tiene ni la libertad de comer.
¿Qué le pasa a Europa?
Han creado una inmensa burocracia en Bruselas y en Estrasburgo. Que siempre haya sido una unión económica y que se haya rechazado, sistemáticamente, el que se convierta en una unión social real, política y fiscal ha lastrado mucho a Europa. Me encanta cuando Felipe González decía que la UE era "un puñetero reino de taifas".
De aquí a cinco años, ¿qué papel jugarán los denominados BRIC (Brasil, Rusia, India y China)?
Pues no lo sé, pero como yo viví lo de los Tigres asiáticos , que se hundieron, cualquiera sabe… Los BRIC son países que salen adelante, pero con muchas desigualdades sociales. Sus ciudadanos no pueden comprar lo que fabrican.
Cita mucho la caída del Muro de Berlín, ¿fue un punto de inflexión?
Fue al desaparecer el bloque de enfrente cuando tomó fuerza el neoliberalismo. Ese mismo mes de noviembre, en 1989, el famoso consenso de Washington incluyó las privatizaciones, la reducción del gasto público, la rebaja de los impuestos a los ricos, etc., en un texto que se dirigía a América Latina, pero que después se adaptó y terminó por imperar. Yo me asombro de que ahora la gente no contemple las privatizaciones como un robo a su patrimonio, porque lo hemos pagado todo con nuestros impuestos. Es terrible.
¿Está siendo ya la corrupción un problema para los propios partidos?
Es una de las principales causas de nuestro atraso y aquí se tolera. En los países nórdicos, por ejemplo, no tienen corrupción. Por otro lado, los partidos piden créditos, reciben subvenciones de formas muy raras, etc.
¿España tendrá que ser rescatada?
Es muy probable, porque se van a acentuar las políticas neoliberales y, como dice gente que sabe mucho por su experiencia, ese es un camino equivocado. Con el Partido Popular iremos a peor. Nos van a esquilmar sin que tenga solución el problema serio. La solución es fácil: que paguen impuestos los ricos, que se acabe con la economía sumergida y que se acabe de robar dinero público, que los que lo hayan robado, lo devuelvan; pero nada de eso se va a hacer. Que te rescaten, además, es una soga al cuello con una piedra de cinco toneladas colgando.
¿Por qué la indignación no salió antes a flote?
Islandia y las revoluciones árabes tuvieron un gran poder de llamada. Después aparecieron los libros, entre otros, ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, y Reacciona, que aportó mucha información; pero también películas como Inside Job, etc. Había gente que se estaba moviendo. Así que, cuando ya se tenía mucha información y había suficiente hartazgo, que fue cuando empezaron las mermas y subió el paro, todo cristalizó en Democracia Real Ya, que tuvo un gran poder aglutinador. Un día saltó la chispa. Los políticos deberían hacerse mirar que lo que triunfa es salir sin siglas y con carteles hechos a mano, creen que el asunto no va con ellos.
¿El 15-M debería encaminarse a la política o eso le perdería?
Es un importantísimo lobby. Hay distintas ideologías dentro y a lo mejor no cristalizan en un partido, pero es que los lobbies de influencia son muy importantes, lo estamos viendo con algunos muy chiquititos que están haciéndonos buena pupa…
¿Qué nos pasa a los medios de comunicación?
El periodismo está en crisis, lo decimos todos los días, y es por varias causas. La mayor parte de los grandes medios han formado emporios empresariales que atienden a muchas cosas, tienen un fin muy decidido a ganar dinero y, por otro lado, tienen cada vez menos. Después está la masificación informativa, hay demasiados medios y eso distrae. Internet es la tercera gran causa, les ha hecho a los medios una gran competencia.
Dice usted que es de las que "ama Europa".
Me pareció en su día una escapatoria maravillosa. La culpa de lo que le ocurre es de la UE, tal y como está ahora, pero es la que se votó. Y ya con Angela Merkel ha sido la repera. Conozco a mucha gente que apoya la idea de una Europa de los valores, la que inventó la democracia. Que al final se la carguen unos burócratas es muy lamentable.
¿Es Merkel la mala de la película?
Creo que se ha equivocado. Está obsesionada con reducir el gasto público y el déficit. Y eso es un error.
Sobre Rosa María Artal
Nació en Zaragoza. Es periodista y Escritora. Trabajó durante más de tres décadas, hasta 2008, en TVE. Su paso por el programa Informe Semanal es de los más recordados. También ha trabajado en RNE y El País. Actualmente colabora en este diario y en Público con artículos de opinión. Ha publicado seis libros, de literatura y periodísticos, entre otros, como coordinadora y coautora, Reacciona.
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