Distinguirse, diferenciarse, aportar algo más que los competidores. Es lo que se busca cuando se crea una marca para vender un producto o servicio en el mercado. Y puesto que buscar trabajo es en definitiva ponerse en venta en el mercado laboral, completar un buen curriculum con una forma de hacer, unos valores, una reputación, en definitiva, una marca, no sólo facilitará que nos compren; contribuirá a que lo hagan a un precio más alto.
Crear una marca significa, no sólo ofrecer lo que sabemos hacer, sino también un estilo o forma de llevarlo a cabo. Si lo primero queda recogido en el historial académico y profesional, lo segundo es lo que da forma a una marca personal concreta. Construirla, prestigiarla y difundirla cobra cada vez mayor importancia.
Crear una marca significa, no sólo ofrecer lo que sabemos hacer, sino también un estilo o forma de llevarlo a cabo. Seamos conscientes o no, allí donde nos desenvolvemos, tanto social como profesionalmente, se va creando una imagen de lo que somos y representamos. Se asocia a cada persona con los resultados que produce, con la imagen que proyecta o con las sensaciones que transmite. Esas percepciones se propagan y van ligadas a la persona en los entornos en los que es conocida, conformando en cierto modo su marca.
Ciñéndonos al terreno profesional, de cómo se construya esa marca dependerá en gran medida nuestro futuro. A nadie le interesará que la marca que se le asocie trasmita negatividad. Tampoco será positivo no ser asociado a marca alguna, no destacar, ser del montón; aunque hay a quien le va muy bien así, pero eso ya es otra historia.
Construye tu marca y dala a conocer
Lo primero es, por tanto, ser proactivos en la conformación de nuestra marca; no es buena táctica dejar que nos la adjudiquen los demás. Debemos controlar qué características debe incorporar, como queremos que se nos perciba, qué valores nos gustaría que se nos asocie. Esto sólo podemos conseguirlo a partir de nuestras competencias, de nuestros conocimientos y forma de desenvolvernos y de cómo todo esto es visto por los demás.
Nuestra marca debe resaltar los puntos fuertes y darlos a conocer. Es nuestra herramienta para vendernos. Lo que transmita debe responder a realidades. Generar expectativas irrealizables o falsas no lleva más que a contaminar la marca y a su descrédito. Por ejemplo, si asociamos nuestra marca al talante, al compromiso social o a la honradez y nuestro desempeño no se ciñe a estos valores, hemos hundido nuestra marca.
Nuestra marca debe resaltar los puntos fuertes y darlos a conocer. Es nuestra herramienta para vendernos. Lo que transmita debe responder a realidades. Generar expectativas falsas no lleva más que a contaminar la marca y
a su descrédito. Una vez construida hay que divulgarla. Cuando se trata de moverse en el mercado profesional, el conocimiento de la marca personal debe trascender los ámbitos de la empresa en la que trabajamos o hemos trabajado. Es necesario proyectarla al mercado laboral y que acompañe a nuestro curriculum como seña de identidad. Las redes sociales y recurrir a referencias adecuadas, pueden ser de gran ayuda en esta tarea.
Las marcas blancas se venden más baratas
En definitiva, se trata de convertirse en un “profesional de marca” frente a “profesionales de marca blanca”, que no pueden diferenciarse y tienen que venderse (trabajar en este caso) a menor precio. Es posible encontrar multitud de abultados curriculum similares. Pero si aportamos una marca personal reputada, el nuestro destacará.
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